Google, ETECSA y el libre acceso a internet de todos los cubanos
Elías Amor Bravo, economista
Esta vez la noticia que nos sorprende viene de afuera. Al parecer, el gigante tecnológico Google, y la Empresa estatal de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) firmarán este mismo lunes 12 de diciembre un acuerdo que, según dicen, “mejorará la conectividad de la isla”.
¿Será ello
cierto? ¿Va a suponer algún cambio en la situación actual la firma
de este acuerdo? ¿Qué consecuencias se pueden derivar del mismo?
La respuesta a
estas preguntas no resulta fácil. En principio, parece que el
acuerdo quiere permitir el acceso a los usuarios dentro de Cuba a una
red de servidores llamada Google Global Cache, que almacena contenido
de productos populares y amplio uso como el servicio de correo
electrónico, Gmail y el sitio de vídeos YouTube.
Algunos analistas
interpretan este acuerdo como uno de los últimos flecos del
descongelamiento de las relaciones de Obama con el régimen comunista
de La Habana, y así el anuncio se ha producido una semana después
de la visita de Ben Rhodes, asesor de Seguridad del presidente de
EEUU, Barack Obama, como representante de la presidencia de EEUU en
los actos de homenaje al dictador Fidel Castro.
En ese sentido,
conviene recordar que desde diciembre de 2014, el monopolio castrista
de comunicaciones, Etecsa firmó una serie de acuerdos de conexión
directa para llamadas de voz entre EEUU y Cuba con IDT Domestic
Telecom, Sprint, Verizon y más recientemente con AT&;T en el mes
de agosto pasado. Las autoridades de EE.UU expresaron en varias
ocasiones su interés por una apertura real del acceso a la internet
en Cuba, que funciona lentamente y presenta en la actualidad una de las tasas de penetración
más bajas del mundo.
En particular, el
convenio de Google que ahora se plantea con el régimen, fue citado de
forma expresa por Obama el mes de marzo pasado, cuando en una
entrevista habló de que en su viaje a La Habana había anunciado un
pacto del gigante tecnológico con la isla, para establecer más
acceso wifi y de banda ancha, "necesario para que Cuba entre en
el siglo veintiuno económicamente".
Pocos días
después, Google abría su primer centro tecnológico en Cuba,
ubicado en el estudio del artista plástico Alexis Leyva "Kcho"
en La Habana, en el que se ofrecía acceso gratuito a una conexión
mucho más veloz que en el resto del país y se pueden utilizar
productos de última generación de la compañía. La decisión de la compañía se interpretó entonces como una concesión necesaria al régimen dada la vinculación política e ideológica del artista.
Conviene recordar
que en Cuba el acceso a internet en los domicilios se encuentra
prohibido y tan solo por determinados profesionales,
como periodistas, abogados o académicos que deben contar con una
autorización del régimen. Es cierto que desde julio de 2015 se han
puesto en marcha por toda la isla zonas wi-fi en lugares públicos a
unos precios en dólares que siguen siendo prohibitivos para la
mayoría de la población. En ese sentido, Cuba ha apostado por sus propias fórmulas intervencionistas sobre la red de redes como lo hacen otros países comunistas como China o Corea del Norte.
Conviene
preguntarse, en tales condiciones, ¿qué tipo de consecuencias cabe
esperar de este tipo de decisiones?. Mientras que la población
cubana, en sus domicilios, tenga prohibido el acceso libre a
internet, y las tasas de penetración de las redes sociales se sigan
sometiendo a un riguroso control en su crecimiento por el monopolio
de las comunicaciones del régimen, no conviene hacerse grandes
expectativas. La dualidad digital en Cuba es otra de las actuaciones
del gobierno que van a influir de forma destacada en los cambios
económicos y sociales que necesariamente se deberán producir en los
próximos años.
Los cubanos, una
vez más como en otras muchas ocasiones a lo largo de su historia de
los últimos 57 años, se enfrentan a una demanda social que rebasa
ampliamente la oferta. El régimen ante este tipo de situaciones,
adoptada decisiones basadas en el racionamiento y el control de los
suministros. La duda es si esta práctica se podrá mantener frente a
la revolución tecnológica que afecta al conjunto de la economía
mundial. Los Castro han sido muy eficientes a la hora de bloquear a
la isla frente a las grandes innovaciones de libertad a nivel
internacional. Pero esta vez, el heredero no sabe muy bien cómo
salir de esta nueva situación.
La realidad es que
Cuba no está preparada, pero puede estarlo en muy poco tiempo y con
un coste realmente muy bajo, para la libertad de las comunicaciones a
precios competitivos. Para ello, ETECSA tiene que ser sustituida por
compañías privadas que oferten libremente en cantidades, calidades
y precios sus servicios a los consumidores. Queda la cuestión de las
infraestructuras, que como se ha podido comprobar en algunos países
africanos, no es costosa. La apuesta tecnológica por las redes que se pueda
realizar en los próximos años puede condicionar el nacimiento y
desarrollo de sectores que, actualmente, no funcionan o lo hacen muy
mal, como la banca o los seguros, e incluso la distribución
comercial y logística.
Otra cosa es que
el acuerdo con Google pueda ser provechado en Estados Unidos por
quienes abogan por una profundización de las relaciones con la isla.
La experiencia confirma que muy poco ha avanzado el marco de la
cooperación desde 2014, en gran medida porque el régimen se niega a
realizar las reformas estructurales que puedan servir para estimular
esas relaciones. Por ejemplo, la libertad de acceso al internet en
los domicilios de los cubanos podría ser un ejemplo de buena
voluntad. No parece que esta vaya a ser la respuesta esta vez.
Tampoco conviene hacerse muchas ilusiones.
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