La próxima zafra 22-23 puede ser incluso peor que la actual

Elias Amor Bravo economista

De verdad. ¿Sabe alguien que quieren hacer los dirigentes comunistas con el sector azucarero cubano? La pregunta no es baladí, porque los datos indican que el otrora sector más destacado de la economía nacional ha obtenido este año la peor cosecha desde los tiempos de la colonia. Tan escasa que apenas se ha podido atender el compromiso anual con China de 400.000 toneladas.

El azúcar cubano no solo es economía, es historia, cultura y prestigio de la Isla. Durante décadas lideró la producción mundial, proporcionando divisas a las cuentas externas, que permitían la compra de todo tipo de bienes y tecnologías en el exterior. Era tan grande el superávit comercial del azúcar que, a mediados de los años 50, el peso cubano estaba a la paridad con el dólar, y en Cuba, miles de puestos de trabajo bien retribuidos se vinculaban al negocio del azúcar, de propiedad cubana, y que había conseguido situar a la nación como primera potencia mundial.

Llegaron los comunistas y aquello entró en crisis primero, y en barrena después cuando Fidel Castro quedó en ridículo a nivel mundial al no llegar a la cosecha de los 10 millones. os que saben de estas cosas dicen que nunca perdonó la afrenta. La historia, desde entonces, es bien conocida. Tras obtener suculentos subsidios de la URSS cuyo destino nunca fue la mejora de la industria y producción azucarera, a comienzos de este siglo el dirigente comunista decidió abandonar los campos de caña y cerrar ingenios, reconvirtiendo a miles de trabajadores del sector. La muerte del azúcar había sido certificada.

Fidel Castro quiso borrar, tal vez como último acto de su alocada historia, el azúcar de Cuba. Y casi lo consiguió, pero por fortuna, tantos años de liderazgo económico y cultural dejaron su poso. Y si bien la producción es cada vez más complicada, en el ámbito de la tecnología todavía el alma del azúcar cubano respira, porque su corazón sigue latiendo en esta tierra.  

Si. Me refiero a este Congreso Internacional de Azúcar y Derivados, que se celebró en La Habana, organizado por el Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (ICIDCA), el Grupo Azucarero AZCUBA y la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba (ATAC). En su edición 16 ha logrado la firma de tres convenios de colaboración entre el Instituto Cubano de Investigación de Derivados de la Caña de Azúcar, y la Universidad de La Habana, la Universidad Tecnológica de Habana José Antonio Echeverría (CUJAE) y la Universidad Nacional Evangélica de República Dominicana, respectivamente.

Este acuerdo va dirigido al desarrollo de biofertilizantes, producto imprescindible ante la crisis alimentaria y económica a nivel mundial, además de permitir el intercambio científico-técnico bilateral.

También se firmaron otros dos convenios entre el ICIDCA y  las universidades con el objetivo de consolidar y reafirmar vínculos de trabajo y colaboración, orientados al desarrollo de actividades conjuntas de formación de pregrado y postgrado de acuerdo con las principales líneas de investigación.

Durante el encuentro el ICIDCA también firmó una carta de intención con Gussig Renewable Energy, de Australia, enfocada en la tecnología de gasificación o conversión de residuos en energía en centrales azucareros cubanos. Esto ya son palabras mayores.

En las jornadas, según detalla Granma, se presentaron 203 trabajos, divididos en 124 ponencias orales, 79 carteles, tres conferencias magistrales, cinco conferencias técnicas y dos conferencias comerciales, con participación de 252 delegados, de ellos 31 extranjeros provenientes de 12 países. Todos ellos con soluciones para la modernización de la agroindustria azucarera del país, así como para mejorar la gestión del conocimiento científico y su aplicación.

Es evidente que la cultura y la tecnología azucarera siguen viviendo en el alma de los cubanos, y que a pesar de la obsesión de Castro con acabar para siempre con el sector, el azúcar cubano, aunque improductivo, posee una experiencia y un know how que otros admiran y desean comprar. 

Pues muy bien, a vender tocan. La sabiduría tiene precio, y en ocasiones, bien alto. En vez de ir regalando a otros los frutos del I+D cubano, como hacía Fidel Castro, está muy bien esto de vender tecnología azucarera a otros que no alcanzan el mismo nivel tecnológico, aunque Cuba, por desgracia, ya nunca vuelva a ser  la primera potencia mundial. De hecho, durante las jornadas también se presentó  la Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera del Grupo Azucarera Azcuba. ¿Alguien sabe cuántos inversores internacionales mostraron algún interés?

