Díaz Canel a los comunistas: la economía nos puede

Elías Amor Bravo economista 

Díaz Canel habló en el VI pleno del comité central del partido comunista de Cuba y ante los diputados de la asamblea, sobre lo que denominó “el complejo escenario económico del país y los retos y desafíos que plantean para la nación”, que no es otra cosa que el desastre anunciado, precisamente por obedecer a ciegas las consignas de los comunistas, como ocurrió con la tarea ordenamiento.

Aquí nadie asume responsabilidades, y así, después de consumir la primera parte de su discurso atacando al enemigo de siempre, al que acusó de ser responsable de todos los males que se viven en Cuba, el dirigente comunista abordó la cuestión económica.

Un discurso ideológico, cargado de ensoñaciones castrista ajenas a la realidad de este tiempo y que no atiende las demandas urgentes del pueblo. De hecho, sus primeras palabras fueron para reafirmar el modelo que está en el origen del caos actual, al decir que “los propósitos en la condición socialista de Cuba, como lo definió Fidel, es el desarrollo y crecimiento económico, pero con desarrollo social, que se defienda la soberanía, la independencia, que se logre la mayor justicia social posible”. ¿Para qué seguir?

Utilizó entonces como ejemplo el diseño, desarrollo y producción de tres vacunas y dos candidatos vacunales propios para enfrentar la pandemia (que no han sido homologados por la OMS) para pedir “capacidad de resistencia” que no se trata “solo de resistir y aguantar y aguantar; se trata de en esas condiciones cómo resistimos y cómo creamos bases para avanzar”.

Entonces, declaró “queremos la construcción socialista aspirando a la prosperidad”, una idea en la que se han recreado inútilmente 64 años y que sigue sin concreción práctica, básicamente porque es inviable y, además, el modelo económico que se pretende reivindicar ha saltado hecho pedazos desde hace dos años. 

Para 2023, Díaz Canel propuso dar continuidad a los acuerdos del congreso comunista, centrando dos objetivos fundamentales, “salir de la compleja situación que tenemos en lo económico y social y con un aseguramiento político integral”.

En ese sentido, dijo que los comunistas aspiran a “un modelo económico y social que brinde prosperidad para la población y que abarque desde la alimentación hasta la recreación, que incluya el desarrollo científico, una riqueza espiritual superior y el bienestar”. Una vez más decidiendo por otros, sin escuchar a la gente. Mal camino. Sobre todo cuando se piensa que, para lograr esto, “tenemos que tratar de hacerlo bien, es importante el buen funcionamiento de nuestras instituciones desde la base para llegar a las prioridades con sistematicidad”. No. Lo que se tiene que hacer es escuchar a la gente y hacerles caso. Aunque haya que quitarse el traje ideológico para siempre.

En ese sentido, reivindicó “el seguimiento de los Macro Programas con participación de equipos multidisciplinarios para seguir con el cumplimiento de los lineamientos del Plan Nacional de Desarrollo económico-social 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible” al tiempo que dijo que “no podemos ser ingenuos ante las complejidades que se están viviendo y no dejar acumular problemas”. De resultados, nada. Inasequible al desaliento, señaló que “debemos cambiar todo lo que tiene que ser cambiado, pero sin renunciar a nuestros principios sin apartarnos del concepto de Revolución”.

Y en este punto, señaló que “existen cinco direcciones fundamentales de trabajo, el desarrollo económico, la atención y problemas sociales, el fortalecimiento institucional, el trabajo con los cuadros y su fortalecimiento”. Gasto y más gasto, en momentos que se necesita implementar políticas de contención presupuestaria. Quien mucho abarca, ya se sabe.

Con respecto al desarrollo económico dijo que “se trabaja en la recuperación de la economía con integralidad y articulación enfocado a la solución de los problemas”, que es lo mismo que decir nada, para añadir, con un exceso de voluntarismo inocente, “enseguida que salgamos de esta crisis económica-social que estamos viviendo, tenemos que hacer cambios más profundos en lo estructural para seguir avanzando en lo más estratégico”. Pero sin referir cuáles son esos cambios. De hecho, de forma inteligente, aprovechar la crisis para realizar los cambios que verdaderamente necesita la economía cubana, sería lo correcto. Se están perdiendo oportunidades. Y cuanto más tiempo pase, peor será.

En este punto hizo referencia a los documentos partidistas que regulan los cambios en la economía, como la conceptualización del modelo económico social, los lineamientos de la política económica social, así como el plan Nacional de desarrollo económico-social para 2030, y de forma sorprendente dijo que “se está desarrollando el programa de estabilización macroeconómica, que tiene entre sus retos el tema de la disponibilidad de divisas y los déficits fiscales”. Dicho programa "ha sido elaborado por expertos, académicos, economistas que trabajan de manera permanente todas las semanas para implementar con urgencia todo lo diseñado", pero no forma parte de los documentos partidistas citados para regular la economía. Habría que saber qué margen tiene Díaz Canel para ello.

Según dijo, el programa de estabilización macroeconómica incluye una reforma fiscal, la recuperación del equilibrio monetario, la planificación y coordinación macroeconómica, el desarrollo de los mercados y las relaciones monetarias mercantiles, la entrada de divisas al país y también los elementos que tienen que ver con la dolarización y el mercado cambiario. Cuestiones esenciales para que la economía cubana recupere una senda hacia los equilibrios internos y externos perdidos. Sería conveniente que se ofreciera más información sobre este programa, que se mantiene en absoluta oscuridad. ¿Sabe alguien algo de una reforma fiscal? ¿Se conoce qué se está haciendo para el equilibrio monetario o el desarrollo de los mercados? ¿de qué mercados habla Díaz Canel? ¿Qué niveles de dolarización registra en estos momentos la economía? Son cuestiones suficientemente importantes para un debate nacional que no pueden seguir en la oscuridad.

