Los comunistas inauguran el negocio de los mercadillos callejeros en Cuba
Elías Amor Bravo economista
El régimen comunista cubano parece dispuesto, al precio que sea, para lograr su objetivo de que la gente deje de utilizar el efectivo como medio de pago y lo reemplace por los pagos mediante plataformas electrónicas, en particular, Transfermóvil o Enzona. Y para ello, la última ocurrencia ha sido este pasado sábado, organizar una "feria comercial", una especie de mercadillo callejero, a lo largo de la calle Galiano, en Centro Habana. Las transacciones que se realizaron en este evento se debían concretar, de forma obligatoria, en las plataformas de pago electrónico. No se admitió el efectivo.
Un absurdo hasta cierto punto, ya que este tipo de ferias, por otra parte, de gran aceptación popular y que se encuentran presentes en las principales capitales europeas, suelen apostar por el efectivo y no los pagos electrónicos, dado el carácter deambulante y popular que muchas de ellas tienen. Como siempre, la excepcionalidad comunista cubana a un paso de lo sublime a lo ridículo.
El caso es que los habaneros se sorprendieron, desde primeras horas de la mañana, por la relativa abundancia de productos que se comenzaron a vender en el mercadillo, entre los que se encontraban cárnicos diversos, ropa, calzado, productos del agro, artículos de teléfono móvil y productos de limpieza, a unos precios inferiores a los que se ofertan en los mercados informales, siempre más surtidos.
Y como suele ocurrir en cualquier actividad de este tipo, el partido único, el régimen se convirtió en el protagonista principal. En esta ocasión, haciendo participar a los trabajadores de Xetid, Etecsa, los Joven Club de Computación y otras entidades para informar y asesorar a usuarios en el uso de las pasarelas de pago electrónico. Es decir, cumplir con el objetivo del régimen. Obedecer.
La "feria" ratonera dedicada a captar clientes para los pagos electrónicos, también ofreció las conocidas bonificaciones que ofrecen los bancos del 10% en la compra de bienes y servicios mediante POS y los pagos en línea con códigos QR por los bulevares de Transfermóvil y EnZona. Es decir, la misma letra y música que lleva interpretando el régimen comunista desde que se lanzó a la conocida como bancarización.
La prensa estatal dio cobertura extensa al evento, y el viceministro primero del ministerio de comunicaciones, Wilfredo González, declaró que “lo que está ocurriendo aquí es muy bueno, sobre todo porque demuestra en un lugar físico la utilidad que puede tener el uso de las pasarelas de pago digitales como una alternativa viable para la población en un momento como este, por las situaciones que tenemos con el efectivo y con los cajeros”. Al viceministro solo le quedó decir que lo que ocurre es bueno porque se obedece y cumple con el mandato de la jerarquía. De poco importa lo demás. Si se acatan las órdenes, todo debe ir bien. O ¿tal vez no?
Observadores en directo de la feria, y sobre todo de las transacciones, destacaron dos aspectos que merecen consideración. En primer lugar, la asistencia de gente no fue numerosa, a pesar de las ofertas de productos a buenos precios. En segundo, una parte importante de las transacciones se realizaron en efectivo. Es decir, el argumento del viceministro de que conforme se vaya poco a poco generando confianza del uso de las tecnologías y que el ciudadano vea que funcionan bien, “se va a ir ganando mucha más viabilidad en el uso de las plataformas”, no se verificó a tenor de los resultados del mercadillo, más propaganda y manipulación que cualquier otra cosa.
No en vano, esta feria comercial de Galiano ha sido organizada por el gobierno popular de La Habana, dirigido por el partido comunista en la capital. Ciertamente, los mercadillos callejeros o las ferias populares no parece que formen parte de las doctrinas comunistas, y aunque los dirigentes del partido no escatimaron halagos, diciendo que se trata de “una experiencia buena, útil, que debiéramos sistematizar, no dejarla como un hecho aislado y empezar poco a poco a ir promoviendo este tipo de eventos”, lo cierto es que para los comunistas, atrancados en una ideología absolutamente contraria a la vida mercantil, estas ferias y mercadillos deben sonar a insulto.
Y si los comunistas se relamen sus heridas, para la mayor parte de la gente, las ferias y mercadillos callejeros son muy bien recibidos, aunque promuevan el pago electrónico. Algunos cuentapropistas informaron que las ventas les habían funcionado, reconociendo que la mayoría habían sido por transferencias (y reconociendo que una parte no menos importante seguía en operaciones en efectivo). En realidad, una media de 20 transferencias parece relativamente poco para toda una jornada de trabajo, pero es lo que hay.
El partido comunista, organizador del evento, intentó captar clientes ofertando precios baratos en alimentos, como croquetas, o básicos, como aceite o pan. Para estas transacciones menores el uso de pago electrónico ha sido un fracaso ya que la gente pagaba en efectivo.
Agentes colaboradores del gobierno en la bancarización, como la Empresa de Tecnologías de la Información para la Defensa (Xetid), desarrolladora de EnZona, la misma Enzona y Etecsa, dedicaron la mañana a ofrecer asesoramiento a los usuarios de la feria de las bondades de esa plataforma de comercio electrónico que en contra de lo que piensa el régimen, siguen siendo desconocidas por la mayor parte de la población y despiertan no pocos recelos y temores. De modo que, entre mensajes triunfalistas y ventas que agradaron a la población, algunos asistentes observaron que la presencia de turistas extranjeros en la feria o mercadillo era nula.
Finalmente, algo que llamó la atención, toda vez que en los países europeos hay un turismo de mercadillos que genera una parte relevante de las ventas. La ausencia de turistas. El mercado de Galiano se quedó en un nivel muy inferior, segmentando a la población como suelen hacer los comunistas, para lograr sus objetivos, y nunca la mejora de las condiciones de vida.
Sobre todo los cuentapropistas fueron los que destacaron la pérdida de operaciones por la ausencia de turistas, y ya han encendido la luz para futuros eventos de este tipo, si es que les dejan.
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