En 50 años los cubanos seguirán pagando el coste de la Tarea ordenamiento
Elías Amor Bravo, economista
Conforme se van estudiando todos los decretos y resoluciones publicados en la Gaceta del pasado 10 de diciembre, se van viendo cosas que realmente son importantes y que van a tener consecuencias sobre todo negativas, en el devenir de la economía cubana en los próximos meses.
En este trabajo se hace
referencia al Decreto Ley No 24, que describe cómo se va a financiar la Tarea
ordenamiento en curso a partir del 1 de enero. La respuesta, como cabría
esperar, es por medio de incremento del déficit y la deuda.
Este Decreto ley citado
contiene una ampliación presupuestaria a la vista que el presupuesto del estado
inicial para 2020, contenido en la Ley No. 130 “Del Presupuesto del Estado para
el año 2020”, de 20 de diciembre de 2019, modificada posteriormente por el
Decreto-Ley No. 12, de 28 de julio de 2020, se ha quedado corto porque no incorporaba suficientes recursos
de gasto para atender las medidas que se van a incluir en la Tarea
ordenamiento.
Es decir, la operación
en la que se embarca el régimen comunista el 1 de enero cuesta recursos del
presupuesto, que obligan a incrementar el déficit y la deuda, aspectos claramente
negativos por cuanto suponen de empobrecimiento real para los cubanos en el
medio plazo.
Los dirigentes
comunistas cubanos no tienen problemas. Cada vez que se embarcan en una aventura
en la que hay que gastar y gastar olvidándose del rigor presupuestario, se olvidan
de todos sus compromisos de gradualidad fiscal y de medidas compatibles con el
equilibrio interno, y de un plumazo se cargan los tímidos y escasos avances que
se venían produciendo en la corrección del déficit.
Más aun cuando las
medidas que trae consigo la Tarea ordenamiento en el orden de salarios,
pensiones y subsidios no se pueden financiar, ni de lejos, con el recurso a los
impuestos, tasas y contribuciones que el régimen obtiene por medio de la Ley
No. 113 “Del Sistema Tributario”, de 23 de julio de 2012. Y mucho menos, con el
recurso a los ingresos no tributarios de sus empresas, en franco declive como
consecuencia de la pandemia del COVID-19.
De hecho, han
aprovechado el mismo Decreto ley No 24 para “aplicar el Impuesto sobre los
ingresos personales a los trabajadores del sistema empresarial cubano, del
sector presupuestado, a los que laboran en el sector de la inversión extranjera
y a los contratados por entidades autorizadas a suministrar fuerza de trabajo a
concesionarios y usuarios que se establezcan en la Zona Especial de Desarrollo
Mariel”. Ya se verá cuanto recaudan.
De modo que, como no hay
dinero, como no hay controles ni parlamentarios ni políticos, y como las cosas
se hacen mal, muy mal, el régimen tiene que publicar el Decreto ley 24 para
gastar más, incurrir en déficit y volver a disparar la bola de la deuda
pública. Si realmente los dirigentes comunistas se creyeran eso que denominan “perfeccionamiento
paulatino de la Administración Financiera del Estado” no habrían sido capaces
de asumir ni justificar el aumento del déficit contemplado.
Y de ese modo, utilizando el poder absoluto e incuestionable que otorga la constitución de partido único identificado con gobierno y estado, se expone que “como consecuencia de la aplicación de la Reforma General de Salarios y Pensiones, se registran en el ejercicio fiscal 2020 gastos asociados al incremento de salarios y otros ingresos devengados y los tributos asociados, de los trabajadores del sector presupuestado y de organizaciones y asociaciones que lo demandan; así como de las pensiones de la seguridad social, los que no están considerados en el enmarcamiento presupuestario establecido en la Ley No. 130”.
Por lo expuesto, "se hace preciso incrementar el déficit fiscal de 2020 en 8.066,6 millones de pesos (alrededor del 8% del PIB), elevando la cifra del déficit total del ejercicio hasta los 20.733,9 millones pesos", lo que implica que la participación del déficit público en el PIB de la economía cubana en 2020 asciende casi a un 20%,situación que se ve agravada lógicamente por el descenso del PIB de un -8% anunciado por CEPAL.
El peor aumento del déficit, en el momento menos
oportuno. Como consecuencia de ello, el nivel de endeudamiento que reconocen
las autoridades comunistas cubanas se incrementa a casi 30 mil millones de
pesos, en concreto, 26.350,6 millones de pesos. Un monto que, con las facilidades
de quien gasta y gasta sin control, se financia con el recurso ya conocido a
los bonos soberanos al 0,5% de interés y con plazo de 1 a 50 años, en el Banco Central:
más expansión monetaria, más tensión inflacionista. Y no hay más cuento.
La pregunta que se suscita, a la vista de estos datos, de forma inmediata es la siguiente: habiendo tenido suficiente tiempo desde 2011 para preparar la Tarea ordenamiento, y consumiendo horas de trabajo que nadie duda, ¿por qué no crearon un fondo financiero específico destinado a cubrir el coste de las reformas? ¿por qué han esperado al último momento para reventar el déficit y situar a la economía cubana en bancarrota institucional?
Un déficit superior al 20% del PIB, es
decir, más de la quinta parte de la riqueza generada, deja muy poco espacio
para la actividad privada, de ahí la ineficacia y la falta de productividad de
la economía cubana.
Esta falta de previsión
en la gestión pública no es un episodio de ahora. Tiene lugar, porque nadie va
a dar explicación alguna en los foros de participación, ya que están bajo
control del que gobierno y es impensable una indagación de parte de algún diputado
sobre esta cuestión. Habría que saber qué piensa la Contralora, la señora
Bejarano, de todo esto.
En cualquier caso, la Tarea
ordenamiento empieza costando a los cubanos 26.350,6 millones de pesos que
habrá que pagar en algún momento. El déficit de 2020 se ha disparado por falta
de previsión de las autoridades y su dimensión es una representación exacta del
grado de complejidad del momento para acometer las reformas, citando al propio
Díaz Canel.
A pesar de la gravedad
de estas cifras y su falta de oportunidad, los dirigentes comunistas saben que
nadie en el Consejo de Estado, ni en Asamblea Nacional del Poder Popular, que
se reúne en los próximos días, dirá nada. Otros ya pagarán las aventuras del
ordenamiento monetario y cambiario. Una factura más, tal vez la mas grave, que
se añade a la experiencia traumática que van a vivir los cubanos próximamente.
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