Privatizar de verdad el sector de la energía ¿por qué no?

Elías Amor Bravo economista 

En este momento, en que los apagones han obligado a Díaz Canel a dar la cara y recibir en directo, un castigo verbal de Ramiro Valdés, el régimen comunista se plantea qué hacer para evitar como sea el aumento del malestar social. 

Dice Granma en un artículo que “Cuba necesita catapultar el uso de las energías renovables”. Pues claro que sí. ¿A qué se dedica el régimen con tanto plan y estrategia si luego, Cuba es de los países de América Latina con más bajo porcentaje de energías renovables en el total? 

Desde luego nada que ver con ese 100% renovable que se obtiene en Paraguay. En Cuba, donde apenas un 5% del total es energía renovable, se observa un notable retraso en la modernización energética de la economía. Y esto es responsabilidad del régimen comunista.

La noticia de Granma se refiere a una feria de energías renovables, en su segunda edición, a celebrar en La Habana los próximos días 22 al 24. En este blog le dedicaremos atención a lo que ocurra en la misma que será poco o nada. 

Mientras tanto, los datos son contundentes. Según el régimen, para transformar su matriz energética Cuba necesita instalar al menos 11.000 megawatts (MW) en parques solares fotovoltaicos, otros 2.000 en energía eólica y 800 en biomasa de caña, incluyendo los pequeños paneles en viviendas, para con ello alcanzar el 100% de la generación con las fuentes renovables de energía en Cuba, que apenas alcanza actualmente un 5% de la matriz energética del país. Una situación que, como ya se ha señalado, muestra un notable atraso con respecto a los pronósticos previstos en la política aprobada hace ocho años, de la que apenas nada se ha implementado.

Alcanzar estos resultados parece muy complicado para el régimen comunista. Y es bien cierto que las tensiones que se vienen observado en el Sistema Eléctrico Nacional con su derivada en los apagones, tiene mucho que ver con ese incumplimiento por el régimen de los planes elaborados en 2014. Nada se ha hecho desde entonces, y ahora se quiere incentivar el desarrollo de proyectos y estrategias, una vez más, en el peor momento posible, y además en el marco lúdico de una feria, que es el lugar menos conveniente  para presentar esos datos tan deficientes de la matriz eléctrica de Cuba.

El ministro de energía y minas Arronte ha recibido el beneplácito del régimen para intentar atraer capital extranjero al sector eléctrico cubano, en un intento de promover la energía solar, la biomasa cañera o forestal, además de la energía eólica, como las fuentes fundamentales. ¿Lo logrará? Parece difícil.

Al margen de que las condiciones del entorno mundial no son las más favorables, y el aumento del precio del dinero va a reducir de forma notable las inversiones internacionales, lo que Arronte puede ofrecer al inversor extranjero en materia de energía, fuentes, destinos y uso eficiente es bastante deficiente y limitado. Y, sin recursos para invertir, todo esto puede acabar en un cuento chino.

Los 24 expositores que van a acudir a la feria, de los que 10 pertenecen a inversores extranjeros, ofrecen una idea del escaso atractivo que tiene Cuba como plaza para el capital internacional en cualquier sector. En este caso la electricidad renovable, pero ocurre lo mismo en cualquier otro sector. 

El capital extranjero teme la aplicación por el régimen de una ley, la 118 que cuando se estudia con detalle, hace que cualquier iniciativa inversora decaiga, porque a nadie le gusta que el gobierno comunista decida sobre su dinero. Y, al final, al régimen no le queda más remedio que como hace en el turismo, construir hoteles y habitaciones, olvidándose de las necesidades básicas de los cubanos. Si ahora quieren hacer lo mismo con la energía, la gente se puede ir despidiendo de más cosas.

El régimen quiere presentar como un éxito la asistencia a la feria de organizaciones internacionales, como la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) y la Alianza Solar Internacional, de las cuales Cuba es miembro pleno, así como la Alianza Energética de la Franja y la Ruta de la Seda, pero en realidad el potencial inversor de las mismas es prácticamente nulo, y su asistencia a la feria, cumple más objetivos de imagen y de invitados de lujo, vinculados a los objetivos y directrices políticas del régimen, que a cualquier otra cosa. Nos tememos que el balance de la feria será un fracaso, y lo diremos.

Ya dirán ustedes qué sentido tiene ese primer seminario internacional de eficiencia energética, que se anuncia con bombo y platillo en Granma como uno de los eventos más importantes del certamen. Ya dirán ustedes qué se puede conseguir en un seminario de compartir las experiencias internas y de otras naciones sobre este tema de las renovables. 

En realidad, ya pasó el tiempo de estas actividades y, las necesidades de Cuba y de los cubanos, son urgentes y no admiten más dilaciones. Y aquí vienen los consejos. 

Si de veras el régimen quiere hacer algo en este sector, la solución la tiene clara: privatización absoluta, liberalización y asignación de recursos y proyectos vía precios de mercado. Es decir, convertir el sector energético en un oasis de la empresa privada o mixta, con capacidad para acumular riqueza, autonomía plena para todo tipo de acuerdos y libertad de elección. Que prueben y verán. Además, ese es el único modelo que interesa al capital extranjero. Por algún sitio hay que empezar.


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