Viviendas de arcilla sin cemento: la producción de materiales de construcción en la encrucijada

Elías Amor Bravo economista

La producción de materiales de construcción en la economía cubana ha sido objeto de una edición del programa mesa redonda en que se ha pasado revista a la situación actual, por un grupo de directivos del Ministerio de la Construcción (MICONS) y del Grupo Empresarial GEICON.

Lo primero a tener en cuenta es que la producción y desarrollo de materiales de construcción depende del ministerio del ramo, es decir, es una producción estatal dirigida, intervenida y controlada por el régimen en base a decisiones ideológicas y políticas, y no mercantiles. Lo mismo que ocurre en el resto de los sectores de la economía.

La ausencia de un sector privado capaz de liderar la producción se deja sentir en los diversos indicadores, como capacidad de producción, eficiencia, organización e incluso las necesarias relaciones con otros agentes de la economía. Las formas no estatales, como dicen los comunistas, son una mera comparsa en el sector. Las mipymes por ejemplo solo suponen el 4% de la producción de materiales de construcción.

Por otra parte, después de que alguien dijera una falsedad, relativa al estado de la industria antes de 1959 (que se calificó de precaria y atrasada), se explicó que la producción nacional de materiales de construcción es fundamentalmente manufacturera, se encuentra medianamente automatizada y utiliza fuentes energéticas basadas en combustibles fósiles. 

Sin duda, el peor escenario posible. Y lo es porque buena parte de esa industria se creó a partir de compras al exterior que supusieron, según se dijo, más de 577 millones en divisas hasta 1989, cuando la caída del muro de Berlín paralizó este proceso basado en el comercio en el área socialista. A resultas de ello, en Cuba se crearon más de 180 plantas de diferentes nacionalidades, en vez de fomentar la producción nacional. Un escenario similar al de las plantas eléctricas.

Impulsado por las compras a los socios comunistas y con una dependencia externa absoluta, el sector estatal de los materiales de construcción se orientó a dar satisfacción a los objetivos políticos e ideológicos del régimen, en la educación, la edificación de nuevas universidades, las escuelas al campo, los círculos infantiles y los hospitales. De modo sintomático, los dirigentes se olvidaron de la vivienda doméstica, que empezó a ser la víctima de la orientación comunista del sector.

De ese modo, cuando en 1991 se derrumbó la URSS el sector se encontró con los problemas de financiación, falta de piezas de repuestos y la posibilidad de realizar inversiones, provocando un fuerte proceso de descapitalización de la industria de materiales de construcción que se había desarrollado con los aportes del campo socialista.

No fue hasta una década después, que el régimen reaccionó e inició un proceso de rehabilitación, modernización e instalación de nuevas plantas con los escasos recursos financieros disponibles. En 2005, Fidel Castro aprobó 55 millones de CUC para reanimar las producciones de materiales de construcción y otras actividades productivas y de logística vinculadas al aseguramiento de las construcciones. Los resultados fueron decepcionantes. 

Hasta llegar al escenario actual en que la crisis estructural del sector se superpone con las complejidades. Nadie sabe qué hacer para sacar la producción de materiales de construcción de la crisis en que se encuentra. Los programas y medidas adoptados, muchos experimentales y tentativos, no funcionan, no sirven. Básicamente porque se apoyan en el modelo  que prioriza lo estatal y aleja a la actividad privada.

La última apuesta de los comunistas, como se expondrá, es desarrollar la pequeña industria y la industria local a partir de las materias primas que se encuentran en cada localidad, como la arcilla. Una estrategia que acabará dando lugar a cubanos de primera y de segunda, en función de la residencia en el territorio, acentuando las injusticias que se crean por otros ámbitos de las políticas públicas. Y que entraña no pocos riesgos.

En el programa se ofrecieron datos del Grupo Empresarial de Materiales de Construcción, que está integrado por 45 empresas o entidades, de ellas 38 empresas estatales, cuatro empresas mixtas (dos dedicadas a la producción de cemento, una a la cerámica y otra a la solución de impermeables), y tres sociedades mercantiles con capital 100%. De las 45, un total de 14 se dedican fundamentalmente a la producción de materiales, 11 a la rama del cemento, tres a la cerámica blanca, seis a la carpintería, y seis son empresas especializadas.

En particular, el plan de 2022 del sector se vio comprometido por el complejo escenario internacional, con una contracción importante de los niveles de actividad, motivada por las limitaciones materiales y financieras impuestas por la crisis económica mundial ocasionada por la pandemia de la COVID-19 y "el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos". 

También el sector anda enredado con el paradigma de la "ciencia e innovación de Díaz Canel", con el objetivo de sustituir importaciones, introducir nuevos productos al mercado cubano y exportar.

