El debate público y privado y los comunistas cubanos
Elias Amor Bravo, economista
Los comunistas cubanos han decidido no conformarse
con aplicar las ideas absurdas que tienen en materia de asuntos económicos dentro
de la Isla, sino que ahora, cada vez que pueden, las intentan imponer en los foros
internacionales donde les ceden la palabra. Justo lo que no hacen ellos en Cuba
con los que piensan de forma diferente o no están “dentro de la revolución”.
Por ello, es conveniente resaltar qué tipo de
aberraciones se dicen en esos foros internacionales, por quién se dicen y qué
objetivos están detrás de tales planteamientos. Como el amable lector de este Blog
imagina, me refiero a unas declaraciones de la viceprimera ministra de Cuba,
Inés Chapman, en ocasión de una Reunión de Alto nivel sobre aplicación de los
objetivos y metas relacionados con el agua de la Agenda 2030, en la que de forma expresa,, pidió "el cese de la
manipulación mercantil de los recursos naturales por las grandes
transnacionales" y Granma se ha hecho eco de ello.
Sin aclarar muy bien qué se entiende por esa "manipulación mercantil" parece evidente que los comunistas cubanos han decidido hacer amigos por el
mundo. Que les pregunten a sus socios venezolanos la manipulación de todo tipo que hacen con el
petróleo que tienen, o a los chinos que recorren el mundo, con sus corporaciones estatales, sobre todo África, haciéndose
con el control de todas las materias primas estratégicas. Incluso, que se miren
a ellos también, porque las compañías canadienses u holandesas que explotan la minería
niquelífera de Cuba, a lo mejor actúan igualmente de ese modo.
Cuesta creer en pleno siglo XXI que el gobierno de un país hable en un foro internacional de este modo y manera, atacando las bases que conforman el proceso de globalización asociado a las nuevas tecnologías de la cuarta revolución industrial que son imparables. En vez de intentar aprovechar estas tendencias del entorno, una representante del gobierno comunista cubano anda diciendo, de algún modo, que hay que frenar a las empresas trasnacionales que están detrás de estos procesos de integración económica mundial.
En cierto modo es como si se hubieran despertado de un sueño que empezó a
mediados del siglo pasado, y se encuentran con una realidad que, obviamente, no
les gusta porque no la entienden. Esa forma de pensar del régimen comunista de
Cuba en los temas utilizando la escala izquierda derecha, se quedó obsoleta
hace muchos años, pero ellos siguen erre que erre, haciendo el ridículo en los
foros internacionales, para luego decir que las inversiones extranjeras no
llegan a Cuba por culpa del bloqueo.
Imagino a Malmierca calculando el coste económico que estas
declaraciones de la señora Chapman pueden tener sobre las expectativas de
negocio de potenciales inversores extranjeros en Cuba. Nada bueno, desde luego.
Alguno habrá hecho las maletas y tomado el primer vuelo de regreso a su país, nada más conocer este
tipo de mensajes. Malmierca sabe que no puede protestar, porque la viceministra
ha hablado con autorización del partido comunista, que está por encima de todo
en Cuba, así que lo único que puede hacer es ir pensando en la Ley Helms Burton
y otras naderías para justificar el desplome de las inversiones extranjeras durante
este año y el que viene, y el siguiente. Errores de este tipo se acaban pagando
con maleza y telarañas en la ZED de Mariel que es para lo único que ha servido.
Los dirigentes comunistas cubanos deben ser conscientes
que ese mensaje rancio y lleno de ira contra el sector privado empresarial, que lanzan en los foros internacionales, no es otro que el mismo que aplican a una joven de 22 años que solo
pretende regresar a su país o a un carretillero al que decomisan su mercancía. Este enfoque está fuera de lugar, y toca ir cambiando. De nada sirve defender posiciones
obsoletas, poco creíbles, y convertirse en falso paladín de unos “derechos humanos” que después en Cuba, no
respetan, ya sea del agua, o de la libertad de prensa y reunión. Es lo mismo,
son derechos, y no se entiende por qué unos si y en cambio, otros son
proscritos. De eso no hablan en los foros internacionales. Es mucho mejor condenar
embargos y atacar a las trasnacionales, que probablemente podrían invertir en
Cuba y dejar varios miles de millones en empleos y riqueza.
La carga ideológica y el absurdo de las posiciones comunistas cubanas llega cuando la señora Chapman considera mucho más importante para proteger el agua y los recursos naturales, que es el tema del que habló en el foro de Naciones Unidas, "la firme voluntad política de los gobiernos para impulsar la cooperación internacional”.
Y, en cambio, consideró muy negativa lo que denominó “la manipulación mercantil de los recursos naturales por parte de las compañías transnacionales” que en su opinión, a diferencia de la acción bondadosa y benigna de los gobiernos en defensa del bien común, solo tiene como objetivos “privilegiar la generación de mecanismos financieros para la movilización de tecnologías”.
Insisto, que le pregunte a los chinos cómo se hace eso, y le darán una respuesta
clara y sencilla. La solución es, con relación al agua, para los comunistas
cubanos “propiciar la creación de fondos y mecanismos financieros para la
movilización de recursos tecnológicos con vistas al incremento de la
cobertura de agua potable, el saneamiento ambiental y el manejo sostenible de ecosistemas, para el bienestar de los pueblos". Casi nada, tal vez una comisión de este foro debería visitar las fugas de aguas en las ciudades cubanas por el pésimo estado de las infraestructuras, o las tarifas tras la Tarea Ordenamiento y podría comprobar que lo dicho por la ministra para "agua potable, el saneamiento ambiental y el manejo sostenible de ecosistemas,
para el bienestar de los pueblos” se queda solo en eso más gasto público, más estatalización y
menos sector privado.
Menos mal que a estos foros asisten representantes de muy diversos países que saben que en el uso y explotación del agua, la cooperación privada y pública es fundamental para la gestión de los recursos, en contra de lo que dice la señora Chapman y los comunistas cubanos. Y que por tanto, existe una clara y firme voluntad política por parte de los gobiernos de todos los países para implementar la colaboración activa con empresas privadas, muchas de ellas trasnacionales, en áreas como el uso sostenible del agua, el desarrollo de infraestructuras, la creación de capacidades en el área de la gestión de los recursos hídricos e hidráulicos, la innovación, la transferencia de tecnologías y la adaptación al cambio climático.
Justo en todo
aquello que los comunistas cubanos quieren que sea solo una función del estado. Este tipo de mensajes, completamente trasnochados, deben aburrir en un contexto de economía mundial en
que esta animadversión de lo público a lo privado ha pasado, por suerte, desde hace años, a
mejor vida.
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