Por otro lado, hay motivos para que, desde fuera, sigan viendo al azúcar cubano como un caos improductivo. En la misma edición de Granma un artículo titulado “Una buena siembra es la mejor garantía para la zafra” parece venir a confirmar estos temores. En el mismo se hace referencia a los planes de siempre del grupo azucarero Azcuba que ascienden a 81.879,8 hectáreas para este año.

Como si los cubanos no lo supieran de qué se trata, el artículo del diario comunista dice que “una buena siembra es la mejor garantía para la zafra, aunque no la única” y añade al respecto, “no obstante, teniendo en cuenta los resultados de la recién concluida campaña azucarera, se hace necesario intensificar las labores que permitan alcanzar altos niveles de siembra de caña, atención a las cepas priorizadas, así como a los retoños de la gramínea, para garantizar la materia prima demandada por la industria”. Y se ponen a dar algunos de esos valores que, sin más, causan preocupación.

La siembra no está yendo bien ya que hasta el 19 de junio se encontraban sembradas 39.143,6 hectáreas de caña en la Isla, algo menos de la mitad prevista por Azcuba. Habrá que darse prisa o no se cumplirá lo previsto. No pasa nada. Llevan casi 20 años en esta dinámica de no superar el 50% del plan de modo que Granma se entretiene discriminando entre los cumplidores y los que no.

Y aquí viene lo curioso del tema que nos ocupa. Un sector que vende tecnología a otros países, como se ha destacado antes, se tiene que enfrentar a unas dificultades, que como mínimo se podrían calificar de “increíbles”, como el déficit de gomas y baterías para los equipos que intervienen en la preparación de suelo, sobre todo para la nueva maquinaria. Por otro lado, el atraso en la llegada de los rodamientos para los arados y las gradas, y, por supuesto, la eterna y cada vez más acuciante escasez de combustible. A ello se añaden la no finalización de inversiones en el riesgo, por diversos motivos y las incidencias climáticas.

Pero como no hay dos sin tres, Granma destaca cuán importantes han sido las “93 medidas” para salvar el sector cañero en el país entre las que se destacaron los incentivos salariales (el azúcar es el sector que paga salarios más elevados del país) y la contratación de equipos para la preparación de tierra a cooperativas de créditos y servicios, a campesinos y a otras empresas fuera del sector, así como se crearon colectivos laborales en la base. En realidad las "93 medidas" siguen sin resolver la eficiencia en el riego, las dificultades agrotécnicas, y ni tan siquiera aseguran un empleo más efectivo de la ciencia, y con ello hacer frente a las limitaciones materiales y financieras que enfrenta la economía. Un fracaso absoluto.

Los indicadores de cumplimiento son para echarse a temblar. Los resultados de la campaña de limpia integral de la caña, “tarea definida como estratégica en el desarrollo económico y que requiere del máximo esfuerzo en lo que resta de año” se han anunciado cumplimientos del 51% del plan, si bien hay algunas empresas que no alcanzan el 40%. Más  bajo todavía es el cumplimiento en la aplicación de herbicida que tan solo alcanza un 20,6%, mientras que la fertilización y abono de tierras alcanza el 55,7%, porcentaje que en algunas empresas relevantes apenas alcanza un 20% de cumplimiento.

Lo más gracioso de este tipo de artículos de Granma es que los comunistas tengan que dar lecciones a los cubanos de cómo se organiza la próxima zafra, correspondiente al periodo 2022-2023, para la que se están realizando los trabajos antes citados. Esa injerencia del estado comunista en los procesos de producción es incansable y actúa realmente como el verdadero bloqueo de la economía cubana

Mucho mejor irían las cosas a la nación si esa burocracia jerárquica y partidista, apartase sus manos de la esfera productiva, dejando a los actores privados asumir el liderazgo de la zafra. Al final, cuanta más injerencia del estado en la producción menos garantía de cosecha para cumplir, incluso, con el suministro de azúcar de la canasta familiar normada y las necesidades industriales del uso de ese alimento básico.

En el azúcar cubano como en el resto de la economía, hay que destejer la madeja intervencionista y totalitaria del comunismo y cuanto antes mejor. Mucho me temo que la próxima zafra puede incluso ser peor que la actual y que los cubanos, de forma increíble, vean como desaparece una parte importante de nuestra historia por el intervencionismo fallido del régimen comunista. Lo peor no ha llegado aún, y las autoridades asumen que la tracción animal ante las dificultades en la adquisición de combustibles va a ser la nota de la próxima campaña. Volver al siglo XVIII.

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