La economía cubana no crece... y cada vez a peor

Elías Amor Bravo economista

Junto a la inflación del IPC en Cuba el pasado mes de agosto, el otro dato que ha venido a arrojar oscuras sombras en el panorama económico de la nación es el crecimiento registrado por el PIB en el segundo trimestre del año.

Los economistas debemos estar atentos a estos cambios de coyuntura tan intensos que se producen en la economía de la Isla, y en concreto, este del PIB merece una especial atención.

En concreto, el PIB del segundo trimestre de 2022 ha crecido solamente un 1,7%, una tasa que viene  reflejar dos cosas: que la economía sigue débil este año y que le está costando superar el shock provocado por la pandemia del COVID-19. Por otra parte, sin crecimiento, los problemas subyacentes como la inflación, el descontrol de las cuentas públicas, el cambio del peso, … tienden a agravarse, de modo que, una vez más, las autoridades muestran su incapacidad para conducir la economía a un escenario más equilibrado, que introduce numerosos interrogantes de cara a los próximos meses.

De las 19 ramas de actividad que desglosa la ONEI el componente del PIB, destacar que en el segundo trimestre un total de 13 han registrado signos negativos en la evolución con respecto al mismo período del año anterior, en tanto que 6 han registrado signos positivos. 

Entre las primeras, destacan los intensos descensos en Industria azucarera, -43,8% (un auténtico desastre nacional, ya que parte de caídas muy intensas en años anteriores), Pesca -33,2% ) lo que supone menos ingresos de exportación) y con caídas de un -15% la Industria manufacturera o el Sector de electricidad ( ahí está el origen de los apagones). El PIB de la producción agropecuaria cayó un -7,4% pero lo más grave es que todos los trimestres desde 2021 ha estado reduciéndose, de modo que desde comienzos de 2021 la producción de alimentos en Cuba ha disminuido un -67%, apuntando al fracaso de las 63 medidas de la agricultura decretadas por el régimen.

Entre las actividades que crecieron su PIB, destaca Hoteles y restaurantes, un 42,1% que sigue, no obstante, sin alcanzar los niveles de PIB anteriores a la crisis. Le sigue Educación, un gasto social animado por la vuelta a la normalidad en las escuelas. Sin embargo, en Salud pública, el PIB ha descendido un -13,9% posiblemente para ajustar las cuentas del presupuesto estatal y evitar su descontrol.

El dato citado del segundo trimestre del PIB, 1,7% debe ser puesto en relación con el del mismo período del año anterior, cuando hubo un aumento del 8,9%, pero es más significativo hacerlo con el del PIB del primer trimestre de 2021 que creció un 10,9%. El contraste entre ambos indica un auténtico frenazo del crecimiento de la economía reflejado por las cuentas, en las que los componentes vinculados al gasto público, salvo la Educación, han entrado en signos negativos, por ejemplo Administración pública, cae un -0,3%. Ciencia e innovación, -1,4%, Salud, el -13,8% antes citado y Otros servicios sociales y comunales, -2,9%. 

Lo que se está observando en el comportamiento de la economía cubana es que el régimen no ha sido capaz, tal vez porque no esté en sus planes, de modificar los “motores” de la economía haciéndolos pasar del estado al sector no estatal y productivo (en cierto modo, una prolongación del estatal) y de ahí que la economía frene su crecimiento cuando estas actividades estatales lo hacen, y en cambio, aumente en el caso contrario. Más de lo mismo, en una elección fracasada de modelo económico y políticas que está situando a la economía cubana como una de las más atrasadas para superar la crisis del COVID-19.

El intenso cambio de coyuntura producido en el segundo trimestre de 2022 no es una buena noticia de cara a los próximos meses. Si se mantienen los patrones de años anteriores, el tercer trimestre, que ahora ha finalizado, no va a suponer una mejoría con relación al segundo, lo que contribuirá a un menor crecimiento de la economía. 

Quedaría tan solo el último trimestre del año, que entraña dudas sobre una eventual recuperación del turismo en la temporada alta. La evolución en forma de “cachumbambé” de la economía cubana desde el primer trimestre de 2021 es un buen ejemplo del fracaso del régimen por lograr un comportamiento más estable y asegurar una cierta credibilidad de las cuentas nacionales. La escasa relación entre los sectores productivos, estatales y no estatales, la reducida flexibilidad de la actividad económica y los obstáculos del modelo comunista se encargan del resto. Los cubanos tampoco experimentarán en 2022 una mejoría de la situación económica.

 

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