Gil actualizando la economía: la implosión está cerca

Elías Amor Bravo economista 

La intervención del ministro Gil en la asamblea nacional durante la segunda sesión extraordinaria de la asamblea nacional, con la presencia de Raúl Castro, no ha dejado a nadie indiferente. La prensa estatal le ha dedicado máxima atención a una frase pronunciada por Gil de que, “a pesar de la difícil situación, el país no ha estado detenido”, que es totalmente falsa. El país está paralizado y avanza sin remedio a una implosión porque las recetas aplicadas dentro del modelo no sirven y hay que cambiar todo. Negar esa evidencia, huir de la misma, es pasar de los sublime a lo ridículo.

Ciertamente, la prometida actualización de la marcha de la economía cubana al cierre del mes de abril pretendía ser algo más que una retahíla de datos y justificaciones, echando las responsabilidades propias sobre los otros y lo que es peor, negando la mayor. Pero así son los dirigentes del régimen, ya hizo lo mismo Díaz Canel el día anterior, y Gil no tenía por qué ser menos que su jefe de filas.

De modo que Gil comenzó su exposición informando de los seis objetivos priorizados del plan de la economía aprobados para 2023. Un plan que, dado su nivel de cumplimiento a estas alturas del año, podría ser perfectamente revisado. porque los indicadores no representan en absoluto lo establecido en el mismo.

Pues bien, los objetivos fueron señalados en los siguientes:

1.- Avanzar en la estabilización macroeconómica del país.

2.- Consolidar la restructuración del mecanismo de asignación de divisas de la economía.

3.- Continuar impulsando la recuperación de las capacidades del sistema eléctrico nacional y acelerar la introducción de las fuentes renovables de energía,

4.- Avanzar en la reducción de desigualdades.

5.- Consolidar el proceso de descentralización de competencias a los territorios.

6.- Avanzar en la transformación integral de la empresa estatal socialista.

Sin novedad en el frente. Es lo mismo que siempre. La misma enumeración de objetivos contradictorios entre sí, que entrañan una elección de instrumentos de política económica que acaban produciendo resultados negativos y que empujan la economía al círculo vicioso en que se encuentra.

Y hecha la presentación preliminar, el ministro se emplazó a ofrecer los datos prometidos, ciertamente escasos y fragmentarios, que no acaban de ofrecer una imagen cierta de lo que sucede en la economía.

Por ejemplo, Gil dijo que, al cierre del mes de abril, las exportaciones de bienes alcanzaron un importe de 728 millones de dólares, un 27,5% del plan previsto para el año. Por su parte, el turismo, considerado “motor de economía” registró hasta abril un total de 984.116 visitantes, otro 28% del plan. O, dicho de otro modo, los dos indicadores del sector externo del plan de la economía se encuentran a finales de abril un 70% por debajo de lo planificado para el año en curso, una distancia que ni en el mejor de los escenarios, se va a corregir. El plan no sirve, y el ministro lo reconoció. El problema es que no ofreció soluciones alternativas, porque no las tiene.

En todo caso, se limitó a ofrecer una nota de color en la información del comercio exterior, hasta ahora desconocida. Según Gil las operaciones de comercio exterior realizadas por las formas de gestión no estatal, a través de entidades estatales (el denominado “modelo Malmierca) generaron exportaciones por un valor de más de 4 millones de dólares en tanto que las importaciones llegaron a 270 millones de dólares. Y añadió que el 61% de las importaciones corresponde a las mipymes, que hasta abril importaron por 166 millones de dólares, y un 32% a los trabajadores por cuenta propia; al tiempo que artistas, cooperativas agropecuarias y no agropecuarias fueron un 5,7%.

Con relación a estos datos, Gil señaló que se observa un incremento mensual del nivel de importaciones de las formas de gestión no estatal, que se prevé puede superar la cifra de más de 1.000 millones de dólares en el transcurso del año; con un peso mayor de la importación de productos de bienes finales, no así de insumos o materias primas.

Es decir, las formas no estatales han nacido con los mismos defectos que las empresas estatales, ambas son importadoras porque no encuentran lo que necesitan en la economía nacional, y lo que es peor, no están siendo capaces de vender sus producciones y servicios en el exterior porque no son competitivas ni en calidad ni en precio. Mal asunto. Las luces rojas de alarma se han encendido. Se reproducen en el sector privado emergente los esquemas de dependencia externa del sector estatal que tanto daño han causado a la economía. Es evidente que hay mucho que hacer para que las mipymes, las cooperativas no agropecuarias o los trabajadores por cuenta propia hagan crecer sus exportaciones. ¿Es consciente de ello el ministro?

