Los dirigentes del transporte en Cuba: perdidos entre indicadores de proceso y de resultado

Elías Amor Bravo economista

Siempre que los dirigentes de los ministerios cubanos abordan el análisis de la situación del sector de la economía que está bajo su dirección, suelen centrarse en indicadores de proceso y nunca de resultados. Y así les va.

Un indicador de proceso es una característica específica, observable y medible que se puede usar para mostrar los cambios y progresos que está haciendo un programa hacia el logro de un resultado específico. Por el contrario, un indicador de resultado se usa para evaluar si la actividad alcanzó, o no, los objetivos o resultados propuestos.

Lo normal es que el gestor utilice indicadores de resultado para dar a conocer las consecuencias de su actividad porque cuando presta atención a los de proceso, acaba cansando con cifras y provoca falta de interés en la audiencia. Si esto se tiene en cuenta, directivos del Ministerio de Transporte sostuvieron un encuentro con la prensa para analizar la situación de este sector en Cuba, con motivo del Día del Trabajador del Transporte, que se celebra el 28 de junio.

Eduardo Rodríguez, ministro de Transporte, se refirió a las problemáticas del sector y las iniciativas que ha promovido el ministerio para su mejora. Y su posición fue la ya comentada. Para el ministro, los resultados en 2022 de su departamento se centran en los siguientes:

  • Incorporación de 104 ómnibus de donación a La Habana
  • Puesta en servicio de nueve rutas, con 75 triciclos eléctricos
  • Incorporación de 10 minibuses de baja turística en el servicio rutero de la capital
  • Restablecimiento de nueve servicios ferroviarios en las provincias de Sancti Spíritus, Matanzas y Holguín
  • Reparación y pintura de 1.500 paradas en todo el país
  • Publicación de la apk MW Urbanos
  • Normativa que regula el arrendamiento de medios estatales.

Tremendo ministro. Como se puede apreciar, todos los indicadores de la relación citada son de procesos, no de resultados. Pero al ministro no le importa. Incorporar minibuses, triciclos o reparar y pintar, hace referencia a procesos en curso para el logro de un determinado resultado.

En ningún momento, se midieron la puntualidad de los servicios de transporte, el consumo de derivados de petróleo por unidad, la frecuencia de los servicios entre las principales ciudades, o las encuestas de calidad del servicio de los usuarios. Estos sí que son indicadores de resultados, pero a los dirigentes comunistas ni los tienen en cuenta ni les importan. Llevan 64 años midiendo la gestión de forma inadecuada. Y aburren.

En efecto, no es posible realizar una buena gobernanza, si no se distinguen los resultados de los procesos. No hacer bien el trabajo lleva a numerosos errores. De nada sirve que el ministro reconozca, por ejemplo, la transversalidad del transporte en la sociedad cubana si, a continuación, admite también “una disminución de las capacidades de transporte de pasajeros y de carga por varios factores objetivos y subjetivos”. ¿Dónde está entonces la supuesta transversalidad? ¿Qué sentido tiene? En este tipo de cosas es donde hay que poner la mayor atención. Por ejemplo, en la insuficiente disponibilidad de recursos financieros.

El ministro dijo que el sector necesita el ingreso de moneda libremente convertible para garantizar combustible, piezas de repuesto y otros elementos logísticos y claro, como en los últimos años ha tenido lugar una disminución de esos ingresos por los efectos del bloqueo, la covid-19 y una crisis económica mundial el sector no ha podido disponer del nivel de financiamiento necesario.

El ministro debería explicar qué ocurre en otros países que no necesitan ni divisas ni moneda convertible ni invento alguno comunista, para que sus ciudadanos y empresas compren el combustible y que no se paren por ello. Si Cuba no puede hacer lo mismo, la razón no es otra que su capacidad de acceso a los mercados internacionales de petróleo es nula, y esto ocurre, por no pagar las deudas.

Luego está la cuestión de las piezas de repuesto, porque según el ministro, las bases principales de transporte de todo el país han estado trabajando prácticamente sin piezas en los últimos tres años. Estas carencias han tenido un efecto negativo en la disponibilidad técnica, que ha estado por debajo del 50%. No hace falta insistir en el riesgo de siniestros que se derivan de operar con un parque de vehículos envejecido, obsoleto.

Otra problemática que refirió fue la disponibilidad del combustible en moneda nacional de las empresas operadoras. El transporte estatal presta servicios con niveles de precios que, aunque son aceptables para población, están por debajo del umbral de la rentabilidad de las empresas, muchas de las cuales reportan pérdidas. Los precios de los servicios de transporte no recompensan la actividad del sector. Pero esto ocurre en el transporte estatal por su ineficiencia. ¿Pasa lo mismo en el privado? Claro que no. ¿Por qué entonces no se aumentan los servicios privados?

