El turismo no va bien. Va mal, y cada vez peor
Elías Amor Bravo economista
A falta de datos sobre el PIB de la economía cubana en 2021, que ya hay más que retraso que nunca y eso acrecienta la incertidumbre, ahora el régimen sigue con su huida adelante, y publica los resultados del turismo en los primeros cinco meses de 2022.
Y los datos revelan un aumento de las entradas de viajeros. Nada más y nada menos que 564.847 viajeros procedentes del exterior se cuentan entre enero y mayo. La cifra supone un aumento del 640,3% respecto del año anterior lo que se podría interpretar como un éxito, pero hay que ser sensatos y evitar esta asociación que busca el régimen para trasmitir la idea de que las cosas van bien.
Si se compara el mismo periodo de enero a mayo con lo ocurrido en el último año antes de la pandemia, 2019, los resultados dejan mucho que desear. En aquel año fueron 2.286.882 los que llegaron a la isla en el mismo período, y el año cerró con 4,2 millones de turistas. Comparado con 2022, las cifras actuales son casi la cuarta parte de lo ocurrido en 2019, es decir, que el régimen registra unos datos de turismo un 75% por debajo de lo que se produjo en 2019.
Nada que ofrezca motivos de alegría. El turismo cubano, a diferencia de Cancún o República Dominicana tiene problemas reales y objetivos para recuperarse y ahora, comienzan los meses de menos actividad, una vez transcurrida la etapa de mayor concentración estacional, así que el régimen debe ir olvidándose del objetivo del plan establecido en 2 millones. A este paso no llegará a finales de año a 1,5 millones y 2022 volverá a ser un año perdido para el turismo.
Además, llama la atención que después de los canadienses, que inician una cierta recuperación de las cifras, pero nada del otro mundo, el componente más activo de la demanda de turismo de Cuba son los cubanos residentes en el exterior, que han pasado a ocupar el segundo puesto de ranking y ya representan el 21% del total, es decir, la quinta parte, los nacionales que han debido trasladarse a vivir al exterior acaban siendo uno de los principales componentes de la demanda, incluso en estos momentos difíciles en que el producto turístico cubano no sabe en qué dirección ir.
Lo que está claro es que los mercados europeos empiezan a recuperarse, aunque lentamente, y los rusos, en línea con lo esperado, se reducen de forma significativa como consecuencia de las sanciones. Lo más curioso es que, a pesar del bloqueo o embargo, el número de viajeros procedentes de Estados Unidos (no incluidos en la comunidad cubana en el exterior) alcanzan una cifra superior a la de Alemania o España.
Este dato no deja de ser curioso, y viene a confirmar que la relajación de las medidas del contencioso por el departamento de estado ha provocado una reacción al alza de los vecinos del norte por conocer Cuba. Ya pueden ir cambiando el discurso trasnochado los comunistas si no quieren que esa corriente de viajeros se detenga.
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