El campo cubano de mal en peor: falta de mano de obra e improductividad, el binomio comunista

Elías Amor Bravo economista

En un programa de la televisión cubana que suele tratar asuntos relativos a la economía, intentaron dar respuesta a una pregunta sorprendente ¿Nos estamos quedando sin trabajadores en el campo? Si. Han oído bien, ahora resulta que el campo cubano expulsa empleo y claro, a partir de ahí, la conclusión inmediata del régimen: si no hay trabajadores en el campo no puede haber producción. E identifican esa “fuga” de empleos como un factor que explica la improductividad agropecuaria en Cuba. ¿Alguien entiende algo?

Para comenzar, hay que decir que este análisis es incorrecto por un motivo. No tiene en cuenta la importancia de la innovación tecnológica para las actividades agrarias. Por ejemplo, España con menos del 4% del empleo en el sector agropecuario es una nación que exporta a toda Europa sus principales producciones hortícolas y frutales, incluyendo derivados del cerdo, como jamón y embutidos. La pregunta es, ¿por qué Cuba con casi la quinta parte de la ocupación en el sector agropecuario es incapaz de alimentar a la población, y España con menos del 4% no solo alimenta a todos los españoles sino a buena parte de los europeos?

La respuesta está en la tecnología. El campo español ha experimentado procesos de expulsión de empleo desde los años 60 del siglo pasado, como los que ahora vive Cuba, pero la producción agropecuaria no sólo no ha descendido, sino que ha ido en aumento. Antes decenas de miles de trabajadores se empleaban todos los veranos en la siega del cereal castellano, ahora un productor agrario con una segadora automática, no solo cosecha el campo, sino que fabrica al mismo tiempo las balas de paja que se comercializan en los mercados del norte de Europa donde escasea el alimento de ganado. La tierra es mucho más productiva que nunca.

La rentabilidad de las explotaciones de cereal, viñedos, el olivar, pasando por todo tipo de frutales ha hecho que el sector agropecuario español sea uno de los más atractivos de la economía para invertir y ganar dinero. El sector privado empresarial se ha encargado de lograr esa magia que es real.

En Cuba, con tanta influencia y predominio del estado y del gobierno en la producción agropecuaria, la tendencia ha sido justamente inversa y ahora, crece la alarma entre las autoridades porque la dinámica demográfica negativa general que sufre la población, está afectando de forma especialmente intensa a las actividades agropecuarias lo que, según los dirigentes, “poner en situación de peligro la seguridad y soberanía alimentarias, y a otras ramas de la economía y la sociedad”. Y se dan cuenta ahora.

De modo que los dirigentes se enfrentan a un problema increíble. El sector de la economía cubana que concentra mayor volumen de empleo, rebasando las 994 mil personas, casi la quinta parte del total como se ha dicho, es un sector en que escasean trabajadores. Y en ese programa de televisión se dedicaron a tratar este asunto.

Lo primero fue la migración hacia la ciudad, calificado también como “un problema no solo para la economía sino para toda la sociedad, las familias y el país, incluyendo las que se dan entre provincias y municipios”. Calificado como “tema decisivo en la dinámica demográfica de Cuba, que como se ha explicado decrece poblacionalmente y en algunos territorios, constituye un problema universal, de la misma manera que se da la migración de la ciudad al campo, pero en mucha menor escala”.

Y a partir de esta consideración, se estableció el análisis de los movimientos de población de las zonas rurales a las urbanas considerada mayoritariamente femenina (alrededor del 17% de toda la que se manifiesta en el país), y con predominio como no podía ser de otro modo, de las poblaciones en edades activas y reproductivas. Mientras tanto, en las zonas rurales reside aun casi la cuarta parte de la población, un 23%, 2,3 millones de personas, mientras 8,7 millones residen en las urbanas, apuntando a una distribución desigual, de la Granma, eminentemente agrícola y con zonas montañosas, donde el 40% de sus habitantes vive en zonas rurales, a La Habana es, por definición, totalmente urbana. En las zonas rurales hay más hombres que mujeres, además de resultar las zonas de mayor envejecimiento y los hábitos de incorporación de la mujer al trabajo en la zona rural, de manera formal, son menos remunerados que en la urbana.

La migración interna, que es el objetivo a abordar por medio de las políticas “socialistas” que dirigen la nación, tienen su origen en las diferencias entre territorios en aspectos como las condiciones de vida y de trabajo de las personas que tratan de moverse a lugares buscando mejores oportunidades o condiciones de vida y laboral. Nada nuevo bajo el sol. Este móvil interesado es el mismo que se da en otros países del mundo.

A ello se añaden otros factores que son específicos del caso cubano, como por ejemplo, que ni siquiera dentro de la propia gama de las agropecuarias hay los mismos incentivos, no solo salariales o de pago por resultados. En materia de comercialización de productos, por ejemplo, los problemas con los viales, con la transportación, que afectan  el ámbito doméstico, el  combustible para la cocción de los alimentos, inciden en estas motivaciones. El eterno problema de los incentivos que son proscritos del régimen comunista, pero son más importantes que nunca.

En segundo lugar están las cuestiones relativas a la organización social de las actividades y de la vida en esas comunidades, donde las relaciones de género tienden a ser incluso comparativamente más asimétricas, más desiguales. Ello incide en esa migración mayoritariamente femenina hacia las zonas urbanas. Conclusión, la mujer cubana sigue siendo inferior a los hombres a pesar de la demagogia de la llamada revolución.