Como los resultados dejan mucho que desear, el ministro no hace más que hablar y hablar de indicadores de proceso, como la creación a comienzos de este año de un fondo en moneda libremente convertible para la sostenibilidad del transporte, que se nutre de parte de los ingresos que llegan desde el exterior en los sistemas de la aviación y el marítimo-portuario. El fondo ha sido reutilizado en los ómnibus de las empresas provinciales de transporte y ha permitido la recuperación de más de mil medios de transporte. Y bien, ¿Cuáles han sido los resultados en términos de calidad del servicio? Ni una sola palabra.

Luego, el ministro dijo que su departamento ha avanzado en el proceso de legalizar medios de transporte y que más de 30.000 vehículos lo han sido en los últimos meses. Esto ha coincidido con un aumento del arrendamiento de medios de transporte estatales y la gestión de donaciones de ómnibus, microbuses de turismo, o la distribución de triciclos eléctricos. Y la pregunta es la misma ¿Qué efectos ha tenido todo ello en la calidad del servicio, si es que ha habido algo?

Respecto al transporte de mercancías, el ministro explicó que desde 2018 ha experimentado un descenso considerable, por supuesto, "debido al bloqueo y a las afectaciones por la covid-19", una caída de más del 44%. Por supuesto, ni una sola asunción de responsabilidades. En cambio, se dijo que la entrega de paquetería ha mejorado, gracias a la reorganización de la entrega de bultos a la población y la reducción del tiempo de entrega a siete días con niveles superiores en la calidad del servicio. Aquí es donde hubo una sola referencia, de pasada, a indicadores de resultado. ¿Es tan difícil de entender?

Se dijo que el transporte de mercancías por ferrocarril cumple el plan, en correspondencia con las disponibilidades de productos (combustible, la canasta familiar normada y la caña de azúcar). Pero se reconoció que todavía quedan insatisfacciones respecto al expreso por ferrocarril que no funciona de manera estable, y hay quejas sobre la calidad de los servicios de los transitarios nacionales y demás entidades que participan en la distribución y entrega de paquetería hasta el destino final. Otra vez indicadores de resultados.

El cabotaje también creció gracias a la incorporación de buques pequeños de unas 2.800 toneladas de capacidad y las patanas en explotación con las que cuenta la Empresa de Navegación Caribe. Otro tanto se dijo del trinomio puerto- transporte- economía interna, que se ha consolidado en el último período, así como el transporte de los productos priorizados de la canasta familiar normada, los combustibles, los fertilizantes, la sal, la harina de trigo, entre otros. Una segmentación que no tiene ni pies ni cabeza.

Pese a todo lo expuesto, los directivos del ministerio reconocieron que es insuficiente la oferta transporte público en todo el país, en todas las ramas y en todos los servicios. Y también es insuficiente el control y regulación de los precios e inestable el enfrentamiento a las violaciones y reconocieron la existencia de violaciones en los servicios regulares que afectan su calidad. Otra vez vuelta a los indicadores de proceso.

Incluso se dijo que es necesario adoptar medidas más enérgicas con conductores y jefes que incumplen con el apoyo que deben dar los vehículos estatales en el transporte de pasajeros, a la vez que se reconoció que persiste una situación económica financiera compleja en casi todas las empresas del sector. La agenda de problemas para las autoridades es inabarcable, hay de todo, organizativos, de regulación, organización de los servicios, de control, fijación de los precios, política tributaria, la coordinación y organización de los porteadores privados. Ni resultados ni procesos.

 

Comentarios

  1. Tremenda confusión en ese Ministerio, es una liga sin sentido a la hora de evaluar su gestión, sin hacer mención alguna a resultados y esa falta es en todas las intervenciones no solo de este Ministerio, muy bien identificado por usted. En fin un arroz con mango a la hora de explicar algo donde lo importante es hablar mucho pero sin concretar nada. De los 7 aspectos o lineas principales solo 4 estan dados al mejoramiento del transporte y muy limitados, 1 se refiere a dignificar instalaciones, muy bonitas paradas y terminales y casi 0 transporte valla logro. 1 tiene que ver con la información a la población pero casi ni se usa por falta de transporte y la otra es normativa y burocracia pura. Nada que se sigue sin corregir la diana, en lo adelante mucha falta de transporte espera a los cubanos.

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