El control político del poder local en Cuba arrecia

Elías Amor Bravo economista

Más inquietante no puede ser. Díaz Canel ha dicho en la clausura de un curso para presidentes municipales de asambleas de poder popular e intendentes que “2022 es un año difícil, pero tenemos que convertirlo en un año bueno”. ¿Qué querrá decir?

Y, sin más asigna la responsabilidad a los asistentes al curso, al afirmar que “hoy, de las personas más importantes que están dirigiendo en los municipios, son ustedes”. Dicho en lenguaje que se pueda entender fácilmente, Díaz Canel quiere que estos funcionarios locales que ganan una media de 9.000 pesos, se ganen el sueldo. Y hace un aviso a navegantes que a más de uno le debió cortar el desayuno, “el socialismo lo tenemos que construir desde la comunidad, el municipio, la provincia y el país”.

Que se lean a Fidel Castro. Las nuevas generaciones de comunistas, con Díaz Canel al frente,  no quieren ser los únicos responsables del desastre al que han llevado al país, y en vez de reivindicarlo, justificarlo e incluso, adueñarse de él, como hizo Castro durante toda su vida, esta gente después de haber hecho y deshecho lo que les ha dado la gana sin responder de sus responsabilidades ante un electorado, ahora van y largan sobre los “colegas” locales parte de la responsabilidad.

Se veía venir. Desde que Meisi Bolaños presentó los presupuestos de 2022, que suponían una clara injerencia en la gestión municipal y provincial, ahora se ha cerrado el círculo y Díaz Canel sanciona que “entre los conceptos y principios que deben regir el trabajo de estos cuadros, la participación y el control popular, porque la Constitución, añadió, establece que el poder lo ejerce el soberano, el pueblo, y ustedes son los representantes del soberano en el municipio”. Que se preparen los presidentes y los intendentes locales. Bien pronto empezarán a moverles el suelo y las algaradas consentidas por el régimen contra aquellos que se muevan o que se muestren poco integrados. La que viene puede ser buena.

El seminario, en el que participaron presidentes de asambleas e intendentes de 31 municipios seleccionados y otros invitados, se desarrolló desde el 28 de febrero en la Escuela Superior del Partido Ñico López. Y en él se fraguaron estas ideas que suponen, de cierta manera, un recorte drástico en la autonomía con la que estas entidades locales venían funcionando. Por cierto, de forma mucho más eficiente que el gobierno central, si se analiza la data histórica de déficits.

Granma dice que el objetivo del seminario fue actualizar “acerca de temas estratégicos para la gestión del gobierno municipal, con énfasis en el desarrollo de estrategias para impulsar el desarrollo local”. La prensa estatal siempre modera el tono y al final acaba publicando lo que les dicen. De lo que no cabe la menor duda es que presidentes e interventores díscolos, salieron de la reunión con el rabo entre las patas, pensando que se les acabó la buena vida.

Y para que no tengan la menor duda, el seminario englobó una visita al Centro Fidel Castro en La Habana, que Granma calificó como “una experiencia política y vivencial que ilustraron de forma sentida en el intercambio con el primer secretario del Comité Central”, pero que más de uno debió quedarse sorprendido de cómo se financian este tipo de cosas y por quién en un escenario de miseria como el que existe en el país.

Toda esta actividad tiene lugar en un momento difícil y complejo para la economía cubana, tal como reconoció Díaz Canel, en la que los dirigentes comunistas quieren parapetarse con la organización partidista, pero esa vía es inservible, porque el partido único es el primero    que carece de propuestas concretas para sacar a la economía cubana del desastre al que la ha llevado.

Y no contentos con esta iniciativa, van a seguir apretando las clavijas, ya que se informó que en una segunda etapa serán preparados los equipos de dirección de los 168 municipios del país con el objetivo de compartir las lecciones impartidas y así contribuir a la generación de capacidades para lograr una gestión de gobierno superior y orientada a la innovación. Se entiende que este mecanismo de transmisión de conceptos y principios de arriba abajo es un claro mensaje de refuerzo de la tradicional jerarquía comunista y un aviso para cualquier aventura que apueste por cambios.

