¿Qué está pasando realmente con la Agroindustrial Ceballos?

Elías Amor Bravo, economista

Hay mucho de "sálvese quien pueda" detrás de la reacción del sector productivo a las medidas, ciertamente duras y deficientes, de la Tarea Ordenamiento. Conforme se van conociendo casos, esta posición va ganando adeptos.

¿Cómo si no, interpretar y valorar la solución que el régimen comunista cubano ha ofrecido para aplacar la insolvencia de la Agroindustrial Ceballos? Pues en principio, cabría señalar que es pan para hoy y hambre para mañana, y que dice muy poco en función de la sostenibilidad de la empresa.

Quizás por ello, con tono triunfalista, muy propio de la prensa oficial del régimen castrista, Granma titula un artículo, “Agroindustrial Ceballos recupera su eficiencia”, en que se informa que “la disminución de los costos de producción, aparejado a la corrección en la implementación de las premisas de la Tarea Ordenamiento al interior de la organización, posibilitaron una reducción significativa de los precios en la comercialización mayorista de los productos líderes de la entidad”.

Sin detallar demasiado en qué consiste la reducción de costes practicada por la empresa o, lo que sería más interesante aún, esa corrección en la implementación de premisas (podría ser incluso hasta dejar sin efecto la subida salarial) la nota señala también que “dicha rebaja también tendrá, en breve, impacto en la red del comercio minorista de Ciego de Ávila y de otras provincias, a las cuales llegan las producciones de Ceballos”.

En principio, nada que objetar. La reducción de los costes para reducir los precios es una política adecuada cuando una empresa registra pérdidas, y suele tener un impacto casi inmediato en las cuentas, como ha ocurrido en este caso. Por desgracia, no hay mucha información en la nota de Granma sobre cómo se ha producido este “milagro”, en tan poco tiempo, pero parece que los costes han sido rebajados, junto a las “premisas organizativas” y la justificación ofrecida para ello es que “se ha actuado sobre el tipo de envase y el vegetal procesado”.

Gracias a ello, se ha conseguido la rebaja con respecto al precio propuesto en la primera etapa de la Tarea Ordenamiento en algunos alimentos industrializados, como los 19 tipos de encurtidos. Y se cita el ejemplo de que “en diez de las 12 variedades de mermelada, los precios de comercialización disminuyeron entre 105 y 12 pesos; el valor de la pasta de ajo en cubeta de plástico se redujo en 146 pesos, el coco rallado en 228, el casco de toronja en lata de 3,2 kilogramos en 138, las barras de guayaba de 400 gramos en diez, y la de 460 gramos en cinco, por solo citar algunos productos”.

La consecuencia inmediata de esta reducción del coste de los bienes intermedios (envases u vegetal procesado) utilizados por la empresa en la fabricación de sus productos finales, es que otra u otras empresas cubanas, deben estar, en este preciso momento, acusando esa rebaja en sus propios precios, con lo que es muy probable que sean las que ahora tengan los problemas de insolvencia. Así son las cadenas de producción y eso tienen los encadenamientos. Trasladar a otros los costes es fácil, sobre todo si son dependientes de quien actúa de ese modo, pero la estrategia no es sostenible y acaba dando malos resultados.

Reconozco la preocupación por esta apuesta por los precios más bajos de la Ceballos, ya que esto implica, si los ajustes de costes no han sido suficientes, que la empresa debería aceptar una reducción en sus márgenes de beneficio. Pero según Granma, esto no ha ocurrido, sino todo lo contrario. Y así, “durante el primer mes del año la organización unas pérdidas estimadas en cuatro millones de pesos”, sin embargo, ya ha recuperado dicho resultado, de modo que, al cierre de febrero, “se acumulan utilidades superiores a esa cifra, sobre todo debido a la búsqueda de alternativas para la obtención de ganancias” La pregunta es obvia, ¿Cómo se ha producido este “milagro”? y sobre todo, ¿es sostenible, se puede mantener de cara al futuro?

No lo parece. O tal vez no han dicho todo lo ocurrido, y hay algo más. Aunque la nota de Granma no aporta mucha más información, se sabe que “el porcentaje de la rebaja de los precios no es lineal en todos los productos, y en algunos, incluso, fue superior al 35%, atendiendo, fundamentalmente, a la disminución del costo de las frutas con destino a la industria”. Es lo que se denomina discriminación de precios, es decir, la empresa ha concentrado la rebaja en unos determinados productos, posiblemente los que tienen demanda más inelástica, aquellos que la gente no está dispuesta a dejar de consumir por mucho que aumenten los precios, y ha debido aplicar rebajas en los de demanda elástica, que son los fácilmente sustituibles. A falta de información, parece que las cosas han debido ir por aquí.

De hecho, la nota informa que, “entre las soluciones de la empresa destacan la creación de encadenamientos productivos; las ventas, en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, a las empresas mixtas Moa Nickel s.a. y Minera del Caribe; la consolidación de la cartera de exportaciones y la comercialización en frontera, así como los servicios prestados a Cuba Catering, que ofrece servicios de avituallamiento de productos para la venta y servicio a bordo, así como acondicionamiento interior de los aviones, y a La Estancia, entidad cubana que elabora alimentos y bebidas envasados, que se expenden en las cadenas de tiendas”.

En definitiva, la solución de la Agroindustrial Ceballos para salir del atolladero ha sido concentrar su oferta y, por tanto, su negocio, en la atención a clientes empresariales, una estrategia de gestión que se denomina B2B. Clientes que no pertenecen al gran consumo, que son los que están pasando en este momento la situación más difícil como consecuencia de la Tarea Ordenamiento.

El cliente empresarial negocia de otra forma, los criterios políticos son prioritarios, y sus presupuestos suelen estar más accesibles para que el flujo de caja funcione. Muchos de esos clientes, además, son empresas que, como la amplia mayoría en Cuba, pertenecen al mismo titular, el estado (salvo algunas mixtas, como caso excepcional) y sus recursos proceden del mismo sitio, de modo que es posible que se haya cambiado la cuenta de explotación de las empresas echando mano de los subsidios al productor, escondiéndolos detrás de operaciones comerciales entre empresas.

En cierto modo, y según se desprende de la información publicada en Granma, parece que la Agroindustrial Ceballos ha superado el desastre de la Tarea Ordenamiento concentrando su negocio en el suministro y venta a otras empresas. Conclusión, se han olvidado de la gente común que, con sus salarios en CUP, sigue esperando en las colas de las bodegas. Estrategias que pueden servir para “milagros” en el corto plazo, pero que no son sostenibles. Lo veremos.


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