El corre corre con el agua: mal asunto a la vista
Elias Amor Bravo economista
Tras la electricidad, ahora el agua. La situación es la misma. Unos servicios públicos de pésima calidad, en total deterioro, como consecuencia de una falta de política de inversión por parte del estado. Y alguien dirá, ¿y por qué el régimen comunista no invierte en los servicios a la población? Y la respuesta no puede ser más clara: porque no le interesa. El comunismo está para otras cosas muy diferentes. De modo que al igual que ocurre con esas plantas eléctricas obsoletas, sin piezas, agotadas en su uso intensivo, ahora viene el agua, y el régimen se plantea cómo y de qué forma tiene que garantizar el suministro de agua y saneamiento en medio de la actual contingencia energética.
Para empezar, ligar las dos cosas es una maldad engañosa. La falta de agua y de electricidad, dos servicios públicos por naturaleza que, en algunos países (no Cuba) se prestan por empresas privadas, tienen poco o nada que ver entre sí. En el caso cubano, en lo que coinciden es en la desidia del régimen hacia estos servicios, y cómo ahora, cuando las cosas se ponen feas, tratan de aplicar soluciones que, al final, no acaban dando los resultados siquiera deseados.
El estado cubano es responsable de que los cubanos no tengan un suministro de agua potable en condiciones adecuadas. Con un dominio total y absoluto de las ramas productivas, los servicios públicos deberían ser modélicos y estar bien organizados. No conviene olvidar que los cubanos pagan dos veces estos servicios.
Por un lado, con las tarifas periódicas que deben satisfacer si desean recibir el suministro. De otro lado, no menos importante, con lo que el estado detrae de los beneficios de las empresas y de los salarios, recursos que sirven para financiar el sector presupuestado. Por lo tanto, cualquier deficiencia en el servicio solo es atribuible a la responsabilidad de Díaz Canel, aquí no hay embargo o bloqueo que valga, aunque no se como lo hacen pero siempre encuentran un motivo por disímil que parezca.. Las dificultades de generación de electricidad por la que atraviesa el país, origen del creciente malestar social que recorre la geografía nacional, tiene ahora un compañero que va a azuzar el fuego, porque sin agua la vida no es posible.
Y aquí es donde el régimen trata, de forma falsaria, establecer un vínculo entre los apagones u y la fata de agua, que, según dicen los dirigentes, obedece al traslado de grupos electrógenos hacia estaciones y puntos de bombeo para que estos trabajen en los momentos de los apagones programados. Esta ha sido una indicación de los dirigentes para toda la nación, que según dice una nota en Granma “requiere de disciplina y organización para aprovechar óptimamente esos equipos, así como del combustible que emplean y de otros recursos que se gestionan, entre ellos baterías, cables y demás elementos necesarios para las conexiones”.
Es decir, los comunistas se han inventado una modalidad más de “corre corre” e improvisación, para que las plantas de bombeo no dejen de funcionar cuando falta la electricidad. Pregunta, ¿es que no pueden tener unidades propias de generación de electricidad para cuando ocurran esos apagones?
Al parecer la respuesta es no, de modo que cuando no hay electricidad en un bloque determinado o lo dan continuidad en el momento en que se produce el corte programado de energía eléctrica, hay que recurrir al “corre corre” que se han inventado los dirigentes. Una vergüenza, para un país que prima los intereses colectivos, como se empeñan en decir una y otra vez.
Ya me dirán para que sirven los institutos de Recursos Hidráulicos y toda la organización jerárquica comunista para dar servicio de agua, si se va la electricidad y todo se apaga. Según dice Granma, se quiere priorizar el uso de grupos electrógenos que aseguren el bombeo de agua y aquí al parecer, se da más relevancia en esta solución a las zonas densamente pobladas si bien, los dirigentes reconocen que esta solución no alcanza para todas las fuentes de agua, ni siquiera con las unidades de “emergencia”, por lo que la prioridad es proteger todas las que sean posible, de ahí la necesidad de buscar alternativas a nivel territorial. Un trabajo que debería haber sido realizado hace décadas, con tranquilidad y visión de futuro, ahora se tiene que hacer a toda prisa, es decir “corre corre”.
Ni siquiera los sistemas de bombeo, a partir de las posibilidades de interconexión entre zonas, parece ser la solución, y aquí según la nota de Granma, la responsabilidad es que las decisiones de los directivos no llegan a tiempo y el control sobre los operadores de válvulas tampoco. ¿Es tan difícil hacer bien las cosas por una sola vez?
Al final, hasta se produce una sobre explotación de pozos y acuíferos del subsuelo que acaban provocando un deterioro ambiental a medio y largo plazo. Granma denuncia que muchas personas, con la necesidad de contar con agua para sus necesidades básicas, introducen sus cubos y otros recipientes, contaminando el agua suministrada en la pipa a las cisternas de uso común. Es evidente que la situación no pinta bien,
Como siempre, los comunistas defienden las acciones adoptadas, que según dicen, “deben estar acompañadas de la comunicación permanente a la población, que debe saber que se hace todo lo posible para mitigar las afectaciones que padece”. Como si la población no supiera de esto lo suficiente.
Al final la falta de agua, no es solo un problema de organización de recursos, que en el modelo comunista es un fracaso, sino de inversiones. Como ya se ha indicado, en Cuba las obras de alcantarillado y de suministro de aguas potables se quedaron en 1940 y desde entonces, pocos avances se han producido. Es cierto que en los años 50 del siglo pasado la red de infraestructuras hidráulicas de la nación era de primer nivel, pero han pasado más de 60 años y nadie se ha preocupado por modernizar instalaciones y redes, o en su caso, adaptarlas para otras actividad.
Qué pasa que ya no salen artículos nuevos. Estamos ansiosos de nuevas publicaciones.
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