Los comunistas cubanos ante su congreso: ¿de qué economía van a hablar?
Elias Amor Bravo, economista
La prensa oficial del régimen ya está calentando
motores para el próximo congreso comunista del 16 al 19 de abril. Se informa,
con aplastante unanimidad, que la militancia comunista analizará, entre otros
temas, “los resultados económicos y sociales alcanzados durante
el quinquenio precedente, así como las proyecciones de trabajo para los años
por venir”.
Tienen trabajo. Porque se van a encontrar ante un
escenario lamentable, y al mismo tiempo, un complejo dilema que tendrán que
afrontar. O siguen con la misma política y modelo económico social comunista,
cuyos resultados son bien conocidos, o dan la vuelta al calcetín de una vez,
como hicieron chinos, vietnamitas o europeos del este. Parece que ya tomaron la decisión.
Además, por extraño que parezca, no tienen prisa, porque
reivindican las palabras de Raúl Castro en la clausura del séptimo congreso,
cuando dijo “el proceso de actualización del modelo económico que iniciamos en
el sexto congreso no es una tarea de uno o dos quinquenios. El rumbo ya está
trazado. Proseguiremos a paso firme, sin prisas, pero sin pausas, teniendo muy
presente que el ritmo dependerá del consenso que seamos capaces de forjar al
interior de nuestra sociedad y de la capacidad organizativa que alcancemos para
introducir los cambios necesarios, sin precipitaciones ni mucho menos
improvisaciones que solo nos conducirían al fracaso”.
Conviene tener en cuenta esta perspectiva temporal de
Raúl Castro sobre la forma de abordar los cambios en la economía, porque responde
a muchas de las debilidades en la implementación de las políticas económicas
por el gobierno. Realmente, ese no fue su espíritu cuando en febrero de 2008
tomó las riendas del poder en sustitución de su hermano, poniendo en marcha
numerosas reformas de calado.
Por algún motivo, el espíritu reformista de Raúl
Castro se paralizó y después entró en esa dinámica de largo plazo, pasmoso
rendimiento y ausencia de precipitación, ajena a cualquier consenso social democrático
y plural. Claro, de eso no se hablará en el congreso, pero sería conveniente
saber por qué.
Los comunistas cubanos deben quitarse de la cabeza
cualquier idea o planteamiento de que podrán garantizar “la continuidad e irreversibilidad
del socialismo” porque esto cada día resulta más difícil si no se incrementa el
producto e ingreso nacional. Y los datos indican que han tocado fondo y que si
pretenden “avanzar en el desarrollo económico y en el mejora de la calidad de
vida de la población” tienen que pensar en grande y darse cuenta que las
decisiones más trascendentales en la vida de una nación se deben adoptar en
momentos como el actual.
La respuesta de este dilema para muchos está clara, y
no admite cuestionamiento. Lo importante es que los dirigentes del partido
único se den cuenta que hay que acometer cambios estructurales de profundidad
que alejen a Cuba de la postración en que se encuentra. En ese camino,
encontrarán mucho más apoyo que oposición y desde luego, asumirán un papel
histórico.
Sin embargo, hay que cambiar modos y formas para que las reformas funcionen. Por ejemplo, la falta de transparencia, con lo que ello supone. De ese modo, llevan un año trabajando en qué hacer, y nos enteramos ahora que se creó una comisión integrada por representantes del Partido, gobierno, comisión permanente para la implementación y desarrollo, las organizaciones de masas, académicos e investigadores.
No estaría mal que en ese trabajo, que nadie duda
que no sea importante, se hubiera dado cabida a las múltiples sensibilidades y
perspectivas nuevas que existen en la sociedad cubana hacia la forma de
entender la economía. Pero no, los comunistas se lo han elaborado ellos solos,
como han hecho desde 1959. Y es muy probable que este trabajo se apruebe por
unanimidad de los asistentes. De modo que el documento que se va a presentar al
Congreso está formado por otros cinco:
- Breve reseña de la economía durante
el quinquenio 2016-2020.
- Evaluación integral de la
actualización del modelo económico desde el 6to. Congreso hasta la fecha.
Lineamientos y políticas.
- Actualización de la
Conceptualización del Modelo Económico y Social.
- Plan Nacional de Desarrollo
Económico Social hasta 2030.
- Actualización de los Lineamientos
para el próximo periodo.
La notable variedad que se ha ido consolidando en la
economía cubana en las últimas décadas podría aportar evidencias dispares, y
que merecen ser escuchadas, a estos contenidos partidistas. No tenerlas en cuenta es un ejercicio de prepotencia
y un arranque autoritario ante el próximo congreso y lo que se hable dentro de
él.
Con respecto al primer documento, los comunistas señalan
que “la economía cubana, ha transitado durante el quinquenio por dificultades
de diversa índole que han impactado en sus resultados, en lo que ha tenido un
efecto negativo el recrudecimiento de las medidas del bloqueo económico,
comercial y financiero, en particular en los últimos años”.