En este punto, señaló que la prioridad es lograr bajar los precios y una mejor relación salario-precio. Para concluir que esta cuestión “iría ordenando el resto de los indicadores económicos y sociales, así como impulsaría la producción local de alimentos y su comercialización”. Es una creencia falsa pensar que los elevados niveles de inflación que registra la economía cubana (sobre todo en los precios de los alimentos) se van a corregir u ordenar, por sí solos. La relación salario-precio no es solo monetaria y tiene mucho que ver con los niveles de productividad de los factores.

Precisamente, dijo que la segunda prioridad es producir a nivel local los alimentos que necesita el país y reconoció que “la principal fuente de alimento que le estamos dando a la población es la canasta y que no alcanza. Todo lo que entregamos está sostenido sobre la importación, con más de 2.200 millones de dólares que gastamos en este concepto, porque nos cuesta mucho generarlo”, para señalar que cada vez se pueden comprar menos, porque los precios de los fletes y de los alimentos han subido bastante. El problema es que las fuentes de divisas están secas (turismo, médicos, exportaciones de bienes) y no hay forma de incrementar a corto plazo.

Por ello, el dirigente comunista recuperando viejas glorias, pidió “recuperar el papel de la empresa estatal agropecuaria en la producción de alimentos”. Aquellos conglomerados ineficientes que surgieron de la reforma agraria convirtiendo a los campesinos en asalariados del estado. Una fórmula que fracasó se quiere volver a implementar. No perdió oportunidad para criticar a los intermediarios, de los que dijo que en muchas ocasiones, “obtienen más ganancias que los propios productores, lo cual desestimula al eslabón más importante de la cadena”, pero realmente ese intermediario en el caso del sector agropecuario es Acopio, el monopolio estatal, que está bajo la dirección del régimen. 

En relación con las cadenas productivas y de comercialización de productos, dijo que “hay que perfeccionar la contratación, el acopio y la comercialización por la vía estatal”, reforzando a Acopio, una vía que se ha tratado de implementar durante demasiado tiempo sin resultados. Es necesario incorporar las formas privadas competitivas a la intermediación comercial. La alternativa comunista es mucho peor.

También dijo que se tienen que “aclarar situaciones sobre el mercado ilegal en divisas”, ya que en la actualidad se esta “buscando incentivar la captación de remesas, criptomonedas y operaciones de cobro y pago en el exterior, y que se continúan buscando modelos conjuntos de producción cooperada entre el sector estatal y el sector no estatal”. Otro dato sorprendente sería de interés conocer, por ejemplo, que volumen de divisas se mueven en la economía cubana en criptomonedas y operaciones en el exterior, y acabar por normalizar las estadísticas de movimientos de capitales que son inexistentes. De todo ello, se limitó a decir que se adoptan medidas para fomentar y estabilizar el mercado cambiario y el financiamiento cerrado.

En cuanto a la identificación de fuentes de financiación para la transformación de la agricultura citó los contratos de producción cooperada destinados a aprovechar capacidades de tierras ociosas, pero sin entrar mucho más en una cuestión que no tiene ni pies ni cabeza y que no va a resolver las necesidades financieras del sector agropecuario. Nada se va a arreglar si no hay derechos de propiedad privada en la base del sistema.

Respecto a las ventas en tiendas en moneda libremente convertible, Díaz Canel dijo lo que ya todo el mundo sabía, que se tienen que mantener como algo necesario, como una vía para la captación de divisas que entran al país sin control gubernamental.

Con relación a la inversión extranjera, dijo que se trabaja en la eliminación de “determinadas manifestaciones de inmovilismo por parte de instituciones, no solo de comercio exterior, sino de un grupo de entidades que tienen actividades en esta área, que se demoran en dar respuesta. Los negocios son lentos, dejan a la gente esperando lo cual no estimula y no nos podemos dar ese lujo”. Pero no aclaró a que se refieren esas manifestaciones de inmovilismo. Lo que parece claro es que Cabrisas ha entrado como elefante en cacharrería en el antiguo feudo de Malmierca, y lo está poniendo todo patas arriba. Ya se verá en que queda todo eso, ya que el anuncio de que se está perfeccionando la estructura de comercio exterior en el extranjero, las sucursales y las representaciones extranjeras en Cuba, no dejó de ser una sorpresa que habrá que seguir en los próximos meses.

En este punto de su discurso, Díaz Canel puso en relación los desequilibrios económicos que existen con el programa de estabilización macroeconómica “que no resuelve esos desequilibrios de hoy para mañana, pero que puede ir atenuándolos a partir de acuerdos que hemos ido concretando”. ¿Cuánto tiempo lleva en funcionamiento ese programa? ¿Cuáles son sus medidas concretas?

Y concluyó su discurso con referencias a los contenidos ideológicos y su refuerzo partidista, para lo que reivindicó ante el cónclave comunista el mantenimiento del sistema de enfrentamiento al delito, los procesos ordinarios, la planificación y sistematicidad de la actuación y sobre todo el análisis comunitario para calificar de contradictorio que “se hayan incrementado algunas manifestaciones de delitos y, sin embargo, en algunos territorios disminuyan los expedientes de casos que se presentan a los tribunales”.

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