Dedicarse a estas tareas, supone alejarse de los objetivos productivos prioritarios. El OSDE implementa un sistema de gestión basado en la innovación y el desarrollo, con un Comité Técnico Asesor integrado por especialistas de la organización, las universidades y centros de investigación, que tiene como objetivos “producir desde la ciencia y la innovación, solucionar los problemas identificados a través de proyectos de investigación-desarrollo-innovación (I+D+i) y servicios científicos técnicos, e incrementar los resultados técnicos, económicos y ambientales de las empresas”. Pero estos esquemas burocráticos tienen escaso o nulo impacto en la producción.

Se informó que 34 empresas de las que integran el grupo más la oficina central, han logrado desarrollar proyectos de I+D+i. Se han trabajado 86 proyectos, todos vinculados a 15 universidades del país, 7 centros de investigaciones y 10 entidades especializadas y se han concluido 68 proyectos. Algunos de ellos fueron reseñados en el programa. Y en cuanto a los que se está trabajando, se citaron una planta fabricada en Cuba para producir esmeril cubano para el pulido de los pisos, el sistema de alimentación de Carbonato de Calcio (Cocoa) para la producción de azulejo, una gama de morteros especiales que sustituyen importaciones y suministran nuevos productos al mercado cubano, fase experimental la producción de Cemento Portland con adición de caliza y en investigación la sustitución de la fibra de asbesto por fibras alternativas con el empleo de agregados minerales. ¿Resultados concretos? Ninguno.

Por otra parte, la industria de materiales de construcción está incluida en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2030 y también en el Macro Programa interinstitucional de transformación productiva e inserción internacional, que establece la estrategia de desarrollo del sector de las construcciones en el país en el corto, mediano y largo plazo hasta el 2030, promoviendo la reconversión y el desarrollo sostenible de la industria de materiales de la construcción. Mucho plan, pero pocos resultados concretos. Se pretende mejorar la producción para 2023, los datos han mejorado respecto de 2022 que fue un año pésimo, pero siguen estando muy por debajo de 2019, último antes de la pandemia y en ello influye de forma destacada la disponibilidad energética, que en este sector es esencial, como por ejemplo en bloques aligerados, ladrillos y rasillas.

El sector se encuentra inmerso en un proceso de recuperación de las capacidades productivas con mayor impacto en la población, pero los resultados dejan mucho que desear. Los surtidos de venta del Mincin siguen sin satisfacer las demandas de la población. Y lo que es peor, la producción de materiales no tira de otros sectores de la economía con los que mantiene vínculos productivos.

Y el origen de este pésimo desempeño se atribuye a la falta de financiación, lo que ha llevado a los dirigentes a tratar de conseguir recursos en la exportación, orientando la búsqueda al exterior. Será de los pocos planes que se cumplen ya que en 2022 de 400.000 dólares previstos a exportar (una cifra insignificante si se piensa objetivamente) se vendieron 1.054.160 dólares, casi 3 veces más. Las exportaciones se centraron en mármol y morteros, algunas cantidades de cemento gris y arena beneficiada, carbón vegetal y servicios profesionales, y poco más. Insuficiente para las necesidades del sector. Orientarse a la exportación sin cubrir las demandas internas es una estrategia que no tiene sentido y que acaba empobreciendo más aún a los cubanos.

De hecho, animados por los resultados, el plan para 2023 se ha fijado en poco menos de 17 millones de dólares (16.485.820 dólares). Cabe suponer que harán lo que sea por lograr este objetivo ya que se dijo que las exportaciones “son la única forma que tenemos para lograr producir a una mayor escala y adquirir las materias primas que se requirieren para ello y que no se producen en el país”.

En cuanto a la relación prevista de inversiones, se citaron, entre otras, la modernización de la planta de muebles sanitarios en Holguín y el programa de desarrollo de mármol, la modernización de la Fábrica de Cementos 26 de Julio, reparación del Combinado de Cerámica en San Cristóbal, Artemisa, reparación capital del molino de polvo de Jiquí, en Ciego de Ávila y del molino de áridos Vietnam Heroico.

Por lo que respecta a la industria cementera, de la que también se dijeron las consabidas falsedades anteriores a la revolución en 1959, su inclusión en el Grupo de Cemento volvió a poner de manifiesto los mismos problemas de falta de financiación, pandemia, crisis mundial etc. pero se destacó que las industrias existentes en este ramo: Cemento Cienfuegos, Mariel, Siguaney, Artemisa y Santiago (que hoy se encuentra haciendo mortero alternativo), se mantienen trabajando. Como si se tratase de algo anormal que las cosas funcionen. Al parecer, mantenerlas activas y no tener que importar elementos como el revestimiento de los molinos, ventiladores, entre otros recursos y nos ha dotado de cierto nivel de autonomía, se considera una hazaña.

