Jugar a los seguros cuando no hay comida: ¿quién responde?
Elías Amor Bravo economista
No cabe duda de que, a
estas alturas de año, el problema principal de la economía cubana se llama dar
de comer todos los días a la gente. Los cubanos se desesperan en largas colas,
donde es imposible guardar distancias de seguridad, para no tener la seguridad
de acceder a los pocos bienes de consumo que llegan a los puntos de venta.
La parálisis agropecuaria,
provocada por la reducción de los suministros de petróleo de Venezuela y el
impacto directo de las medidas de la Tarea Ordenamiento, está generando un
creciente malestar social, que no ha tocado techo. La situación puede ser incluso
peor, porque siguen sin llegar los 2.000 millones de dólares que se necesitan
para importar alimentos que el régimen comunista no ha logrado obtener en Cuba durante
63 años. A causa del default de la deuda Cuba ha perdido el acceso al crédito
internacional.
Mientras tanto, los cubanos
que reciben dólares de sus familias en la diáspora y pueden acceder a las
tiendas en MLC van resolviendo la situación, aunque también llegan
informaciones de falta de surtido en algunos de estos establecimientos privilegiados
por el régimen. Con el dólar disparado frente al peso, y sin tocar techo, la
ausencia de financiación internacional y el déficit estatal descontrolado, hacen
que la economía cubana se encuentre colapsada, en tanto que los dirigentes se
dedican a ensayos y experimentos, mostrando una peligrosa indiferencia respecto
de la falta de comida.
Buen ejemplo del efecto
devastador de la Tarea Ordenamiento sobre el sector agropecuario han sido las
reuniones mantenidas con el sector que, nada más conocer las medidas, alzó su
voz para exigir rectificaciones por parte del régimen. Las autoridades, preocupadas
por el daño causado (más de 500 empresas entraron en pérdidas dejando de
producir) y reconociendo que algo tenían que hacer, dispusieron dar marcha
atrás a buena parte de los aumentos de tarifas y precios[1] que
recayeron sobre la agricultura, al mismo tiempo que se modificaban las normas
fiscales, de aprovisionamiento e incluso de comercialización. Todo ello para
intentar calmar a un sector que, como se ha podido comprobar, es fundamental en
la economía. Y por supuesto, con recurso al presupuesto, lo que ha generado más
gasto en subsidios que no estaba previsto.
Sin embargo, pronto se
comprobó que la solución no estaba en parches superficiales basados en
reducciones de precios o impuestos, porque en realidad, la traba principal se
encuentra en la superficie de tierra puesta en cultivo, y que el estado entrega
en arrendamiento a los agricultores que utilizan esta fórmula. El hecho de no
tener libertad para decidir cuanta tierra cultivar, en qué productos, y a qué
precios, es el determinante principal de la crisis agropecuaria actual, y a pesar
de ello, el régimen se niega en rotundo a avanzar hacia una privatización de la
propiedad de la tierra y un mercado eficiente de la misma. Reformas necesarias
para producir más y mejor.
Como consecuencia de las
limitaciones estructurales, la agricultura cubana produce con ineficiencia,
lejos de la escala técnica en que se alcanzan los rendimientos más altos (y los
costes mínimos) de modo que la gente no encuentra los productos en los
mercados. De modo que la economía cubana se encuentra atrapada en un círculo
vicioso propiciado por las autoridades comunistas, lo que se podría calificar
como un auténtico embargo o bloqueo del gobierno al pueblo cubano, difícil de
encontrar en otros países del mundo.
Y ahora, en medio de la grave
crisis alimentaria, el experimento de los seguros. Las autoridades han
presentado lo que denominan la primera póliza combinada para el seguro agropecuario
en Cuba, en principio, diseñada para los productores vinculados al Programa de
Asociación de País en Apoyo a la Implementación del Programa de Acción Nacional
de Lucha contra la Desertificación y la Sequía en Cuba (ciertamente un título largo
y abrasador) y que se encuentran certificados con alguna de las categorías de
manejo sostenible de la tierra. Casi nada. ¿A ver, a cuántos llegará esta póliza?
