Rentabilidad y motivación: ¿por que no se logran los encadenamientos en Cuba?
Elías Amor Bravo, economista
“Es preciso encadenar la agricultura
y la industria”, la frase es del viceprimer ministro Tapia durante un
recorrido por varios municipios en Pinar del Río. Granma se hizo eco de la
noticia. El encadenamiento ha sido, por obra y gracia de Díaz Canel, una
referencia continua en los enunciados de los dirigentes comunistas cubanos en
los últimos años. Un término que no resulta fácil de precisar en sus objetivos
y fines, quizás porque nunca se acaba de perfilar del todo. Y, además, sigue sin dar resultados.
Por ejemplo, en esta ocasión, Tapia
se refirió a encadenar, como forma de asegurar los métodos de control a las
bases productivas, y, añadió que, “en la medida que la industria se encadene
con la agricultura, se interese por las siembras y por conocer cuántas
hectáreas de cultivos hay en el campo, ese control dará mejores resultados para
todos”.
Lleva razón, aunque no es tan fácil
como él dice. Lo que se tendría que explicar, y justificar, es por qué esa
labor de relación, de encadenar sectores y actividades, no se está produciendo
en la economía cubana y entonces habrá que acceder a otro nivel del discurso.
Porque si la industria no se
interesa, por ejemplo, por “el ambicioso proyecto que se ejecuta en el
municipio de Los Palacios, donde se fomentan las plantas proteicas para la
alimentación animal y se instala una tecnología para el procesamiento de
moringa con destino a la industria farmacéutica, al mismo tiempo que se trabaja
en varias líneas para el cultivo de frutales, la cría de peces, ganado menor y
avestruces, y se avanza en la obra civil de una minindustria para la
elaboración de conservas”, tal vez sea porque no le va nada en ello.
Esto podría significar, lo más
probable, que el proyecto no sea tan “ambicioso” como dicen las autoridades, o
porque sus proponentes no se han encargado de darlo a conocer, incluso porque
no tienen interés en hacerlo, o porque nadie les ha exigido que lo hagan. Habría
que pensar, igualmente, en el grado de desarrollo del proyecto, que puede
encontrarse en sus etapas iniciales. Los motivos de separación de la industria
y la agricultura en Cuba, la ausencia de encadenamientos, son muy variados y disímiles,
pero en general, vienen a coincidir en uno o dos, como máximo: rentabilidad y motivación.
Si existe rentabilidad asegurada
detrás de un acercamiento industria y agricultura, o entre las actividades que
sean, habrá vías de colaboración e interés por desarrollar esos “encadenamientos”.
La obtención de beneficios comunes asegura la implicación en la formulación de
los proyectos e iniciativas. De hecho, se trata de una estrategia empresarial
que suele propiciar costes competitivos y una mejor calidad de los productos y
servicios. Pero debe existir rentabilidad, porque en caso contrario, los puntos
de intersección serán inexistentes.
Además, la motivación per se, es igualmente
importante en estos procesos. Puede venir motivada por factores como el
conocimiento de las personas que están detrás, el éxito en anteriores
experiencias de cooperación, los vínculos profesionales y personales, etc. El
ámbito de la motivación humana, directamente relacionado con la libre elección,
la cooperación voluntaria y el ejercicio de la libertad, va mucho más allá de
esa exhortación al “trabajo voluntario” que Tapia hizo al interesarse por el
estado de cada una de las inversiones en las plantaciones y los proyectos en
los municipios de Los Palacios y Consolación del Sur, para el fomento del
ganado menor, que incluyen “el rescate de naves, el montaje de jaulas para la
cría de conejos y la siembra de plantas proteicas como la tithonia y la morera”.
En realidad, hay mucho por hacer en la economía cubana si se quieren lograr los encadenamientos y asegurar su continuidad. Sería muy positivo empezar por reducir la excesiva presencia de autoridades de los ministerios. provincias y municipios en estos procesos, y se echa en falta más iniciativa empresarial y libertad para la cooperación. Se necesita dar mayor libertad a las empresas estatales y los negocios privados para que interactúen en los distintos proyectos y avancen en los encadenamientos, bajo los patrones de rentabilidad y motivación.
Los comunistas cubanos son incapaces de entender que cuanto mayor
sea su presencia en la actividad económica y productiva, menor será la
cooperación, la rentabilidad y la motivación de los distintos agentes para encadenarse.
No hay alternativa. La libertad es fundamental para el funcionamiento eficiente
de las economías. 62 años de fracasos deberían ser suficientes para reconocer lo que se tiene que hacer.
Además, si realmente se pretende lograr “la
vinculación de los trabajadores a los resultados productivos”, como dijo Tapia, es fundamental que
el estado se separe de la actividad económica”. Sin embargo, son tan erróneas las
interpretaciones que hacen los dirigentes comunistas de la realidad, que Tapia
declaró que “el hombre debe ganar por lo que tiene, de lo contrario no habrá
sentido de pertenencia”, una afirmación que no es del todo cierta, ya que lo
que se tiene, en numerosas ocasiones, ejerce una influencia mucho menor sobre
aquello que se aspira a ganar. En cuyo caso, lo que realmente importa no es lo
que se tiene, sino lo que se puede llegar a tener y conseguir con el trabajo y el esfuerzo.
Ni conocen la rentabilidad ni mucho menos la motivación. Por eso no hay encadenamientos en la economía cubana.
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