Díaz Canel y los apagones: enemigos por todas partes
Elías Amor Bravo, economista
Porque una cosa es decir que Cuba superará la actual crisis energética y otra bien distinta es lo que hizo Díaz Canel, al ponerse a insultar al pueblo cubano que está harto de tanta mentira y de esperar a un hombre nuevo que no acaba de llegar. Hasta Silvio Rodríguez ha hablado.
En su paseo por las centrales termoeléctricas
Máximo Gómez, en el Mariel, y Ernesto Guevara de la Serna, en Santa Cruz del
Norte, el dirigente comunista ofreció detalles de la estrategia para superar la
situación del sistema eléctrico nacional que ha llevado a continuos apagones
durante varios meses. Pero también, a tenor de algunos, perdió los papeles ¿Qué le está pasando a Díaz Canel?
¿Quién lo iba a decir? Otra vez el embargo o bloqueo aparece como justificación de todos los males que se acumulan en la agenda de Díaz
Canel. Es decir, el dirigente comunista cubano, después de reconocer que la
crisis energética no tiene que ver “con actividad enemiga, ni con alguna mala
actitud de los trabajadores de las termoeléctricas” lanzó duros ataques contra
Estados Unidos culpando al bloqueo de “las afectaciones sistemáticas que nos ha
provocado, que dejó al país sin financiamientos posibles para realizar las
labores de mantenimiento, de reparación y de nuevas inversiones que necesitaba
el sector”. Hasta aquí, nada nuevo.
Otra vez sacando a pasear al doberman. Tal vez algún
periodista de Granma debió recordar a Díaz Canel el origen soviético comunista
de la mayor parte de las centrales que siguen en funcionamiento, con numerosos
problemas de obsolescencia. No. Seguro que a Putin socio principal de Díaz
Canel no le gustará recibir este tipo de críticas a su tecnología.
Y sin reconocer ni una sola responsabilidad de los hechos,
Díaz Canel encontró un nuevo argumento culpando a unos "presuntos enemigos
de la revolución", de toda esta situación, que ha sido aprovechada “para crear
desaliento, incertidumbre, para hacer convocatorias a hechos vandálicos, para
promover el desorden. Lamentablemente hay personas que con un comportamiento
vandálico, indecente, se prestan para esas acciones”. Inconcebible. ¿Qué está reconociendo públicamente el dirigente comunista?
No contento con ello, además, afirmó que ese comportamiento debe ser separado “de
la duda que pueda tener la población en determinado momento, de su demanda o de
preocupación que son canalizadas a través de los sistemas de atención que tenemos
en el partido, el gobierno, y en las instituciones de la revolución". En realidad no se da cuenta, o no se quiere dar cuenta que es lo mismo, y que el
crédito se le está agotando. Aquí hasta Silvio Rodríguez coincidió con este blog,
lo que no suele ser habitual.
Además Diaz Canel debe entender que contra la insatisfacción
que existe con esta situación no hay cuadro de
partido que valga, sino algo más simple, que funcione la electricidad.
Los problemas no se arreglan tapándolos, sino resolviendo.
Cuando Díaz Canel pierde el tiempo de todos los cubanos
hablando de “la política hipócrita, de doble rasero, genocida, inhumana, con
que se pretende someter al país a partir de injustas sanciones y un bloqueo
recrudecido” no hace otra cosa que consumir energía en un argumentario que ya
ni él se lo cree. Y que lo único que tiene que hacer es resolver cuanto antes
un problema para el que ya no pueden quedar ni días, ni semanas ni meses porque
todo puede saltar por los aires. Cuando menos se lo imagine.
Por simplificar lo dicho por el mandatario comunista cubano
en su paseo por dos centrales en el Mariel y Santa Cruz del Norte, “hoy tenemos
un proceso acumulado de deterioro tecnológico, que no se puede resolver en poco
tiempo”. ¿Y cómo se ha llegado a esta situación?
Toda esta situación se corresponde a la nueva campaña de propaganda de
la prensa estatal comunista según la cual, se insiste una y otra vez ante un
pueblo cansado de tantas promesas y mentiras, que “Cuba superará la actual
crisis energética generada por las afectaciones provocadas durante años al país
por el bloqueo de Estados Unidos” y se queda tan tranquilo porque con ello,
pretende ganar tiempo y volver a las esencias de la revolución, de las que no
se mueven en 63 años. Y mientras tanto, los cubanos huyendo del país, en
uno de los mayores éxodos de las últimas dos décadas.