Con referencia al mercado cambiario, se felicitó por mantener, desde su inicio en agosto del pasado año, una tasa de cambio de 1 USD por 120 CUP, que funcionó en principio con la compra y luego se incorporó la venta de divisas a la población. El mercado de divisas de las colas, de la escasez, de la regulación, de los tiempos de espera ha sido un fracaso. Incluso Gil reconoció que este dispositivo está limitado todavía y se mantiene de forma paralela el mercado ilegal, y al respecto indicó que la venta de divisas a la población aún no satisface la demanda, pero aun así, en la actualidad se compra diez veces más de las que se hacía cuando la tasa estaba fijada en 1x24, las que se invierten en la reactivación de un grupo de industrias nacionales que estaban paralizadas.

Habló de los avances en la digitalización de las operaciones financieras por medio del uso del monedero móvil de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) y destacó el aumento de la oferta de bienes y servicios, que permite realizar pagos electrónicos, tanto en pesos cubanos como en divisas, y no requiere de tarjetas bancarias, aunque reconoció que era insuficiente, reconociendo los problemas con el pago digital. Los cubanos siguen apostando por las transacciones en efectivo.

Con respecto a la empresa estatal socialista en estos primeros cuatro meses de 2023, Gil dijo que el 84% del sistema empresarial tiene resultados positivos, es decir, no sufre pérdidas, lo cual no significa necesariamente que sean eficientes y productivas para el país. La cuestión a tener en cuenta es que hay 285 empresas con pérdidas, 126 menos que al cierre de abril de 2022; y en este punto, reconoció que algunas se encuentran en esa situación por la obligatoriedad de topar algunos precios para no incrementar más la inflación general. Cabría pensar por dónde se situaría la inflación del 45,4% de abril si esas casi 300 empresas no tuvieran los precios topados. El escenario contrafactual da miedo.

El ministro reconoció que otras empresas, sin decir cuántas, están en pérdidas por falta de innovación, soluciones alternativas y pensamiento estratégico. Y también que hay ya 573 empresas que aplican facultades para flexibilizar la organización salarial; o sea, gestionan su propio sistema de pago no regido al sistema central del país, por lo que tienen mayor autonomía en el manejo de la política de retribución salarial. Sin embargo, no dijo los problemas que este tipo de medidas del Decreto 53 tienen en las empresas que aplican la norma sin realizar ajustes previos de productividad y organización del trabajo.

En cuanto a las transformaciones de las empresas estatales, dijo que se han vuelto a tener en cuenta los esquemas cerrados en divisas para entidades exportadoras, se ha autorizado la constitución de 159 empresas filiales y 105 mipymes estatales, se avanza en la clasificación de las empresas con la aprobación de los principios esenciales y se trabaja en una Ley de Empresas, que será debidamente divulgada e informada en su momento. Y concluyó este punto, señalando que en Cuba “solo existe un sistema empresarial, con independencia de que se permita la iniciativa privada”, y dijo de esta última que debe estar “en función del desarrollo económico y social de la nación, y también está sujeta a las regulaciones”. Un aviso a navegantes de la Unión Europea que creen que van a ayudar a las mipymes cubanas.

Otro dato ofrecido por el ministro vino a confirmar el potencial extractivo de renta que realiza el estado comunista cubano, lo que impide su desarrollo y prosperidad. El dato es sorprendente. Hasta abril la productividad del trabajo se situó en 27.159 pesos por trabajador, mientras que el salario medio fue solo de 4.856 pesos. Que el salario de los cubanos apenas alcance el 17% de la productividad es un ejemplo del carácter extractivo de la riqueza generada en la economía por el estado comunista, que impide a los factores productivos prosperar y generar más producción. Una política económica sensata debería ir dirigida a aproximar esos dos indicadores agregados.

En este punto, Gil reconoció ante la audiencia que el aspecto más crítico que tiene el país en este momento es el tema de los precios y el enfrentamiento a la inflación. Y entonces, comenzó a exponer su teoría de la inflación, un 11,39% acumulado de enero a abril, y un 45,4% de tasa interanual, y originada por tres factores.

