Balance del sector construcción en Cuba durante 2016
Elías Amor Bravo, economista
Una vez más, los
resultados del sector de construcción en Cuba en 2016 se pueden
calificar de muy desalentadores. La Oficina Nacional de Estadística,
ONEI acaba de publicar un informe titulado, “Construcción en Cuba.
Indicadores seleccionados enero-diciembre 2016” cuyos datos
certifican que este sector, a pesar de su destacada importancia para
crear empleo, atender las necesidades básicas de vivienda de la población y promover
el desarrollo de infraestructuras en la economía nacional,
continúa postrado y es, con diferencia, uno de los que mejor
reflejan la situación de recesión de la economía castrista
anunciada por las autoridades desde finales del pasado año.
Cualquier gobierno
con conocimiento de las reglas básicas del funcionamiento de un
sistema económico otorga, por los motivos antes expuestos, una
importancia estratégica y táctica notable a la construcción, como
actividad económica. En el régimen castrista, los gestores de la economía, perdidos entre los
llamados “lineamientos” y ese programa hasta el 2030 que todavía
anda dando vueltas de un lado a otro, continúan sin encontrar una solución a unos
problemas que deben afrontar: el deterioro de la vivienda, el
patrimonio inmobiliario en general, y la carencia de
infraestructuras.
Problemas que la experiencia de 58 años demuestra que no se pueden resolver con un modelo
de economía central, en la que el estado es dueño de todos los
activos y relega a la empresa privada libre a un papel marginal, sin
que el mercado pueda asignar libremente los recursos. Con un diseño
de estas características, se pueden comprender los deficientes
resultados de la construcción en Cuba en 2016.
Pasemos revista a
los datos. El valor añadido bruto del sector alcanzó 5.785,6
millones de CUP, con un crecimiento del 2,9% con respecto al año
anterior, que si se tiene en cuenta la influencia de los precios (cuya estimación apunta en algunos casos a un 6%)
presenta un resultado mucho más negativo en términos constantes.
Atendiendo a los dos
componentes principales de actividad del sector, se observa que la
actividad de “mantenimiento constructivo” es la que más se
resiente en 2016 con una caída del 5,9% respecto al año anterior, mientras que “la
construcción y montaje con destino a inversiones” que es el otro
componente, aumentó el 9,2%. No cabe duda que los compromisos
asociados a la inversión extranjera están detrás de estas cifras
positivas que, sin embargo, no consiguen expansionar el sector en su conjunto.
La razón es que el
mantenimiento, la actividad que registra un descenso significativo,
representa el 39% del valor añadido del sector, mientras que la
inversión supone el otro 61%. En cualquier país del mundo, la
actividad de mantenimiento constructivo por los particulares supone una participación
mucho más destacada que los nuevos proyectos, pero en Cuba, donde
existen dificultades reales para que los ciudadanos privados puedan
mejorar las condiciones de sus viviendas, ocurre justo lo contrario.
Tal vez si el régimen apostara por flexibilizar más la actividad
constructora dirigida a particulares por medio de empresas privadas
libres, estos resultados mejorarían de forma muy significativa.
De igual modo, ONEI
confirma que la construcción de viviendas en 2016 ha vuelto a
significar un ejercicio perdido. Se construyeron 22.100 viviendas una
cifra que está lejos de las necesidades anuales estimadas para
atender las demandas de la población (alrededor de 50.000) y además,
se registró un descenso del 4,9% con relación a 2015. Una vez más,
y como viene siendo habitual, el sector estatal es el que ha
experimentado un mayor descenso en su capacidad de construcción de
viviendas, con una caída del 11,1% mientras que las viviendas
construidas por esfuerzo propio que es la alternativa que permite el
régimen a los particulares, aumentó en un moderado 2,1%.
La actividad
constructora en 2016 ha experimentado los mayores aumentos en tres
actividades: transportes almacenamiento y construcciones (59,6%),
comercio (42,6) e industria manufacturera excepto el azúcar,
(35,2%). Estas actividades se muestran como las más dinámicas en su
ritmo de crecimiento pero su participación en el total es baja, ya
que apenas alcanzan el 14%. Por el contrario, los servicios
empresariales que suponen el 28% de la construcción en las distintas
actividades, crecieron menos, un 15,6%. Experimentan descensos con
relación a 2015, 8 de las 18 actividades reseñadas por ONEI. La
caída más intensa tiene lugar en suministro de electricidad, gas y
agua, con un significativo 47,2% menos que en 2015. Le sigue por
relevancia, la pesca con un 20,7% menos, y la administración pública
y defensa, con un 11,8% menos. Por lo que respecta a los llamados
logros de la revolución, se producen resultados dispares. La
educación aumenta el valor constructivo en cerca de un 30% pero la
salud pública y asistencia social experimenta un descenso del 13%.
Resultados que muestran una notable disparidad y la incapacidad del
régimen para planificar, con sus recursos que son muy importantes,
el comportamiento equilibrado de las inversiones en la economía
nacional.
ONEI facilita
igualmente información relativa a la dinámica experimentada por la
producción de insumos que se utilizan en la construcción, lo que
sirve para determinar la evolución de la industria principalmente
relacionada con esta actividad. Los datos son igualmente negativos y
confirman que 2016 ha sido un año especialmente malo. La producción
de barras de acero corrugadas se desploma un 32,2% con respecto a
2015, la de prefabricados de hormigón un 13,5%, la piedra triturada
un 4,6%, el cemento disminuyó un 1,7%, la arena calcárea un 1,8%.
En el lado contrario, destacan los aumentos de la producción de
techos metálicos y bloques de hormigón, ambos un 19%.
A modo de
conclusión, el sector constructor en Cuba acusa los efectos
recesivos de la economía en 2016 y lejos de actuar como motor del
crecimiento, ve cómo se reducen de forma significativa sus cifras tanto en los
productos destinados a los consumidores como en la producción de
bienes intermedios. El mantenimiento de la vivienda, que algunos
analistas y observadores opinan que es una actividad que tiene grandes perspectivas para
el desarrollo futuro de la economía cubana, se hunde en sus cifras
como consecuencia del inadecuado régimen jurídico y ordenamiento
administrativo que lo regula y controla. Tan solo los nuevos proyectos
constructivos asociados a la inversión extranjera consiguen animar
un sector, la construcción, que debería ser objetivo principal para las autoridades.
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