La crisis eléctrica en Cuba: Raúl Castro sale en ayuda de su delfín
Elías Amor Bravo economista
Cuando las cosas se ponen muy difíciles para el régimen comunista cubano y, en particular, para Díaz Canel, como consecuencia de la imprevisión y desatención durante décadas al sistema eléctrico, Raúl Castro, sorprendentemente, deja su retiro dorado y aparece junto al dirigente del régimen dando un paseo por Felton.
¿Quién le iba a decir a Díaz Canel que el último de los Castro iba a salir en su defensa en un momento tan complicado y difícil como el actual? De modo que en Felton, los dos volvieron a unir sus destinos en el fracaso, lo mismo que aquel mes de diciembre de 2020 en que juntos, anunciaron la “gran política económica” que iba a sacar a Cuba del subdesarrollo y que después, al ser aplicada, se comprobó que era el origen del desastre económico de la nación, la llamada Tarea ordenamiento. Esta convergencia de liderazgos, uno en vigor y el otro, en un segundo plano, vienen a confirmar que la electricidad es más que un problema coyuntural y que el aparato del régimen ha pasado a un nivel superior en la estrategia mediática, porque saben que esto les puede costar muy caro.
¿Qué hace el general de ejército Raúl Castro paseando por Felton y dejando momentáneamente su retiro dorado? ¿Qué le lleva a dar la cara por su delfín, que cada vez tiene menos aprecio y respeto?
Hay interpretaciones para todos los gustos, que van desde la gravedad real del problema, la maniobra para contener las protestas sociales de las que se temen lo peor, el conocimiento de que realmente las acciones realizadas en las centrales termoeléctricas con el propósito de recuperarlas en el menor tiempo posible no sirven de nada, e incluso, salir al paso de la información divulgada sobre las aventuras de su nieto, el cangrejo, en la sociedad capitalista y consumista. Puede haber cualquier cosa, difícil es saber que mueve a una persona de más de 90 años a implicarse en algo que tiene difícil solución.
Tampoco hay que ir muy lejos. Raúl Castro al igual que su hermano, saben que por cosas como éstas, el régimen que construyeron a fuego y espada se puede ir por las alcantarillas de la historia. Que no se puede ir contra las bases de un sistema político que cuestione, precisamente, lo que está ocurriendo en Cuba a diario.
Los Castro ya vivieron etapas de apagones como la actual, pero las superaron porque en aquellos tiempos Cuba estaba aislada del exterior y no había llovido tanta demagogia como hasta ahora. Indudablemente, Raúl Castro no quiere ver, en vida, que el castrismo llega a su fin. Para él es inadmisible. ¿A dónde tendría que ir a vivir en una salida obligada de la nación? Por ello, ha dejado el retiro de oro, en donde seguro no habrá apagones ni escasez, para situarse en el centro de la actual crisis electroenergética. No lo ha hecho con otras crisis que sacuden el país, como la alimentaria, de transportes o construcción. Esto es importante.
¿Qué conclusiones puede extraer el pueblo cubano de todo esto? Se me ocurren varias, pero aquí van las que considero más destacadas.
La crisis eléctrica seguirá y hay que prepararse para cualquier cosa. Las acciones que actualmente se ejecutan en las centrales no llegan a resolver el núcleo del problema, que pasa por financiación que Cuba no tiene. Que Raúl Castro de la cara puede significar un aviso para esos inversores extranjeros que buscan el recuerdo con los Castro para sus despachos en Madrid o París. En su juventud tuvieron ideas comunistas y ahora, al frente de grandes corporaciones, sienten un atractivo enfermizo por el régimen cubano. También cabe esa posibilidad. Díaz Canel, para su desgracia, ha descubierto que apenas tiene reconocimiento mediático. Nada que ver con sus antecesores.
La salida de Raúl Castro tiene otro significado no menos importante que tiene que ver con la gestión del miedo y la represión. Ya no es Díaz Canel el que lanza agrias acusaciones contra ciudadanos cubanos que lo único que hacen es expresar sus quejas por el pésimo funcionamiento del sistema eléctrico. Ahora es el dirigente del brazo del ejército el que muestra que nadie debe protestar, que nadie debe salir a las calles, y que si esto tiene lugar, la represión será dura, y con el ejército. Felton 1, escenario del paseo de Raúl Castro, aparece ante los cubanos como una referencia, en la que una vez más, Díaz Canel y Raúl Castro unen sus destinos, como con la tarea ordenamiento. Ni más ni menos.
Por eso, lo mismo que la destrucción económica creada por la Tarea ordenamiento al poco de arrancar el 1 de enero de 2021, de la que aún tratan de recuperarse más de medio millar de empresas insolventes, los anuncios de Felton de que en diciembre la crisis energética se habrá estabilizado, tampoco darán en la diana. Porque el sistema eléctrico estará igual, e incluso peor que ahora, y los trabajos expuestos para salir de los cortes eléctricos, no habrán servido de mucho. Esta vez, con Raúl Castro en la fotografía, dando su apoyo, o lo que sea, a su delfín, que una vez más une su destino al del viejo general. Un destino que no supone nada bueno sino todo lo contrario.
Felton aparece así ante nuestros ojos como un punto de inflexión en la lenta agonía del régimen con la crisis de la electricidad. El pueblo cubano sabe que no hay solución, y se apresta para meses difíciles, y que las averías, la falta de piezas, la obsolescencia de las centrales, seguirán haciendo de las suyas.
Por otro lado, Díaz Canel se sentirá más tranquilo, habiendo obtenido el apoyo explícito de Raúl Castro por lo que cualquier maniobra para relevarlo del puesto, ha quedado en suspenso hasta nueva orden. Los comunistas cubanos pierden así la iniciativa política, si es que alguna vez la tuvieron, y en vez de concentrarse en cambiar las cosas y preparar un futuro viable para Cuba, se concentran en programas técnicos para resolver los fallos que sacaron de servicio a las distintas unidades de las centrales, que no levantan cabeza. Orden y disciplina, la eterna cantaleta de Raúl Castro.
Al término del paseo por la central Felton, y según recoge Granma, el general de ejército y Díaz Canel, dijeron al unísono, que “el apoyo que haga falta en Felton lo vamos a tener”, y poco más. Lo tienen fácil, con sacar dinero del presupuesto destinado a unos hoteles que no alcanzan tasas de ocupación del 50% podría ser una buena idea.
Después cada uno se fue por donde vino, y punto y final. La campaña mediática que está realizando la prensa oficial cubana en este tema de la grave crisis del sistema eléctrico nacional no escatima en gastos ni en despropósitos. Los cubanos que solo se informan por los medios del régimen no se deben dejar engañar. No hay ave fénix que valga. El destino del sistema eléctrico no existe en el modelo diseñado por la revolución de los Castro. Ha quedado atrás en el tiempo y pide un nuevo diseño. Luego será tarde.
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