En primer lugar, señaló que hay una inflación asociada al costo de las importaciones; y puso el ejemplo del barco de aceite que costaba 8 millones de dólares en 2019 y hoy cuesta 16 millones de dólares, a pesar de que no se ha incrementado sustancialmente el precio de este producto en la canasta familiar normada. Pero lo que no dijo Gil es que este problema, provocado por el aliado ruso de Diaz Canel, Vladimir Putin con la guerra de Ucrania, lo tienen todos los países del mundo y han sido capaces de afrontarlo y superarlo, en tanto que el elemento diferencial de Cuba está en esa canasta normada cada vez más reducida a nivel cuantitativo y cualitativo.

En segundo, dijo que hay inflación por causa de la ineficiencia productiva, que. en su opinión, se puede enfrentar con más disciplina, eficiencia e innovación. El ministro debería entender que más que represión y violencia, esa inflación se corrige con reformas estructuras y liberalizadoras que sitúen en el mercado los procesos de asignación de recursos de la economía como ocurre en todos los países del mundo.

Y en tercero, finalmente, señaló que hay una inflación más visible que es la relacionada con la especulación y el aprovechamiento del déficit de oferta para vender mercancías a altos precios, que afecta a la población. Parece que esta es la que prefiere el ministro para situar en el paredón de las denuncias a aquellos que lo único que hacen es tratar de hacer que sus negocios sean solventes. La guerra contra los intermediarios que durante 64 años ha privado a la economía cubana de los servicios de un sector esencial para el comercio y el bienestar.

Expuesta su asombrosa teoría, y asegurando que este año se superará el 40% de inflación, el ministro empezó a divagar sobre posibles soluciones a la inflación. La primera, según su criterio, consiste en revertir los déficits de la producción agropecuaria, de la que reconoció que no muestra un comportamiento favorable, ya que se incumplen y decrecen las principales producciones en relación con abril del pasado año, por limitaciones de fertilizantes, plaguicidas, combustibles y alimento animal (de nuevo, el plan que no funciona).

Para el ministro, el camino es más producción, y dentro de esa, la agropecuaria, para incrementar la oferta de alimentos, que es donde se concentra la mayor inflación, pero eso no cae del cielo, y para lograr ese objetivo, el modelo económico socialista no sirve, como se encarga la evidencia de confirmar. Y lo que es peor, las fórmulas ensayadas, como arrendamiento de tierras, las 63 medidas, etc. tampoco funcionan. Los cambios deben ser de mayor alcance y contenido, y no inspirarse solamente en facilitar el acceso a la divisa al sector agropecuario a través del mercado cambiario. Eso son parches que pueden servir a corto plazo, pero no harán al sector sostenible a medio y largo.

En este punto el ministro reconoció el elevado coste de mantener la canasta familiar normada, cada vez menos satisfactoria para los cubanos, y que en su práctica totalidad se sustenta sobre la importación de productos o de insumos para la producción. Es decir, en vez de propiciar una canasta formada por productos nacionales obtenidos en la economía cubana, la canasta debe recurrir a importaciones de alimentos por 2.000 millones de dólares. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué ese volumen de recursos no se canaliza de forma adecuada a los productores nacionales? ¿Es consciente el ministro del impacto multiplicador que podría tener en el sector agropecuario nacional esa inversión de 2.000 millones de dólares?

En vez de andar enredando con problemas derivados de la importación de alimentos, como las afectaciones por la falta de algunos productos, la logística de los puertos y el transporte, la disponibilidad del combustible; los tiempos de traslado desde los países productores a la Isla, eliminar la canasta normada, en su actual composición, y sustituirla por un mecanismo de apoyo a los consumidores vulnerables podría ser una solución que permitiría aprovechar mejor los recursos económicos y aumentar la oferta de alimentos rápido y de forma eficiente. Mercado y regulación acreditan una mayor eficacia en la solución a los problemas de asignación. Hay experiencias suficientes para ello. Los problemas de abasto de comida en Cuba tienen solución, pero hay que poner en marcha las reformas necesarias en el marco jurídico de derechos de propiedad.