El Grupo de Cemento cuenta con 6 plantas productoras y 3 empresas nacionales que le dan servicio a estas. Una de estas últimas es una empresa especializada en ofrecer mantenimiento a la industria del cemento y a las estaciones graneleras encargadas de la distribución a lo largo del país, así como ofrecer apoyo en talleres y otras áreas de la industria.

Otra de las empresas tiene a cargo servicios como el trasporte, la alimentación, la materia prima y otros aspectos logísticos, y una tercera será la Empresa Comercial de Cemento, que tiene la función de comprar el producto a las plantas y comercializarlo en el país a través de varias vías: el automotor y por tren. Las afectaciones se producen actualmente en el oriente del país. Por ello, hoy en la planta de Santiago se realiza una inversión nueva, diseñada para duplicar la capacidad existente con la que fue concebida esta industria, lo que se calificó de esfuerzo gigantesco del país en los momentos actuales.

La industria del cemento se ha visto menos afectada que otras por la escasez de combustibles y electricidad, porque se han adoptado decisiones para priorizar la industria y fomentar las exportaciones o la venta online en la ZED del Mariel en las cadenas de tiendas. Actualmente la industria trabaja en la sustitución de combustible industrial por otros alternativos, y en la diversificación del producto.

También se habló en el programa de la producción local de materiales desde los municipios cabecera de las diferentes provincias y los consejos populares no urbanos. Esta nueva estrategia del régimen, basada en la autonomía municipal, pretende aprovechar las potencialidades de cada uno de los territorios en cuanto a capital humano, recursos naturales y reciclables, las capacidades instaladas, transportación, más, ocasionalmente, otros recursos asignados a nivel nacional.

A tal fin se ha diseñado un programa de producción local de materiales, desde el Ministerio de la Construcción con referencia en el funcionamiento del programa de la agricultura urbana. La verdad es que no se sabe bien qué tipo de relación existe entre la autonomía constructiva, para la vivienda que tanto requiere la población, desde la rehabilitación y conservación hasta la construcción de obras sociales y el desarrollo local.

Según se dijo, las producciones que se logran a partir de este programa de producción local de materiales están distribuidas de manera tal que el 80% deben ir a las tiendas de materiales de la construcción para que la población pueda acceder a esos insumos. El 20% restante se queda en el municipio para garantizar la sostenibilidad del hábitat y el desarrollo territorial.

El programa se conforma en primer lugar, por las 33 empresas de los gobiernos que existen y están constituidas en el país, que tienen en la actualidad 252 mini industrias o bases productivas distribuidas por todo el país. Se pretende que toda la capacidad que existe en el territorio se vincule a los programas y tributen a las líneas de desarrollo y principales estrategias de cada territorio, pero aún no se ha logrado ese nivel de efectividad.

La cuestión es que en todos los municipios no hay recursos naturales y reciclables que permitan sostener y crear los 189 renglones del nomenclador aprobado para la producción local de materiales para la construcción de una vivienda. Esas diferencias pueden condicionar los resultados productivos y acabar generando peligrosas desigualdades en el territorio que no tendrían lugar si se apostase por un mercado único nacional.

Esto ha llevado a los dirigentes a decir que hay un proyecto en tres zonas del país que ha demostrado que se pueden construir viviendas de arcilla sin el uso de cemento para optar por una vía económica, amigable con el medio ambiente y viable. Ojalá que estos experimentos no acaben provocando perjuicios mayores a la población. Lograr el Lineamiento 178 que establece recuperar e incrementar la producción de materiales de la construcción para ir desarrollando producciones con valor agregado y calidad, no pasa necesariamente por aventuras de dudosos resultados. Seguir los lineamientos acaba siendo un desastre. Pasen y vean lo ocurrido con la tarea ordenamiento.

Comentarios

  1. Roberto Capote Castillo6 de junio de 2023, 14:01

    Estimado profesor en pleno periodo especial en los años 90, uno de los estúpidos dirigentes de mi provincia convocó a los mejores ingenieros civiles y arquitectos a una reunión en la que les explicó que personalmente había visto varias casas construidas con solamente cinco sacos de cemento y que les pedía trabajar en esa dirección para resolver el problema de la vivienda. Uno de los participantes me comentó que cuando expresó: “deben trabajar para extender esta experiencia y quien no esté de acuerdo que lo exprese”. Dice mi amigo que casi todos se levantaron de sus asientos y se retiraron de la reunión pues no se podía contra tanta estupidez. Así que a mi nada me sorprende.

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