Sobre el impacto de una crisis económica en Estados Unidos sobre Cuba

Elías Amor Bravo economista

Recuerdo que, al inicio de la infame invasión de Rusia a Ucrania, fui requerido para determinar el impacto que las sanciones de Occidente podrían tener en la acomplejada economía cubana. La conclusión fue que el antiguo financiero de la economía cubana, el imperio soviético, no tenía mucho que ver con la Rusia actual, y que, salvo algunos pocos turistas, partidas del comercio o requerimiento de devolución de deuda, la gente de Díaz Canel podía dormir tranquila y no preocuparse demasiado por los posibles quebrantos causados a los rusos por Occidente. Pero hoy el panorama ha cambiado y la información debería preocupar, y mucho, al régimen comunista de Cuba.

En esencia, los medios han informado que el PIB de Estados Unidos descendió un 1,4% en el primer trimestre y con ello, se ha desatado el temor a una recesión. Nadie pensaba que esto pudiera ocurrir. El descenso del PIB en la primera potencia económica mundial ha sido inesperado, y por ello aumenta la incertidumbre.  Al parecer, los primeros análisis indican que este resultado tiene un doble origen. De un lado, en el elevado déficit comercial y, por otro, en un menor crecimiento de los inventarios que no se han podido compensar por la demanda de los consumidores y las inversiones de las empresas.

Lo que más ha llamado la atención es el brusco cambio de tendencia. A finales de 2021 el PIB de Estados Unidos había crecido un 6,9%, según la estimación preliminar del Departamento de Comercio. Por otro lado, la media de las estimaciones, en una encuesta realizada por Bloomberg entre economistas, preveía un aumento del PIB en este trimestre de un 1%.

Nada de esto ha ocurrido. En conjunto las exportaciones netas y los inventarios restaron cuatro puntos porcentuales al crecimiento general. El gasto público también se redujo, lo que influyó en el resultado del PIB. Y ello a pesar de que las ventas finales reales a compradores nacionales, una medida de la demanda subyacente que excluye los componentes comerciales y de existencias del PIB, aumentaron un 2,6%, lo que supuso una mejora respecto al 1,7% del cuarto trimestre.

Entre los analistas hay división de opiniones: la mayoría cree que, una vez superada la ola de ómicron y con la reanudación de la actividad, la economía estadounidense repuntará a lo largo del año, aunque con menor impulso que en 2021; sin embargo, otros dan por hecho que la corrección llegará este mismo año.

Opiniones hay para todos los gustos.

Están quienes piensan que este informe es ruido, y que no refleja hechos concretos. Sostienen que la economía no está cayendo en recesión, y el hecho de que el comercio neto haya sido golpeado por un aumento de las importaciones, especialmente de bienes de consumo no puede durar mucho más, y que las importaciones acabarán cayendo.

También hay quienes no esperan que el crecimiento vuelva a contraerse en el segundo trimestre, por lo que no marque el inicio de otra recesión, y todo lo más podría suponer una contracción este año. El hecho de que el ritmo de corrección de los inventarios haya comenzado antes significa probablemente que el crecimiento futuro será más consistente durante los restantes trimestres del año. No obstante, si la desaceleración se traduce en un mercado laboral más flojo, ese sería el resultado exacto que la Reserva Federal, Fed intenta lograr. En ese caso, la Fed podría no tener que endurecer su política de forma tan agresiva para controlar las perspectivas de inflación a medio plazo.

Otros analistas indican que con un fuerte crecimiento del gasto de los consumidores, la inversión empresarial y el empleo en el primer trimestre, la economía de EEUU no estaba en recesión a principios de año, y el crecimiento debería reanudarse en el segundo trimestre a medida que el déficit comercial y los inventarios se conviertan en vientos en contra más pequeños.

Sostienen que la reducción que ha sufrido el comercio, como resultado de unas exportaciones débiles en medio de una desaceleración del crecimiento mundial, junto con unas importaciones sólidas debido a la fortaleza tanto de la demanda interna como del dólar, tendrá carácter temporal, y los flujos comerciales se normalizarán a medida que avance el año. Es más, el gasto de los consumidores y las empresas está cobrando impulso al entrar en el segundo trimestre, y eso mantendrá el crecimiento del PIB por encima de la tendencia para el año.

Hay otros analistas que se inclinan por lo contrario, y señalan que a partir de los datos mensuales que siguen soportando el contexto de incertidumbre, aparecen riesgos significativos sobre la economía que se centran, en torno a la evolución de la pandemia, la resolución de los cuellos de botella y las tensiones inflacionistas, de modo que, probablemente se tendrá que revisar ligeramente a la baja la previsión de crecimiento estadounidense para 2022 (ahora en el 3,3%).

Otros van más allá y señalan que el mercado ya está descontando una alta probabilidad de recesión. El S&P 500 en lo que va de año ha bajado más de un 10% y el tipo de interés a diez años ha subido más de un 1% desde principios de año. Entre las causas, además de los efectos de la invasión rusa de Ucrania o los efectos residuales de la pandemia, están los continuos cierres en China, que siguen pesando en el pesimismo de los inversores. Los retrasos en la cadena de suministro en China se están acelerando y afectan a las empresas de todo el mundo.