Díaz Canel observa en su paseo por las termoeléctricas “un trabajo intenso, en condiciones muy difíciles, durante muchas horas y con una enorme vergüenza por parte de los trabajadores electroenergéticos, para recuperar en el menor tiempo posible la capacidad de generación y por supuesto dar más estabilidad, alejarnos de estas situaciones tan complejas y desagradables que afectan a toda nuestra población”.
Y nada de eso es criticable,
ni mucho menos, pero ¿es que acaso esperaba que ocurriera otra cosa? Díaz Canel
sabe y los trabajadores de las centrales también, que esta crisis energética no
se resuelve de la noche a la mañana y que sus efectos van a perdurar, salvo un
giro de 180º que lo cambie todo.
Díaz Canel recordó la comparecencia televisiva realizada en el mes de junio, en la que dijo que habría una estrategia para que no hubiera apagones en los meses de verano, lo que Granma calificó como “un diseño bien concebido”, pero es evidente que han debido hablar de otro país, porque este verano, que aún no acabó, ha sido el de los “alumbrones", más que apagones, y todo el país se ha visto afectado por la ausencia de electricidad.
Claro, la culpa fue del “accidente en la caldera de Felton 2, cuando ocurrió la
rotura de la chumacera en Felton 1 y a partir de la inestabilidad con que ha
trabajado la CTE Antonio Guiteras, de Matanzas, a la que no le hemos
podido dar el mantenimiento con la profundidad que necesita”. Sucesos que se
pretenden plantear como fortuitos pero que tienen un trasfondo peculiar que
debería, en todo caso, ser objeto de investigación más profunda.
De algún modo, parece que Díaz Canel está pidiendo a gritos esa comisión de
investigación que depure responsabilidades cuando declara que “para que el
sistema electroenergético del país funcione de manera estable, es necesario que
el núcleo duro de esa generación, que son las termoeléctricas Felton y
Guiteras, esté funcionando a plenitud”. Si esto es sabido, entonces, ¿a qué
están jugando?
A nada. A vender humo
que se disipará como el incendio de Matanzas. A intentar convencer a los
cubanos hartos de la situación, que una enésima actualización de la estrategia dirigida
a alejarse en el menor tiempo posible del apagón “antes de que
finalice este año”, a desarrollar, durante 2023, un grupo de inversiones y de
mantenimientos que den estabilidad al Sistema y a cambiar la matriz energética.
Y los cubanos se miran unos a otros sabiendo que este bla bla bla es más de lo
mismo, y que tal como están las cosas, los problemas van a seguir.
Van a seguir porque la crisis eléctrica no se resuelve con
estrategias sino con hechos. Con dinero, que en vez de dedicarse al negocio
hotelero, debe ir dirigido a la formación de capital de la economía en
proporción al PIB. Si a este indicador básico para el desarrollo de las
infraestructuras, que en Cuba apenas alcanza un 15% frente al 25% de América
Latina, no hay nada que hacer. Es un tema de dinero y de rentabilidad que no se
arregla con unas cuantas piezas de recambio de parche. La electricidad, o se
gestiona de forma rentable, o se va a pique. Como el resto de sectores de la
economía cubana.
La financiación, otrora inaccesible, ahora parece que llega
sobre todo para recuperar capacidades de generación térmica y distribuida que
no estaban previstas; y en un grupo de nuevas tecnologías de generación. Y
entonces surge la misma pregunta, ¿por qué esa financiación no estaba antes, y
sobre todo, de dónde sale? Cuidado con el endeudamiento, no son los mejores
tiempos para aventuras.
Díaz Canel ni asume sus responsabilidades en este desastre
eléctrico, ni las de sus predecesores, los hermanos Castro, que realmente
hicieron bien poco en todo esto. Uno de los grandes fracasos del comunismo en
Cuba ha sido la previsión, y por ello, la actual situación de inestabilidad y
de deterioro en el suministro de electricidad no ha sido un suceso aislado,
sino que viene de tiempo atrás. Lo que pasa es que cuando aparecen los
imprevistos, entonces no queda otra que ver que el sistema de organización
social comunista no tiene capacidad para hacer frente a los mismos.
La respuesta es dar seguimiento continuo a los
mantenimientos y reparaciones, "para comprobar cómo se van incorporando las
capacidades, cómo se sigue comportando el resto del sistema y qué resultado se logra en la generación eléctrica". Es decir, más de lo mismo de siempre:
burocracia y jerarquía, ojalá no se les pase por la cabeza crear una OSDE para
todo esto. Sería el colmo.
Lo dicho, no tiene respuesta, y ahora los ataques van en
todas direcciones. Mal asunto.
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