Ilegalidades a la vista con la Ley 118/2014:el AEI con los canadienses en servicios de salud

Elías Amor Bravo economista 

Sorpresa, una nueva sorpresa. ¿Es que no habíamos quedado que el sector de la salud quedaba al margen de la inversión extranjera?

Dice el articulo 11 de la Ley 118/2004 publicada en la Gaceta Oficial extraordinaria número 20 de 16 de abril de 2014, que rige actualmente los procesos de entrada de capital extranjero en Cuba, “la inversión extranjera puede ser autorizada en todos los sectores, con excepción de los servicios de salud y educación a la población y de las instituciones armadas, salvo en sus sistemas empresariales

¡Vaya!, entonces, ¿Cómo explicar la noticia publicada en Granma según la cual informan que se ha cerrado “el primer contrato de Asociación Económica Internacional[1] en la modalidad de prestación de servicios, para concatenar el sector empresarial de la salud y los servicios con una fuente de financiamiento extranjera”.

Los dirigentes comunistas cubanos ya actúan en contra de sus propias leyes con tal de recaudar dinero para las arcas del estado. Alguien debería presentar un recurso en algún tribunal, que si tiene independencia, o la mínima decencia, podría estar condenando este acto de negocios que se olvida de la Ley 118 de 2014 que sigue siendo el instrumento legal que rige la entrada de capital extranjero en Cuba. Dicho de otro modo, ese contrato de Asociación económica internacional del que alardea el diario oficial comunista, es ilegal, y procede su cancelación inmediata.

No quiero que nadie malinterprete este blog. Aquí nunca se estará en contra de que la economía cubana se proyecte a nivel internacional. Buena falta le hace si quiere sobrevivir al hundimiento del modelo social comunista que se avecina. Otra cosa bien distinta es que se defiendan los actos ilegales, y este lo es. ¿O es que acaso el régimen comunista organiza esta Asociación Económica Internacional para prestar servicios de salud a otros países, y olvidarse de las necesidades de los cubanos?

Si esto fuera así, es lo mismo que cuando Biocubafarma fabrica medicamentos para los británicos mientras que las farmacias cubanas están vacías. O los hoteles extranjeros que, al principio, no dejaban entrar a los cubanos. Mírese por donde se mire, este Acuerdo debe ser valorado por los cubanos como una operación más del régimen para obtener divisas para las arcas del estado, con las que luego hace lo que le da la gana, como construir habitaciones de hotel o complejos biotecnológicos faraónicos para mayor gloria del régimen.

Hay algo de teatral y de absurdo en esta noticia que da Granma en su edición de hoy, porque es un ejemplo más de lo “bloqueada y embargada” que se encuentra la economía cubana que con su Empresa Mercantil Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos S.A (CSMC, S.A)  por supuesto, estatal y perteneciente a esa coalición de intereses militares y de seguridad del estado que rigen la economía, llega a un acuerdo con la Sociedad Mercantil canadiense Cubaheal Medical Tourism para la administración del Aparthotel ORTOP del Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País (C.C.O. I Frank País). ¿Turismo de salud para canadienses nada más? Quien sabe. La pregunta es una vez más, ¿Podrán los cubanos beneficiarse en algo de este proyecto de inversión extranjera?

En Cuba ocurren situaciones anormales que no se producen en otros países, con la penetración de capital extranjero. Es significativo, pero en Cuba, no hay una sola inversión extranjera que vaya dirigida a prestar servicios al pueblo cubano y satisfacer sus necesidades. El objetivo de los inversores internacionales es proyectarse al mundo ofreciendo productos y servicios a los ciudadanos y empresas de otros países. Esto es inconcebible en el resto del mundo, donde la inversión extranjera produce con destino a las prioridades de los ciudadanos de la nación, incluso China o Vietnam. Este acuerdo anunciado en Granma va en esa línea de olvidarse de los cubanos y tiene mucho que ver con el modelo social comunista que rige la economía del país y que no ofrece confianza a los inversores internacionales.

¿En qué consiste el negocio que hay detrás de este acuerdo con los canadienses? Pues ni más ni menos que la explotación de un apartotel ORTOP bajo la modalidad de residencia de estudiantes, para que se pueda utilizar para otros fines, como alojamiento académico o asistencial, y acabar prestando unos servicios de salud. Interesante. Los trabajadores por cuenta propia cubanos deben tomar buena nota de este acuerdo, que ha implicado a la cúpula del ministerio de salud, ya que mientras que a ellos les plantean no pocos problemas para complementar la prestación de distintas actividades en sus pequeños negocios, estos complejos estatales protegidos por el régimen hacen lo que les da la gana en beneficio de sus intereses. Que tomen buena nota los TCP, porque lo que a ellos no se autoriza, o ponen todas las trabas del mundo, para el estado es lo más sencillo, y además, alardean de ello.

Por último, este acuerdo que en Granma da lugar a una noticia más, tiene escaso recorrido. Se trata de un proyecto que habrá que seguir, pero que, al menos en principio, no tiene mucho más que aportar en términos de valor añadido, empleo o bienestar y progreso para los cubanos. Es decir, no interesa. Los que han promovido este acuerdo tendrán sus propios intereses y ya se verán, pero desde el punto de vista del producto interior bruto, este proyecto de inversión extranjera de servicios, es mucho ruido pero pocas nueces. En todo caso, alguien se debería haber leído la  Ley 118 que sigue en vigor. Los firmantes de este acuerdo han cometido una ilegalidad,  y deberían ser juzgados por los tribunales de oficio. Las leyes están para ser cumplidas, ¿o no?



[1] La asociación se define en la Ley 118 como unión de inversionistas nacionales y extranjeros dentro del territorio nacional para la producción de bienes, la prestación de servicios o ambos, con finalidad lucrativa, que comprende las empresas mixtas y los contratos de asociación económica internacional. En suma, ganar dinero.

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