La gran epopeya de producir refrescos enlatados en Cuba: la escasez de todo
Elías Amor Bravo economista
Un artículo en Granma sorprende, al prestar atención a un hecho insólito para el medio de prensa oficial del régimen comunista cubano. Se trata de un caso más propio para escuelas de negocios, cuya lectura no hace más que sorprender en cada línea.
Nada más y nada menos que se cuenta la historia de la mayor fábrica de refrescos en lata y pomo del país, Los Portales de Pinar del Río[1], y su continuo declive en los últimos años, con un notable descenso de la producción, que se ha trasladado a la red de los comercios, convirtiendo los refrescos en lata y pomo en un artículo escaso, de alto valor. Uno más.
La historia de Los Portales es una crónica ajustada de lo que ha sido la economía cubana en los últimos años. El primer shock de esta planta se produjo a finales de 2018, cuando se vio que el récord de producción alcanzado entonces no podría durar mucho tiempo ¿El motivo? Al parecer un proyecto para más que duplicar la capacidad de la línea de pets (pomos de plástico) iba dirigido a que las cifras pudieran seguir creciendo, afianzando la posición de la industria pinareña en el mercado nacional. Pero entonces, solo 12 meses después, la situación había cambiado como consecuencia de “la contingencia energética que enfrentó el país, debido a las brutales presiones ejercidas por el Gobierno estadounidense para tratar de impedir la llegada de combustible a la Isla”.
No basta con reconocer que el problema fue originado por los
incumplimientos de Venezuela, inmersa en crisis estructural en su industria
petrolera. En todo caso, ya en 2019, la planta apenas pudo producir, y llegó el
desastre como a otras muchas empresas cubanas. Por falta de suministro de energía.
De 278 millones de unidades producidas el año anterior, entre latas y botellas
de plástico, la producción bajó a 247,9 millones, y la inversión proyectada se
pospuso por tiempo indefinido. Sin embargo, lo peor no había llegado aún.
Con la aparición del COVID-19 y la crisis posterior, sobre
todo de materias primas, llegó una tormenta perfecta. Por otra parte, nada que
no haya ocurrido en plantas similares en República Dominicana, Costa Rica o
Ecuador, que, superada la etapa de pandemia, han vuelto a remontar sus cifras. En
Cuba, como ocurrió con el turismo y con la mayor parte de los productos y
servicios los números de Los Portales indicaron un descenso espectacular de la
producción, con una notable escasez de refrescos en toda la red comercial, incluyendo
las tiendas en moneda libremente convertible. En 2020, por ejemplo, solo se
logró producir 112 millones de unidades, menos de la mitad de lo que se produjo
en 2019, que ya fue un año malo. En 2021, los resultados fueron incluso menores:
apenas 86 millones. El COVID-19 y las materias primas, se unieron a la crisis
energética, acabando por demoler a la empresa.
El por qué una empresa estatal como Los Portales, que opera
casi en régimen de monopolio en sus productos, se ve sometida a una crisis de
esta magnitud, solo se puede comprender conociendo las características propias
del modelo económico marxista leninista que rige la economía cubana, que está
obsoleto y ha sido un fracaso. Y escarbando tan solo un poco, se descubre, por
sorpresa, que el problema de la planta no solo se encuentra en la energía o las
materias primas, sino, y aquí viene lo sorprendente, en los envases y en su
elevado coste de producción. Increíble.
Las cifras son sorprendentes. En 202 solamente se entregaron
23,5 millones de envases, lo que equivale a un mes y medio de trabajo de la
planta. Y claro, sin envases, a ver cómo se pueden producir los refrescos en
latas y pomos, con los distintos sabores de la marca Ciego Montero (Tukola, Tukola
dietética, Naranja, Gaseosa, Piña, Mate) y de la corporación Cimex (TropiCola,
Cachito, Najita, Ironbeer).
La planta, un cuasi monopolio estatal comunista, posee desde
los años 90 una tecnología avanzada, resultado de una inversión de un socio
extranjero, Nestlé, que intentó apoyar la creación de la mayor planta de agua
mineral y refrescos del Caribe. Y aunque 30 años pasan rápido y las tecnologías
se van quedando atrás, Los Portales ha ido actualizándose en la medida de sus
posibilidades, de modo que, en 2009, se produjeron 48 millones de pomos en
cuatro formatos, y 153 millones de latas de refresco de 12 sabores. Más tarde,
en 2012, Granma anunció nuevas inversiones para aumentar un 50% la capacidad en
la línea de latas, la introducción de diseños mucho más funcionales en los
pomos de plástico, y un mejor aprovechamiento de las materias primas.