Y en tercero se refiere al acceso a los servicios de Salud, de Educación, que motivan también que muchas personas ante las dificultades con el transporte sientan la necesidad de acercar a sus hijos a las escuelas. Los logros de la revolución no llegan a todos. Todo era un cuento.

Entonces, los participantes en el programa coincidieron en que hay que atender las diferencias en el territorio si se quiere lograr algo, pero se tiene la impresión de que también, en este tema, se llega tarde y mal. Será muy difícil actuar sobre tendencias de la población que llevan décadas manifestándose ante la inercia de los dirigentes, y más difícil aún que ello pueda ayudar a resolver el problema de una supuesta falta de mano de obra agropecuaria.

Ninguno de los asistentes se detuvo en considerar que tal vez el problema esté relacionado con la forma de gestionar los medios de producción, tierra y trabajo, que en el sector agropecuario cubano son de titularidad estatal y no se pueden beneficiar de la gestión mercantil privada. Tal vez habría que empezar por las relaciones de producción, que limitan, frenan y coartan el potencial productivo del campo cubano. 

La migración del campo a la ciudad se podrá frenar, y de forma drástica, si las rentas, salarios y beneficios, crecen en el primero lo que tiene que está directamente relacionado con las ganancias sostenibles de productividad y la rentabilidad de las explotaciones. Ese es el modelo a ensayar, como hicieron vietnamitas o chinos, donde la tecnología juega un papel clave para aumentar la producción y la productividad.

En el programa se dijo también que “los jóvenes no quieren ir al campo” y se explicó que no es un fenómeno exclusivo en Cuba, citando el caso de China, donde el desempleo joven se encuentra al 20% ya que muchos prefieren quedarse en las ciudades con bajos salarios a ir al campo a trabajar o vivir en zonas más rurales. No deja de ser significativo, resaltar en este punto, el empleo masivo de mano de obra joven inmigrante en los sectores agropecuarios de los países avanzados. No es verdad que el joven no quiera participar en la producción del campo. Se deben dar condiciones para ello.

Una serie de comentarios llegaron al programa, como el que dijo que “se tiene que estimular al que de verdad produce y eliminar ya el voluntarismo institucional” de una clarividencia notable. Otro dijo que las personas que logran desarraigarse del lugar de donde viven en el campo lo hacen “por mejoría de vida, porque se cansan al no existir una buena remuneración de las labores agrícolas”. Incluso hasta se citaron los apagones en las zonas rurales, al parecer mucho más continuos y generalizados que en las urbanas.

Y bien, ¿Qué soluciones se plantearon por la dirigencia comunista para afrontar este fenómeno de despoblamiento del campo?

Pues que nadie espere nada nuevo porque, además, ninguna de ellas ha sido objeto de valoración. Siguen apostando, al parecer, por el programa de entrega de tierra en usufructo que se ha desarrollado en el país, hasta alcanzar 200 mil usufructuarios y casi más de 400 mil  tenentes de tierra, y ahora pretenden otorgar tierras a los jóvenes que se licencian del Servicio Militar Activo, otro gran error en ciernes. Los resultados de esta política de cesión de tierras son bien conocidos y no han servido para estimular la producción porque nadie considera que esas tierras son suyas, y por tanto se carece de incentivos para su mejora y explotación eficiente.

El asunto se ha  complicado en los últimos tiempos, con la adopción de las estrategias de desarrollo territorial local, que por obra y gracia de los comunistas buscan reforzar el vínculo de  la población con la estructura productiva, en un ejercicio agresivo de ruptura del mercado interno que debería orientar las decisiones de producción a nivel nacional.

En cuanto a la necesidad de potenciar la formación de personal cualificado y técnico en sus zonas de origen para el sector agropecuario, no parece que sea posible ya que exigiría un volumen de gasto difícil de sostener en la situación actual deficitaria.

Por lo que respecta a la vivienda para estimular la permanencia de los jóvenes que se dediquen a las actividades agrícolas, tampoco parece que esté claro que se pueda actuar a ese nivel si no aparecen las entidades encargadas de construir las edificaciones o mejorar las existentes.

De modo que el régimen se encuentra desbordado ante el fenómeno de las migraciones internas y externas y el impacto que tienen sobre las necesidades de empleo en determinados sectores. El temor es que empieza por la agricultura y ganadería, pero en cualquier momento la falta de empleo se puede extender a otros sectores de la economía, como vivienda, transportes o construcción. La economía cubana dirigida y planificada por el estado comunista, sigue sin rumbo fijo ni estrategia, y cada paso que dan las autoridades (recuerden la tarea ordenamiento) deja efectos mucho más negativos que los anteriores. Hay que prepararse para lo peor.

Comentarios

  1. Ese comportamiento alcanza ya a todos los sectores Elías, y es que no se puede pretender poner parches a un saco viejo y podrido con hilo y parches nuevos.... se conoce el resultado.

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  2. En cualquier momento estimado Elías. Nadie con juventud y posibilidades de emprender, o al menos de trabajar para un privado quiere ser parte de una entidad estatal. Ejemplo, los médicos, pregunte cuántos quedan activos? Y lo peor cuántos a pesar de quería seguir en su profesión están a punto de claudicar, y la sensación es que a ningún dirigente intermedio le importa, solo quieren beneficios del cargo y ver cómo imitan el estilo de vida de los superiores y sus familias

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