Por lo que respecta al sistema eléctrico nacional, el ministro defendió que hay una mejoría del suministro en comparación con igual periodo del año anterior, lo que atribuyó a una política de mantenimiento en las unidades generadoras para que estén en mejores condiciones en el verano cuando aumenta el consumo de electricidad. Y entonces, el ministro asoció la falta de gasolina al sobreconsumo de diésel para la generación eléctrica provocado por las unidades generadoras, una escasez de combustible que afecta las actividades productivas y de servicios de la Isla, lo cual ha generado una situación de carencia generalizada de combustible para el transporte privado, interprovincial, la agricultura y otras actividades de la nación. Vergüenza debería dar al régimen que, a estas alturas de la historia, solo un 5,5% de la generación eléctrica proceda de las fuentes renovables de energía, muy por debajo de otros países, y lejos del objetivo de otro plan el Pndes 2030, que establece un 25% para 2030. Otro plan inútil.

Gil dijo que el país no ha estado detenido, e informó de las inversiones que están en desarrollo y se prevé concluir, en concreto dos plantas para la producción de confituras y pastas largas. También informó que se pone en explotación la cervecería cubana en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que permitirá un incremento en la producción y comercialización de cerveza nacional, así como la planta de chocolate, de Baracoa, en Guantánamo, con una capacidad para producir más de 6.000 toneladas al año. En particular, desde el mes de abril, dijo que opera Suchel TBV S.A, que produce anualmente 60.000 toneladas de detergente en polvo y 20.000 toneladas de detergente líquido.

También nos enteramos de las obras del dragado del puerto del Mariel para la profundización del canal de acceso a la terminal de contenedores, para facilitar la llegada de buques de mayor porte y disminuir los costos de transportación para el país y sentar las bases para puerto de trasbordo. Es significativo que este diseño no estuviera definido en el proyecto inicial del Mariel, que tampoco es tan antiguo.

El ministro informó de incumplimientos en el plan de inversión en vivienda no solo este año, sino los últimos, terminándose en el primer trimestre 4.215 viviendas del plan estatal, lo que extrapolado a datos anuales lleva a uno de los peores resultados de la serie histórica.

Con respecto al sector de transporte, informó que se han adquirido neumáticos, piezas y baterías para incrementar la disponibilidad técnica de los equipos y, cuando se reciba más combustible, se deberá producir una mejora en el transporte tanto de carga como de pasajeros, aun cuando reconoció que no se muestran los resultados en este momento. La situación debe ser mucho peor de lo que dice el ministro.

Y en este apartado acabó sorprendido a los diputados al señalar que existen capacidades tecnológicas en Cuba para el ensamblaje y fabricación de vehículos eléctricos, los que pueden alcanzar 39.000 unidades al año e incluso, informó que hasta abril habían sido producidos un total de 1.745 vehículos eléctricos (1.056 motos y bicicletas, y 689 triciclos).

Gil señaló a continuación que, pesar de las dificultades, el país no ha claudicado en avanzar en la asistencia social, de modo que a finales de marzo lograron un empleo 49.280 personas, de ellos, 30.469 sin vínculo laboral. Informó que existen 100 casitas infantiles con más de 2.000 capacidades, una variante para ofrecer matrículas a hijos de madres trabajadoras, con la posibilidad de crecimiento durante este año. Y luego ofreció los datos de 43,3 millones de consultas médicas, también en descenso, 6,4 millones menos que en igual periodo de 2022; mientras que se realizaron 192.576 cirugías (en este caso, 15.036 más que el año pasado).

Respecto al programa nacional de medicamentos, señaló que hay 281 faltas del cuadro básico nacional y 174 medicamentos con cobertura menor de 30 días y se limitó a decir que el abastecimiento del sistema nacional de Salud se debe recuperar gradualmente

En cuanto a las situaciones de vulnerabilidad el ministro reconoció las siguientes:

  • Hay identificadas en esta condición 189.344 familias, que abarcan 350.537 personas.
  • Reciben protección 3.761 madres con hijos con discapacidad severa.
  • 3.847 beneficiarios reciben el servicio de asistencia social a domicilio.
  • Superaron la situación de vulnerabilidad económica 4.380 familias.
  • Se identificaron 3.819 nuevas familias, fundamentalmente para completar los gastos del núcleo familiar.
  • Se priorizan 1.158 comunidades para realizar acciones de transformación social.

El enfoque de atención según el ministro se está modificando ya que, según su criterio, “no tiene sentido que entreguemos módulos de alimentos de manera igualitaria a toda la población, cuando hay personas que tienen un alto poder adquisitivo”. De modo que los módulos se definirán en función de la atención diferenciada a las personas en situación de vulnerabilidad.

