La inversión extranjera en la minería castrista: a cuenta gotas
Elías Amor Bravo, economista
Diversas
agencias y medios se han hecho eco de la noticia anunciada por el
régimen castrista de la inmediata puesta en explotación del
proyecto minero-metalúrgico Castellanos, en la provincia occidental
Pinar del Río con una inversión de $278 millones, de
las mayores que acomete actualmente el país. Debe haber mucho interés, no me cabe duda, porque el valor de la producción minera en la economía alcanza apenas 461 millones de dólares, según la Oficina nacional de estadística, ONEI, por lo que este proyecto equivale a casi el 60% de la producción sectorial. Ni más ni menos. La balanza se puede ir hacia cualquier lado.
En
principio, las obras de este proyecto deberán finalizar en julio,
fecha en la que se pretende poner en funcionamiento la planta minera
que ha sido diseñada para obtener 220 toneladas anuales de
concentrados de plomo y zinc, destinadas a la exportación. El gran
secreto de la estadística oficial castrista, acceder a la
información de lo que realmente exporta el sector minero, borrando
de manera sistemática la Cección 3 con todos sus capítulos de las
estadísticas de la Clasificación Uniforme para el Comercio
Internacional (CUCI) alegando interés en solo unos capítulos y
secciones.
No
obstante, es posible obtener información del sector minero de la
economía castrista y concluir que apenas representa actualmente,
según datos de la ONEI, un 0,5% del PIB
y da empleo a poco más de 28.900 personas, que suponen un porcentaje
similar del empleo.
En
términos macroeconómicos, se puede calificar como sector marginal
de la economía, siendo la única ventaja que en el mismo los
salarios medios pagados (958 CUP mensuales en promedio) superan los
678 CUP para el conjunto de las actividades de la economía.
Por
último, en términos de crecimiento acumulado en los últimos seis
años, la producción de este sector apenas ha crecido un 0,95% de
media anual, lo que explica que también haya descendido su
participación en el conjunto de la economía en términos de
producción y empleo. Es decir, la minería ha sido otro de los
sectores que se ha visto afectado por la pésima combinación de la
economía castrista basada en la ausencia de un marco jurídico de
derechos de propiedad y la planificación centralizada de las
actividades económicas. En ese sentido, sus dimensiones y evolución
se asimilan bastante a las del azúcar, otro de los sectores
lastrados por la ineficacia y las decisiones erróneas de los
gestores políticos de la economía. Cabe preguntarse, en tales
condiciones, cuál puede ser el interés en invertir en esta
actividad y para qué.
Al
parecer, la información divulgada en los medios señala que el
objetivo de la explotación del yacimiento Castellanos, donde ahora
se pretende explotar otros minerales fue encargada (sin concursos ni competencia un procedimiento que encanta a los dirigentes de la economía castrista) a la empresa mixta minera del Caribe Emincar, que, como otros proyectos, surgió en 2012 como
una alianza de la estatal cubana Geominera, que se reserva
más del 50% del capital, y una multinacional europea y una empresa
angoleña, cuyos nombres, como viene siendo habitual por la
transparencia del régimen castrista. no se han dado a conocer.
Algunos
analistas del yacimiento del Ministerio de Energía y Minas (Minem)
castrista señalan que hay reservas para 11 años, periodo en el que
el que su explotación aportará alrededor de un millón de
toneladas. Ojalá no les salga el tiro por la culata como aquellas
inmensas bolsas de petróleo que se encontraban, según decía Fidel
Castro, en la zona de aguas territoriales del golfo de México, y que
realmente nunca aparecieron.
Como
casi todos estos proyectos de inversión extranjera, existe un peaje
a pagar que apenas guarda relación con el mismo. Resulta que la empresa mixta ha tenido que asumir con sus
recursos propios, la reparación del puerto de Santa Lucía, para su
utilización como salida de la producción por vía marítima hasta
la terminal de contenedores de la Zona Especial de Desarrollo del
puerto Mariel (ZEDM), desde donde se enviará al exterior. Según la
nota informativa, este proyecto puede suponer el desarrollo local de
Santa Lucía, una localidad de tradición minera situada a 210
kilómetros al oeste de La Habana, gracias a la creación de 1.000
empleos directos, unos 480 y el resto indirectos. Las explotaciones
mineras de Santa Lucía experimentaron una grave crisis económica
entre finales de los 90 y comienzos del 2000, como consecuencia de la
caída del precio de los metales y los altos costos de producción, y
más de 2,000 personas se quedaron sin trabajo.
Ojalá
que esta historia tenga un final feliz. Al parecer, se anuncia que
las primeras exportaciones de la compañía se prevén para octubre
de 2017, aunque la plena producción de la planta se alcanzará en el
primer trimestre de 2018. Lo que más me ha sorprendido es el
retraso, sin duda incomprensible, que ha tenido esta empresa Emincar,
desde que se planteó en 2012 para empezar a funcionar. Cinco años, y aún deberá esperar
otro más para exportar. La pregunta es ¿aguantarán los precios de
los minerales y las condiciones del mercado internacional para
entonces?
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