Alternativas a las ayudas del régimen comunista a los afectados del ciclón

Elias Amor Bravo economista 

Atentos a las primeras medidas anunciadas por el régimen para hacer frente de forma precaria a los efectos del ciclón Ian en Pinar del Rio. La protagonista ha sido la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz que en una primera edición de Mesa Redonda anunció una serie de medidas que se analizan en esta entrada del blog. 

Al parecer, qué cosas, el ciclón retrasó la entrega a la población de la canasta familiar normada como consecuencia de la “ralentización de la actividad en los puertos, y aunque existían productos que ya habían arribado al país, hubo que detener las operaciones y no se pudo abastecer como es costumbre antes del primero de cada mes”. 

Hay que ver qué cosas. La canasta retenida en los puertos por el ciclón. Ni la señora Díaz se lo cree. Luego dijo que “estamos concluyendo la distribución del café, excepto en la Isla de la Juventud y Holguín; se está completando un sustituto para el yogurt que no se pudo producir y se concluye la entrega de productos cárnicos del mes pasado en 8 territorios como son La Habana, Mayabeque, Pinar del Río, Sancti Spíritus, Matanzas Ciego de Ávila, Holguín y Granma”.

En vez de olvidarse de la canasta por alguna vez, se cierran en banca y proceden a una distribución de bienes a cuenta gotas que lo único que provocara es indignación en la población. Los burócratas planificadores no entienden que cada cubano es distinto de otro y que tratar a todo el mundo por igual es un gran error. La precariedad de las medidas parece insuficiente para atender las 903 instalaciones dañadas, de las cuales 22 se corresponden a almacenes mayoristas, dijo la ministra. Además fueron afectadas 871 unidades minoristas, de ellas 520 bodegas, 429 de Pinar del Río.

En cuanto al déficit energético derivado del impacto de Ian por la más occidental de las provincias, la ministra indicó que se comenzó la distribución de carbón para la cocción de alimentos. Es decir, vuelta al pasado más remoto.

También dijo que existe un atraso en la distribución de combustibles domésticos en la provincia de Holguín, Ciego de Ávila, Granma y Las Tunas, así como retrasos en la entrega de sal pues se paralizaron todas las operaciones. No es extraño que la población proteste ante una situación como ésta absolutamente injustificada por los efectos del ciclón. La ministra acabó diciendo que todos los insumos de la canasta están en el país, por lo que pidió tranquilidad a la población sobre este asunto. 

Y añadió que “a partir del 6 de octubre, módulos de alimentos para provincias afectadas” incluyendo la entrega en cuatro provincias y el Municipio Especial Isla de la Juventud un suplemento alimenticio, teniendo en cuenta las afectaciones de la agricultura y el déficit energético. 

En concreto, tres libras de arroz adicionales a toda la población de los territorios antes mencionados. Igualmente se distribuirán carnes en conserva por composición de núcleo. “Esta medida beneficiará a más de 3 553 000 consumidores”, según dijo la ministra que anunció también más papas, productos de aseo, granos en Pinar del Río y La Habana, y a partir del 6 de octubre módulos de alimentos a todos los consumidores, incluso habló de colchones para las personas que lo han solicitado. Cuentagotas en vez de liberalizar.

Hizo referencia a la ayuda recibida de los organismos internacionales como el Programa Mundial de Alimentos, en concreto, carpas, lonas, luminarias, almacenes móviles para la protección de alimentos, kit de cocinas que se controlaron por los Consejos de Defensas comunistas. El Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas facilitó 478 kit de higiene, los que fueron entregados en el Surgidero de Batabanó y personas en vulnerabilidad y 12 mil envases para agua entre otros productos.

Pero de todo lo expuesto, lo más destacado ha tenido que ver con la venta de materiales de la construcción, sobre todo en aquellas instalaciones y viviendas afectadas por el ciclón.

Y la solución es el subsidio. Más gasto. Las personas afectadas pueden ser evaluadas por subsidio, acceder al crédito bancario o pueden pagar al contado si tienen capacidad financiera; también como novedad se incluye la venta a plazos para la comercialización de estos bienes. 

La ayuda es el 50% del precio. Lo que se tramita de forma única y genérica, lo mismo para el cubano que ingresa al mes 2.500 pesos que para aquel que obtiene 5.000 pesos. Esa es la igualdad comunista, que luego acaba generando penosas distorsiones en la sociedad. Pero es que además, se subsidia el 50% de los materiales para aquel que se ha quedado sin vivienda o local, destruida por el ciclón, y aquel caso en que solo ha saltado un techo o una pared y que requieren obras menores. 

¿Nadie ha pensado en ajustar el porcentaje del subsidio? Parece mentira que en un país de economía centralizada y planificación no se pueda discriminar la ayuda en función de las circunstancias personales del solicitante. Igualar las ayudas para todos es pura demagogia comunista y pocas ganas de trabajar en beneficio de la colectividad. La ministra aún está a tiempo de cambiar la fórmula de ayudas y dejarse de repartir productos como si se tratarse de una vieja oficina de beneficencia parroquial. La gestión pública en situaciones de catástrofes en la Cuba comunista, deja mucho que desear.

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