Nada más y nada menos
que a un total de 9 bases productivas en todo el país, que cumplen los requisitos,
relacionados con la sostenibilidad y claro, como no podría ser de otro modo,
las autoridades pretenden avanzar en su perfeccionamiento. En Granma se ha
recogido la información relativa a este nuevo producto para el campo cubano.
El objetivo de la póliza,
de nombre Reverdesen., es “privilegiar las prácticas agroecológicas y de manejo
sostenible en la actividad agropecuaria, así como disminuir las graves pérdidas
y daños en cosechas, animales y bienes causados por siniestros de diversas
índoles”. Se añade que la póliza ha sido desarrollada dentro de las 63 medidas
contempladas para incentivar la producción agropecuaria en la Isla.
Los dirigentes señalaron
que esta póliza pretende lograr un sistema productivo más resiliente para
mitigar el impacto de las consecuencias de los riesgos que no es posible
prevenir, y facilitar la rápida reparación de los daños. ¿De verdad que esto va
a resolver el problema de la comida que existe en el país en este momento?
Las autoridades dicen
que este seguro quiere romper los esquemas de los tradicionales que han venido
comercializando en la Isla, con escasa aceptación todo sea dicho. La Empresa de
Seguros Nacionales, ESN, por supuesto del estado, ha informado que el seguro es
el resultado de un trabajo iniciado en el año 2019 por parte de la Agencia del
Medio Ambiente (AMA) del Ministerio de Ciencias, Tecnologías y Medio Ambiente,
y de la ESEN con el (CPP-OP15). Gran trabajo, desde luego. Otro negocio para
llenar las arcas del estado, y una pregunta antes de seguir
Se insiste que una
ventaja del seguro está en la posibilidad de pagar una prima única más
atractiva para el productor, además de contar con una amplitud de coberturas en
una sola póliza de seguro que representa bajos costos al asegurado y la
aseguradora. La póliza cuenta con una gran flexibilidad y adaptabilidad de los
intereses a asegurar, y no aplica un deducible, que es el porciento que debe asumir
el asegurado ante la ocurrencia de un siniestro, sino que se transfiere todo el
riesgo de las coberturas contenidas dentro de Reverdesen para la aseguradora. Llegados
a este punto, se suscita una cuestión ¿Acaso van a cobrar la póliza en dólares como
los insumos que vende Gelma?
La principal diferencia
con respecto a los seguros tradicionales es que incorpora en la póliza objetos como
los bienes agrícolas y pecuarios, así como el inmueble que se encuentra dentro
de la finca, y la vida de este productor y sus familiares. Además, en función
de la categoría de manejo sostenible de la tierra en la que se encuentre el
productor, se ofrecerán beneficios que irán aumentando la bonificación y que
generarán un mayor incentivo para el manejo sostenible de tierras en sus
producciones. Ni una sola referencia a la tierra, cuya propiedad es del estado,
y, por tanto, no se computa en los elementos constitutivos de la póliza. En
otros sistemas económicos, la tierra, mayoritariamente propiedad de los
productores agropecuarios, es el elemento fundamental para la actividad financiera,
hipotecaria y, por supuesto, aseguradora, lo que, en Cuba, al ser toda de
propiedad estatal, incluso condiciona y bloquea la actividad de este sector.
Cuesta creer que, con la que está cayendo en la economía cubana, y sobre todo el sector agropecuario, haya alguien se que dedique a diseñar seguros sostenibles para 9 bases productivas. No se puede entender que en condiciones tan adversas que exigen acciones inmediatas para impedir una crisis alimentaria, el interés de las autoridades sea lanzar un producto financiero, como es un seguro. Alguien debería responder de todo esto.
[1] Los
costos para las producciones se benefician con:
·
reducción de la tarifa del agua en un 32%.
·
reducción de la tarifa eléctrica para regadíos y
otras actividades de la producción agropecuaria entre un 28 y 25%.
·
reducción del 22% de la tarifa de aviación en la
producción de arroz.
·
reducción del precio de piensos nacionales para
la producción porcina al 60%.
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