Por supuesto, el bloqueo. Pero en realidad esconden
un dato importante. Desde 2016 lo que realmente golpea y trastoca a la economía
cubana ha sido el descenso de los suministros de petróleo de Venezuela, que
dejaron de aportar la financiación que permitía a los comunistas mantener su
modelo ineficiente desde comienzos de siglo.
Ese derrumbe del suministro de petróleo paralizó la
actividad productiva e impidió obtener ingresos de la reexportación de
derivados del crudo a los pequeños países del Caribe. Los comunistas tienen que
reconocer que la crisis terminal de Venezuela ha sido el origen de los
problemas de la economía cubana y, al mismo tiempo, deben olvidarse de un bloqueo que
es una justificación que cada vez pierde más fuerza y sentido.
En cuanto a la referencia a “los problemas
estructurales y deficiencias internas, que han afectado el desempeño de nuestra
economía y no han logrado resolverse totalmente en esta etapa” la solución es
la reforma estructural que se hace imprescindible acometer, porque es evidente
que las denominadas “conquistas sociales” no se van a poder mantener en el
tiempo sin una economía más productiva y eficiente. Sin más oferta, los cubanos
no podrán superar las carencias que les afectan en todos los ámbitos de su
vida.
En cuanto al desempeño económico, la referencia del
documento comunista no puede ser más explícita al reconocer lo obvio, “desde
2016 hasta 2019, la economía cubana experimentó un discreto crecimiento del
Producto Interno Bruto, a un ritmo del 1% como promedio anual” ¿Discreto?
Seamos realistas. Un país como Cuba no puede aceptar un crecimiento inferior al
5% para desarrollarse y poder atender sus múltiples y numerosas necesidades
sociales. Crecer al 1% de tasa media y
experimentar en 2019 una caída del -0,2% y en 2020 del -11% que parece
continuar en 2021 con resultados similares, es una profunda herida en la
gestión de la economía, que se tiene que
afrontar cuanto antes para evitar el estallido social.
Los comunistas señalan en su documento congresual que
“en 2020, para enfrentar este complejo escenario, fue aprobada la Estrategia
económico-social para el impulso a la economía y el enfrentamiento a la crisis
mundial provocada por la covid-19” pero esta política económica, que converge
con la Tarea Ordenamiento, no está dando resultados, y lo que es peor, no lo
hará porque no se dirige al origen de los problemas que se tienen que resolver y ni
siquiera define horizontes presupuestarios para la concreción de las medidas.
El segundo documento va dirigido a evaluar la actualización del modelo, los
Lineamientos y las políticas aprobadas por el gobierno entre congresos. Dichas
políticas, a partir de sus resultados, “fueron clasificadas en tres categorías,
teniendo en cuenta el cumplimiento total o parcial de sus objetivos o su
incumplimiento”. En particular, los Lineamientos se han cumplido en un 70%.¿Qué
sentido tiene hablar en 2021 con la que está cayendo, de los Lineamientos? Un
ejercicio de realismo debería llevar a abandonar lo que ha mostrado ser
inadecuado para afrontar el futuro, porque se queda corto. Su actualización es improcedente.
En el documento hacen referencia a la Tarea
Ordenamiento, “sus pasos iniciales para el desarrollo de los diferentes actores
económicos, el comienzo de la implantación de cambios en el sistema de
dirección de la economía, así como el perfeccionamiento de los sistemas y
órganos de dirección a los distintos niveles del estado y del gobierno”.
Realmente, aquí van a tener mucho que hablar, porque
se van a encontrar con una política económica que, cambio tras cambio en
respuesta a las quejas de la población y las dudas del gobierno, ya se parece
muy poco a lo que se aprobó inicialmente. Y se tendrá que abordar el imparable crecimiento
del déficit público y los descontroles que van a suponer para el futuro de la
inflación y la credibilidad de la economía.
El documento incide en que “en el diseño de algunas
políticas no se alcanzó su total integralidad, ni se determinaron sus metas e
indicadores para propiciar el adecuado control de su implantación. En ocasiones
resultaron insuficientes el alcance y calidad de las acciones de capacitación y
comunicación ejecutadas”. En suma, problemas en la implementación de políticas
públicas y deficiencias de la gestión de la administración, que debería ser
responsable por estos errores.
Alguien tendrá que explicar por qué no se logró “involucrar
de forma organizada a los organismos, organizaciones y entidades para que,
desde la base, orientaran, capacitaran, apoyaran y controlaran en
correspondencia con sus funciones, la implantación de las políticas, lo cual
limitó la capacidad de accionar integralmente, así como su celeridad y calidad”.
Esta es una cuestión que, para un partido que aspira a ocupar en solitario la
hegemonía social y no acepta otras opciones democráticas plurales, debe ser un
problema por lo que representa de desconexión con la realidad social, lo que
aventura no pocos problemas.