De la campaña de declaración y pago de tributos del último ejercicio, el ministro dijo que va mejor que la del ejercicio fiscal de 2022, pero no podemos confiarnos.

Pero sin duda alguna, al igual que ocurrió con la intervención anterior de Díaz Canel en la asamblea, la parte más relevante del discurso de Gil tuvo lugar cuando empezó a hablar de un programa de estabilización macroeconómica, del que poco o nada se sabe, pero que, al parecer, se ha convertido en un objetivo prioritario en sus dos líneas fundamentales: la reducción gradual del déficit fiscal, en el cual se identificaron posibles reservas para la captación de nuevas fuentes de ingresos, y la reducción de los gastos del Presupuesto del Estado.

Pues bien, resulta que el régimen comunista de Cuba, que defiende un modelo económico basado en la planificación central, la ausencia de derechos de propiedad privada, la prohibición del mercado para asignar recursos, que penaliza la acumulación de riqueza por los actores privados y que concentra en el estado cerca del 80% de los medios de producción de la economía, se ha lanzado a una política de estabilización. Y nosotros sin saberlo.

Este tipo de acciones para tener éxito, se tienen que difundir y explicar, porque si se quieren realizar en espacios de oscuridad, suelen acabar mal. Ya lo dijo Díaz Canel en su discurso, al equiparar el programa de estabilización con los lineamientos, la actualización y el Pndes 2030 y demás documentos partidistas, pero hay que señalar que este programa de estabilización no se ha aprobado por el partido. ¿Cabe esperar que sea bombardeado por los comunistas? Tiempo al tiempo.

En todo caso, estabilizar el estado comunista cubano es una tarea compleja si no se desprenden al mismo tiempo de la ideología comunista. Una forma de entender lo difícil que va a ser para los comunistas cubanos estabilizar la economía es lo equivocados que están en cuanto a lo que se tiene que hacer.

Y por lo que informó el ministro, la estabilización va relacionada con una propuesta de un nuevo mecanismo de gestión de la liquidez en divisas del país, que permita superar las limitaciones del actual esquema de control cambiario, cree las condiciones para su funcionamiento y logre una mayor integración entre los agentes económicos. Más o menos lo que pidieron los rusos que iban a promover el desarrollo de las mipymes.

Según Gil, el mecanismo actual de divisas ha tocado fondo, pues operan cuentas con variadas denominaciones, cuentas en monedas con respaldo y sin respaldo, que generan un gran número de distorsiones en la economía, y que se refleja en la población. Tratar de estabilizar la economía desde este planteamiento es una quimera.

Otro tanto es pensar que no puede haber estabilización macroeconómica si no se implementa la producción nacional de alimentos, y va a ser difícil incrementar la producción nacional de alimentos en la sostenibilidad que requerimos, si no tenemos ordenamiento monetario y fiscal en el país. Ese círculo vicioso no se puede transformar en virtuoso si no hay cambios estructurales, como hicieron los vietnamitas con el Doi Moi.

Y seguimos. La estabilización pasa, según el ministro, por proteger la estabilidad del sistema eléctrico nacional y la disponibilidad de combustibles, y el enfrentamiento a la inflación desde todas las aristas: la eficiencia, el control de los precios, y el combate al enfrentamiento a la especulación abusiva, y reconoció que muchas de las medidas aprobadas no han tenido los resultados esperados porque ha faltado la capacidad financiera en divisas para ejecutarlas.

Pues no. El ministro no está acerado y olvida que para estabilizar la economía el principal objetivo es el déficit y la maraña indescifrable de programas de gasto corriente que el régimen destina a actividades de escaso o nulo impacto multiplicador en la economía. Hay que reducir el déficit, reduciendo los gastos, y no aumentando los ingresos, y eso exige apretarse el cinturón gestionando mejor los recursos y limitando el acceso a la financiación a los programas menos rentables, como la canasta normada, por ejemplo. Esto podría suponer un rediseño del presupuesto del estado, y limitar el actual proceso de traspaso de competencias a los poderes territoriales porque eso puede ir en contra de la necesaria conciliación fiscal. Y desde luego, todo este plan de estabilización que se tiene que asumir, no guarda relación alguna con el embargo/bloqueo.

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