Mientras tanto, las instituciones financieras mantienen las previsiones de la economía norteamericana, con un crecimiento del 3,3% este año, en tanto que la Reserva Federal estima una expansión del 2,8% para 2022.

Por otra parte, el mercado laboral tampoco ofrece indicadores de deterioro. La cifra semanal de solicitudes del subsidio por desempleo en Estados Unidos bajó la semana pasada a 180.000, por debajo de las 185.000 de la semana anterior, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). El promedio de solicitudes en cuatro semanas, una medida que compensa los altibajos semanales, se había situado en 179.750 después de llegar a 177.500 la semana anterior.

La Oficina señaló que el número de solicitudes del subsidio por desempleo, que saltó a 6,8 millones en la última semana de marzo de 2020 empujado por la pandemia de la Covid-19, ha estado bajando gradualmente, y a comienzos de marzo pasado por primera vez en dos años quedó por debajo de 170.000. La tasa de paro en marzo fue del 3,6 %, la más baja desde el comienzo de la pandemia

Los analistas apuntan a que se puede tratar de una crisis temporal, que ni siquiera llegue a ser una recesión, ya que la demanda de los hogares y la inversión de las empresas siguen siendo sólidas, pero en todo caso habrá que ser muy prudentes y prepararse para lo que pueda ocurrir, sobre todo con la inflación y lo que pueda decidir la Reserva Federal ya que se espera un aumento de los tipos de interés de cincuenta puntos básicos, hasta el rango del 0,75% y 1% para tratar de frenar la elevada inflación en el país.

De hecho, el dato inquietante es la inflación. Estados Unidos registró en marzo la tasa de inflación más elevada desde 1981, un 8,5 %, impulsada especialmente por el encarecimiento de la energía, los alimentos y la vivienda.

Con este panorama en ciernes, tanto si es temporal como si no lo es, las luces de alarma se han encendido en la economía de Estados Unidos. Y si ahora alguien pregunta sobre el impacto de este escenario cambiante en la economía de Cuba, solo habría palabras de preocupación. De hecho, lo que está ocurriendo en el vecino del norte debería ser objeto de análisis y escrutinio por parte de los dirigentes comunistas cubanos.

Alguien podría decir. Pero ¿Cómo puede verse afectada la economía de Cuba por esta crisis de Estados Unidos si entre los dos países existe un embargo/bloqueo que crea una barrera entre ambos? Básicamente, porque nada de eso es cierto. En momentos como éste, sería bueno que existiera algún tipo de barrera para frenar los impactos. Pero no existe, y si las cosas empeoran en el norte, no tardarán en aparecer nubarrones grises en la Isla.

En esencia, se asestaría un duro golpe a tres mecanismos que reequilibran la economía cubana con origen en Estados Unidos: remesas, viajes de turismo y comercio exterior son tres variables que se pueden ver afectadas por el cambio de la situación económica en Estados Unidos y causar un daño en la economía de la Isla mucho mayor que las sanciones a Rusia.

Remesas. El deterioro de las condiciones económicas en Estados Unidos puede actuar como un freno para el aumento del gasto familiar, haciendo difícil mantener el compromiso con los compromisos en Cuba. Es un gasto que se puede reducir a corto plazo, si se tiene que afrontar otros. Además, la financiación puede encarecerse por la subida de tipos de interés, aumentando los pagos de las hipotecas dejando menos dinero para gastos a las familias. Toca apretarse el cinturón.

Viajes de turismo. Se reducirán si la economía se debilita. Se disminuirá la frecuencia, la duración y lo que es más grave, las mercancías transportadas por los viajeros para luego ser introducidas en la Isla. Si la inflación hace crecer el precio de los vuelos y el coste de facturación de las maletas, habrá menos viajes y los ingresos que se obtienen en la Isla caerán sin remedio.

Comercio exterior. El marco de las operaciones comerciales entre los dos países exigirá el pago a contado de cualquier compra de bienes o servicios por parte de Cuba a Estados Unidos, y las ventas de la Isla se mantendrán bajas si los precios suben.

Pero, sobre todo, la crisis económica de Estados Unidos tiene un reflejo en el estado y evolución de la economía de América Latina, y se trasladará igualmente a todos. Canadá, principal mercado de turismo de Cuba, también podría verse afectado. Lo que pueda ocurrir con México puede ser incluso peor. En estos casos, las consecuencias para la economía cubana serán indirectas, que suelen ser las más difíciles de calcular, pero causan daños incluso mayores. No pintan bien las cosas. Cuando el vecino del norte se enfría, los demás se pueden congelar, incluida Cuba. Cualquier cosa es posible.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Muy deficientes resultados en la construcción de viviendas en el primer semestre

¿Qué pasó con el turismo en 2023? ¿Y qué pasará en 2024?

Lecciones de economía con el ministro Regueiro