Entonces, ¿qué problema hay con los envases? Granma se
empeña en justificar que los problemas de Los Portales tienen que ver con el
embargo de Estados Unidos, pero se equivoca. Si el vecino del norte cierra los contratos
o niega las piezas de repuesto, obligando a desactivar máquinas imprescindibles,
Cuba y Los Portales tienen más de 180 países en el mundo en los que puede
formalizar esas operaciones de suministro. Ojo, no estamos ante una tecnología
nuclear o de difícil acceso. Se trata de latas y pomos. El embargo es solo con
Estados Unidos, y Nestlé, por ejemplo, que participa en Los Portales, ni
siquiera es estadounidense.
Por lo tanto, si no hay envases, ni latas o pomos, y tampoco
hay tapaderas de latas que se tienen que aprovisionar, la responsabilidad
última podría estar en el departamento de compras y aprovisionamiento que
debería haber estado atento a los cambios en los proveedores. La reducción de
la producción de refrescos de Los Portales, por tanto, no tiene que ver con la
tecnología. Pasa otro tanto con las materias primas importadas, que dada la
compleja situación de divisas que tiene la economía cubana, impide realizar su
compra de forma continua en el tiempo. Materias primas que, curiosamente, no se
producen en Cuba, pero que no existe obstáculo alguno para que ello fuera así,
si existiera un proyecto empresarial para implementarlo, por ejemplo, algunas
mipymes o CNAs competitivas entre sí.
Entonces, llegados a este punto, ¿Qué están haciendo las
autoridades comunistas, dueños de la empresa?
Por un lado, potencian la línea de pomos de plástico,
teniendo en cuenta que las proformas, a partir de las que estos se obtienen,
son de producción nacional. Durante 2021 se produjeron 62,6 millones de
unidades, una cifra cercana a los 68 millones que pueden lograrse en la
industria. Por el contrario, la línea de latas, que tiene más capacidad para
220 millones de unidades, solo se explotó al 10,6% de sus posibilidades.
La elección de los directivos de la empresa por los pomos de
plástico afecta a la baja producción, al apostar por los pomos y no las latas.
Por pocas latas que se puedan producir son la única forma de aumentar la
fabricación de refrescos. Que la falta de financiación actúe como límite al
funcionamiento de una industria cubana presenta, además en Los Portales una
particularidad. Mientras que la producción nacional se ha estado reduciendo,
las tiendas en MLC se han estado abasteciendo con refrescos importados en
latas.
Además, en la noticia se indica que Los Portales no tuvieron
que aumentar precios con la Tarea Ordenamiento, ni reducir la plantilla y, a
pesar de estar funcionando a media máquina, el salario de sus trabajadores
actualmente supera varias veces el salario medio del país. Una cuestión de
magia que solo puede estar justificada por la dependencia de los subsidios
estatales que sostienen a la empresa y que suponen más gasto y déficit del
presupuesto.
Díaz Canel que ha dicho en numerosas ocasiones que hay que
dar mayor protagonismo a la industria nacional, para que tenga mayores
encadenamientos con los procesos económicos internos, tiene aquí un buen
ejemplo de que una cosa es predicar y la otra dar trigo. La dependencia del
monopolio estatal de Los Portales de las importaciones de materias primas,
insumos, piezas, tecnología, etc., no debería ser un obstáculo para su
funcionamiento. En Cuba, donde las decisiones políticas van por delante de las
económicas, Los Portales sirven de ejemplo para ello.
¿Qué tiene que hacer Los Portales? Desde luego, producir más
sabiendo que lo tiene todo vendido. Y cuanto más produzca, mejor, porque si
consigue colocar los excedentes en los mercados extranjeros puede obtener las
divisas que necesita para sus importaciones. ¿Hay alternativa a ello? Por
supuesto que sí. Los Portales, desde su posición de poder, puede ayudar a la
creación de mipymes que se conviertan en sus proveedores de insumos. Si el
capital extranjero que llega a Cuba pudiera fijar acuerdos con las mipymes, la
solución estaba fácil. Es el régimen quien no quiere perder el control de sus
empresas estatales y de la economía, y por ello, pondrá todos los obstáculos
para que Los Portales puedan salir de la actual situación crítica en que se
encuentran. La solución, desde luego, no es vender a las tiendas en MLC y
olvidarse de los comercios en pesos. Por ahí, no debería ir.
El régimen debe dar libertad a Los Portales para que
gestione las divisas obtenidas con su negocio y facilitar el crecimiento de los
ingresos para que la empresa pueda crecer. Estudiar el mercado, las necesidades
de los consumidores, y desarrollar una política de compras y aprovisionamiento
estratégicos que ayude a crear una red de proveedores nacionales dispuestos a
crecer con Los Portales. Esos son los encadenamientos de los que habla Díaz
Canel sin saber mucho más.
La solución del "caso" es complicada. Lo lamentable es la desidia de unas autoridades que observan
que las cifras de la empresa para este ejercicio siguen estando muy alejadas de
lo que la planta puede producir. Al final, quien acaba pagando esa desidia y
desinterés no es otro que el ciudadano cubano, que no puede disfrutar de un
refresco. Lamentable.
[1] Los Portales produce más del 90% de la producción
nacional de refrescos en latas y en pomos de plástico.
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