El régimen comunista tras la experiencia de los "paradores" franquistas

Elías Amor Bravo economista

Cada día nos llega una noticia, cada cual más sorprendente, de los pasos que está dando el régimen comunista cubano para atraer el turismo a la Isla. 

Ahora se han inventado una “alianza para potenciar turismo cultural y patrimonial en Cuba” inspirada en una “red de Ciudades Patrimoniales de Cuba”, que se va a encargar de apoyar la “gestión en el manejo de las urbes históricas, y promover y coordinar los trabajos de restauración, arqueología y cuidado de los valores patrimoniales del país”. 

Una especie de Oficina del historiador, pero trasladada a otras localidades. La iniciativa tiene su apoyo en el Grupo Hotelero Cubanacán y el objetivo último, como ya se indicó, es "crear circuitos especializados para el turismo en los que el cliente se pueda sentir parte del entorno social y las tradiciones del lugar".

Cubanacán, grupo hotelero que nació en 1987, cuenta con los llamados hoteles E en las principales ciudades históricas de Cuba, como Matanzas, Remedios, Sagua la Grande, Trinidad, Camagüey, Gibara, Santiago de Cuba y Viñales. Cubanacán que tiene presencia en toda la Isla, posee cinco marcas propias: Cubanacán, Brisas, Club Amigo, Horizontes y Hoteles e. Entre estos hay algunos destacados como el Velasco, el Camino de Hierro, el Mascotte o el Barcelona, entre otros.

Por su parte, la Red de Ciudades Patrimoniales fue creada en 2008, y en 2013, por el Acuerdo No. 14 del Consejo de Estado pasó a ser institución de carácter nacional y con personalidad jurídica propia. Su misión es dar apoyo a la gestión en el manejo de las ciudades históricas, y promover y coordinar los trabajos de restauración, arqueología y cuidado de los valores patrimoniales del país. Ahora con tanta descentralización de competencias, este tipo de dispositivos vuelven a la vida. Cuidado, lleva creada casi 14 años y poco se ha sabido de la misma.

Como se puede observar, la alianza de Cubanacán con la Red de Ciudades Patrimoniales liga igual que el agua con el aceite. Se trata de culturas organizativas absolutamente distintas, empresa orientada al mercado internacional y entidad burocrática y administrativa, respectivamente, cuyo engarce puede resultar problemático, salvo que se imponga por la autoridad jerárquica, en cuyo caso, no podrá salir bien.

Además, al parecer, esta iniciativa de colaboración surgió en las reuniones celebradas en la Feria Internacional de Turismo 2023, y aunque la prensa estatal le dedica ahora todo tipo de elogios, destacando las ventajas que tiene para Cuba este tipo de propuestas, lo cierto es que durante los eventos de la Feria la información pasó desapercibida, y no obtuvo el reclamo o la relevancia que ahora se le quiere dar.

La cuestión es que se parte de una idea errónea, al considerar que todos y cada uno de los 30 hoteles de las ciudades con valores históricos, administrados por Cubanacán en el país, ya cuentan con lo necesario para integrarse en esta iniciativa común. Posiblemente unos si, pero igualmente, otros no. En particular, se destacan como elementos a tener en cuenta las riquezas arquitectónicas y piezas de colección únicas, pero ¿en algún momento se ha tenido en cuenta la especialización del personal o las condiciones en que prestan los servicios en estos establecimientos, su capacidad, precios o localización?

Tan solo se ha informado que la Red se va a apoyar en los denominados Hoteles E (hoteles Encanto) de Cubanacán, de los que se espera sirvan como “una oportunidad auténtica para atraer a expertos y clientes con gustos y estándares exclusivos”. El lujo por encima de todo en el paraíso de los trabajadores.

Cubanacán, empresa hotelera, va a ser la encargada de crear “una visión integradora de los destinos turísticos, en los cuales la cultura, la historia y la sociedad cubanas sean una unidad con los servicios hoteleros, recreativos y de bienestar”. Trabajo de consultoría a la vista para alguna empresa española del sector. Habrá que seguir de cerca el contrato y, sobre todo, de dónde sale la financiación del mismo, igual puede ser de algún proyecto de desarrollo. 

En España hay experiencias suficientes que combinan patrimonio cultural y ambiental con turismo, pero llevan mucho tiempo funcionando y fueron la inspiración de alguien con muy poco que ver con el sistema que rige los destinos de la economía comunista cubana, Franco y los paradores nacionales. Antes que nadie lo diga, lo afirmamos aquí. Nada que ver.

La prensa estatal afirma que los circuitos especializados que se pretenden crear para atraer turismo cultural podrán surgir de la combinación de los activos de los dos aliados en este proyecto, la Red y Cubanacán para beneficio de las tradiciones de los distintos lugares, así como del movimiento cultural propio de los centros urbanos.

Pero aquí viene uno de los puntos débiles de esta iniciativa, ya que la Red deberá acometer, según se dijo, la conservación de los edificios y la identificación y curaduría de las obras de arte presentes en esas instalaciones por parte de especialistas en esta materia. Cubanacán verá exprimida su cuenta de explotación si esta idea prospera. O lo que es peor, más fondos para inversión deberán salir de las cuentas del estado para financiar estas inversiones que, en todos los casos, van a ser de cierta cuantía. Esa necesidad de dinero, que hoy por hoy escasea, puede suponer un freno para la puesta en marcha de esta iniciativa.

Otra dificultad, no menor, será relacionar la demanda actual del turista que viaja a Cuba con este nuevo subproducto basado en patrimonio y cultura. Surgen dudas, ¿existe alguna relación entre el sol y playa y el modelo cultural, o se trata de segmentos distintos que se pueden fagocitar uno al otro? ¿dejará un canadiense su apacible estancia de mojitos diarios en un cayo del norte de la Isla por visitar el recinto de Gibara donde nacieron los Castro? Ciertamente, hay dudas de que ello pueda funcionar.

Además, está la cuestión siempre sin resolver, de los derechos de propiedad. Muchos de los recintos históricos donde se albergan instalaciones hoteleras o establecimientos de Cubanacán que se van a coordinar con la Red tienen propietarios reconocidos que, en su momento, fueron expropiados y debieron huir al exilio para evitar represalias en los primeros años de la llamada revolución. Se trata de personas, familias, que nunca han retrocedido en la demanda, justa, de sus reivindicaciones y que ahora están más cerca que nunca. Y aunque la ley Helms Burton limita la presentación de demandas a entidades como Cubanacán, el camino está abierto y puede tener su concreción real en cualquier momento, sobre todo cuando se trate de obras de arte, joyas y demás que se pongan en venta por los actuales gestores del patrimonio confiscado.

En fin, apostar por la Red y Cubanacán cuando hay tantas cosas que arreglar, parece una idea bochornosa y una más para lanzar humo y evitar que la gente se fije en la verdadera realidad del turismo en Cuba, que no es otra que la falta de ideas concretas para llegar al objetivo de 3,5 millones y un cierto cansancio de los gestores hoteleros con la parsimonia comunista. Se les está yendo de las manos la gallina de los huevos de oro, y lo que viene puede ser incluso peor. Y los dirigentes jugando.

Comentarios

  1. Señor Elias. Eso es una falacia. A no ser que cubanacan se asocie para negocios concretos y aporte los inmuebles; los hoteles que explotan no son suyos; son de la inmobiliaria del turismo. Dudo queestablezcan tantas empresas mixtas; detalle: inmotur esta al borde de la quiebra con tantas deudas de las cadenas hoetelras y la nueva tasa de 1 *120. Es surrealista esta idea

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