Desde luego, llama la atención que este curso forme "parte del proceso de búsqueda y construcción sobre cómo trabajar en el ámbito municipal según los preceptos de la nueva Constitución, y proporcione herramientas para trabajar mejor y de forma colectiva para tener así los municipios que necesitamos". Parece mentira que este modo de trabajar no existiera antes de la aprobación de la constitución, y en todo caso, ya van para tres años. Los asuntos no se toman con tanto retraso, si son importantes.

En la nota de Granma se entrevé otros objetivos de esta capacitación de dirigentes locales, como “el trabajo minucioso en la selección y preparación de estos cuadros, así como la aplicación de la ciencia y la innovación incorporando los amplios saberes y experticias que hay en los territorios; además del desarrollo de la informatización y de la comunicación social”. Vienen cambios.

Al mismo tiempo, “la preparación abarca, entre otros propósitos, el adiestramiento de los dirigentes para lograr una gestión estratégica del desarrollo territorial, la herramienta que debe convertirse en la guía del desarrollo de un municipio”. Si, todo está muy bien, pero detrás de este tipo de actuaciones viene un tsunami de renovación que irá relevando de los puestos a los menos afectos y provocará la entrada de los que se alineen con las tesis oficiales. Antes esto lo hacía Fidel Castro y Diaz Canel ha descubierto que lo puede hacer también, con “cursos de capacitación”.

Que nadie espere nada de este tipo de actuaciones. Ni la economía cubana va a mejorar por ello, ni tampoco los actuales dirigentes van a aprovechar todos los recursos que existen en las localidades y ponerlos en función del desarrollo y el bienestar. Los dirigentes van a aprender, sin duda mucho, de “la Estrategia de desarrollo local, el Plan de ordenamiento territorial y urbano y el Plan de Seguridad Alimentaria y Educación Nutricional”, pero al mismo tiempo, saben que, de esos documentos vacíos y obsoletos, poco, o nada pueden sacar en beneficio de sus comunidades. Aplaudirán porque saben que si no lo hacen pierden las prebendas, pero saben que les han puesto una correa al cuello y van a tener que ser más fieles que nunca.

Asuntos como autonomía municipal, interpretación de normas jurídicas, gestión del presupuesto con superávit, transparencia de la gestión, eficiencia, responsabilidad por los resultados, orientación de la gestión en función de demandas sociales, ni entran en los programas de estos cursos.

Díaz Canel quiere un  “sistema de trabajo coherente, un acto de pensamiento y acción que en todo momento lleva ciencia e innovación”, es decir, el suyo, y lo quiere imponer a todo el mundo, sin escatimar gastos. Dirigir es imponer, para los comunistas cubanos, que anteponen la ideología a la gobernanza, a la técnica que consiste en gestionar para satisfacer los intereses de todos y no los ideológicos propios. Esa oquedad de la dirección política comunista en Cuba es en buena medida, responsable del desastre económico de la nación que siempre atribuyen al bloqueo de Estados Unidos, cuando el verdaderamente grave es el interno, el mismo que ahora se proyecta a presidentes e intendentes locales.

 

 

Comentarios

  1. Hola, no me pierdo articulo de Elías Amor Bravo sobre economía cubana; son toda una cátedra crítica de lo que son los principios de la libre competencia y de la iniciativa y la propiedad privada, que no se practican por parte de la dirigencia del partido comunista de ese pais. Muy ilustrativos, académicos y didacticos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Muy deficientes resultados en la construcción de viviendas en el primer semestre

La bancarización ha quedado aparcada, otro experimento más a la basura

El Banco Central de Cuba como instrumento represor del régimen