El tercer documento presta atención a la actualización de la conceptualización del modelo y las características propias del contexto
actual, y en tal sentido se propone modificar
el 24% de los 342 párrafos del documento original. Los cambios que se van a realizar “buscan
una mayor coherencia con los fundamentos y términos incluidos en la nueva constitución”,
entendiendo que este texto es posterior en su publicación a los lineamientos y políticas aprobados desde el sexto
congreso hasta la fecha.
Este ejercicio de actualización de la conceptualización tiene poco sentido si no aborda los diseños que dieron lugar a los mismos y que,
elaborados en una época muy distinta de la actual, no están adaptados a las
necesidades de una economía y sociedad también diferente. Y un buen ejemplo es
el trabajo por cuenta propia y los avances que ha experimentado en dirección
hacia la pequeña y mediana empresa.
El cuarto documento aborda otro documento que se ha
quedado obsoleto con el paso del tiempo y que apenas ha sido objetivo de
aplicación por parte del gobierno. Se trata del Plan Nacional de Desarrollo
Económico y Social hasta el 2030, que establece los supuestos generales para
modificar el modelo de crecimiento económico y el desarrollo sostenible del
país.
De la primera etapa, en la que se está actualmente,
se reconoce que no se han cumplido las metas, y como viene siendo habitual, la responsabilidad
es del embargo y bloqueo, así como la agudización de las restricciones
financieras y de combustible, a lo que se añade los efectos de la pandemia del
nuevo coronavirus. El documento recoge el objetivo de alcanzar las metas de la
etapa que comienza de 2022 hasta 2026. Para la implementación del Plan se ha
creado un Sistema de Trabajo a través de Macroprogramas, Programas y Proyectos.
Por último, el quinto documento aborda la
actualización de los Lineamientos para el próximo período. El informe dice que “de los 274 lineamientos
aprobados en el séptimo congreso, el proyecto de actualización propone mantener
17, modificar 165, eliminar 92 a partir del nivel de implementación alcanzado y
adicionar 18, por lo que se presenta un documento conformado por 200
lineamientos”.
Una vez más los Lineamientos aparecen como referencia
fundamental del congreso. Entre los objetivos se establecen los siguientes:
- Perfeccionar la planificación
socialista, que incluye una mayor flexibilización en todo el proceso.
Avanzar en la utilización de instrumentos financieros en la conducción de
la economía y su estrecho vínculo con la planificación estratégica a largo
plazo.
- Fortalecer la empresa estatal
socialista como sujeto fundamental de la economía nacional.
- Perfeccionar y desarrollar las
cooperativas y otros nuevos actores económicos.
- Dar continuidad a la tarea
ordenamiento, manteniendo el principio de justicia social de la
Revolución.
- Ampliar y diversificar las fuentes
financieras y la utilización eficiente de mecanismos descentralizados de
financiamiento en divisas, en correspondencia con las exigencias del
desarrollo.
- Fortalecer la labor de prevención,
asistencia y trabajo social, e implementar nuevos programas y servicios
sociales, dirigidos a las personas y núcleos familiares más vulnerables.
- Perfeccionar el modelo de gestión
del sector agropecuario y forestal, y transformar la empresa estatal, con
el objetivo de incrementar de forma sostenible las producciones
agropecuarias y crear mejores condiciones para el desarrollo de las
restantes formas de gestión que integran la base productiva.
- Consolidar los polos productivos y
su encadenamiento con la industria, el turismo y el abastecimiento a las
grandes ciudades.
- Continuar la implementación de
medidas dirigidas a la transformación de la matriz energética del país, el
ahorro, la eficiencia y la reducción de la máxima demanda.
- Avanzar en la informatización de la
sociedad y la automatización de los procesos.
- Consolidar los logros en materia de
desarrollo social e incrementar la calidad de los servicios básicos a la
población, así como lograr mejoras en el consumo y el nivel de vida.
Poco que decir. Más bien nada. ¿Alguien ha oído algo de eficiencia, productividad,
competitividad, mercado, derechos de propiedad privada o de empresas privadas?
Evidentemente no. Sin embargo, los comunistas insisten en su documento en la
voluntad transformadora, si bien no se sabe de qué ni de quién. Y al respecto, señalan que “el escenario actual requiere dinamizar
el proceso de actualización del modelo económico y social, asunto que exige la
concurrencia interrelacionada de las diferentes formas de propiedad y gestión,
así como la contribución de la ciencia, la tecnología y la innovación”.
Y con ello, no solo dan la espalda abiertamente a la perspectiva de la realidad, sino que tampoco abordan el uso realista de los conceptos y términos, y así vuelven de nuevo a utilizar “formas de propiedad y gestión” que no es otra cosa que un rechazo deliberado a implementar los cambios estructurales y jurídicos que se necesitan para que la economía funcione. Las recetas comunistas no servirán para que la economía cubana mejore. Lo han puesto por escrito.
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