Gaviota y las bases chinas: ¿distraer la atención de la grave situación económica? no, gracias

Elías Amor Bravo economista

El régimen castrista ha salido al paso de dos informaciones que circulan por los medios y las redes sociales. No es lo habitual. La jerarquía que dirige el país rara vez encuentra motivos para rebajarse al terreno del enfrentamiento mediático, dado que ejerce un control absoluto sobre la prensa estatal, la propaganda y la manipulación. Pero esta vez, esa posición hegemónica no ha servido de nada. 

Nos referimos a la acusación por el Secretario de Estado de los Estados Unidos sobre la presencia de una base de espionaje de China en Cuba, que fue calificada, de forma inmediata por Bruno Rodríguez, y también, al anuncio realizado por Gaviota de que son rumores infundados que en las instalaciones hoteleras del grupo no se permita la entrada de ciudadanos cubanos.

Los dos temas, de distinta relevancia, han obligado al régimen a entrar en el conflicto de la “batalla de la información”, uno de los ejes del discurso de los dirigentes que, al parecer ha venido a quedarse. Esto da una idea del nivel de precariedad, desgaste y falta de contacto con la realidad que tienen los que detentan el poder político en Cuba en estos momentos. ¿De verdad alguien cree que Fidel Castro habría entrado en una discusión a este nivel? En tiempos del viejo dictador, lo más probable es que nada de esto se hubiera conocido realmente, porque en aquella época la censura funcionaba al 100% y con ella el miedo a ser descubiertos. Se han aflojado los tornillos, hay desgaste y falta de criterio. Los ingredientes del fin de un ciclo político que ya está, de algún modo, ocurriendo. 

Bruno Rodríguez en un tono poco diplomático y estentóreo, atacó a su homólogo yanqui Blinken, diciendo que su declaración era “una falsedad” y añadió que Cuba no es una amenaza para los Estados Unidos, ni para ningún país. La diplomacia castrista había comprobado que los esfuerzos para mejorar su imagen internacional, trayendo a La Habana, al dirigente de Colombia Gustavo Petro a sellar, por enésima vez, la paz de los guerrilleros, se habían venido abajo con la polémica de la base de espionaje china.

No es habitual que, entre ministros de exteriores, diplomáticos de carrera, se utilicen estos términos despectivos de Bruno Rodríguez, pero conocidas son las posiciones del régimen contra Estados Unidos y cada vez que pueden, atacan de forma inmisericorde. Que La Habana diga, además, que las declaraciones del secretario de Estado “carecen de sustento” apunta a que el asunto del embargo/bloqueo iba a aparecer de forma inmediata.

Y así fue, Rodríguez dijo que “se trata de un pretexto para mantener el bloqueo económico contra Cuba y las medidas de máxima presión que lo han reforzado en los últimos años, y que son objeto de creciente rechazo internacional y también dentro de los Estados Unidos, lo que incluye el reclamo de sacar a Cuba de la arbitraria lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo”. En tales condiciones, ¿No habría sido más fácil convocar una rueda de prensa para ofrecer toda la información disponible y confirmar que no existe la base ni proyecto alguno?

No. Para la diplomacia del régimen, la base china o cualquier otra cosa por inocente que pueda ser se utiliza para recalcar que Cuba no es una amenaza para los Estados Unidos, ni para ningún país. Pues entonces, que lo demuestren.

No basta con decir que “Estados Unidos aplica una política que de manera cotidiana amenaza y castiga a la población cubana en su conjunto. Estados Unidos ha impuesto y dispone de decenas de bases militares en nuestra región, y mantiene, además, contra la voluntad del pueblo cubano, una base militar en el territorio que ilegalmente ocupa en la provincia de Guantánamo”. En cierto modo, con este argumento, el ministro comunista cubano se auto aprueba a disponer una base contra Estados Unidos, lo que alguien podría interpretar como una grave imprudencia de Rodríguez, un salto adelante en el conflicto entre los dos países que puede tener un final muy problemático.

El asunto de la base china en Cuba saltó a los medios el pasado 8 de junio, cuando The Wall Street Journal aseguró que, entre China y Cuba, supuestamente, existía un acuerdo en materia militar para la instalación de una base de espionaje. En aquel momento, el régimen cubano salió al paso y calificó de falsas e infundadas estas afirmaciones y el encargado de hacerlo fue el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, quien denunció que “calumnias de este tipo se han fabricado con frecuencia por funcionarios de los Estados Unidos, aparentemente familiarizados con información de inteligencia”. 

China se sumó al desmentido cuando Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, pidió a Washington que “deje de interferir en los asuntos internos” de la Isla y acusó a esa administración de difundir falsas informaciones. Wang Wenbin fue más lejos y acusó a Estados Unidos de “propagar rumores y calumnias” una táctica corriente ese país que "es su marca de fábrica interferir deliberadamente en los asuntos internos de otros países".

Después, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional en Washington, John Kirby, también puso en duda el informe divulgado por el periódico The Wall Street Journal, y consideró que no se ajustaba a la realidad. Y en este punto, el secretario de Estado Blinken sale con su afirmación de que hay indicios suficientes de la existencia de la base china en Cuba.

Así que entre dimes y diretes, los comunistas cubanos tienen para entretenerse y raro es que todavía, los socios Venezuela o Nicaragua, no hayan entrado al baile. Lo harán. Seguro.

La otra noticia que ha provocado desmentido oficial es la que llevó a Gaviota a salir al paso de rumores que circulaban en las redes y que venían a confirmar que el grupo había decidido prohibir la entrada de cubanos a sus hoteles. La noticia venía respaldada por un comunicado corporativo de Gaviota firmado por un responsable de alto nivel.

El Grupo Empresarial desmintió los rumores en redes sociales sobre la limitación de entrada de clientes nacionales a sus instalaciones, y en una nota almibarada en la que se defiende “el esparcimiento sano y de calidad como derecho para todos los clientes y una premisa para el grupo” publicada en su página web, destacó que todos sus clientes, independientemente de su nacionalidad, tienen derecho al disfrute de sus servicios e instalaciones. Y añadían, “nos comprometemos a proporcionar una vivencia turística inclusiva y enriquecedora para todos nuestros huéspedes, sin excepción”.

Finalmente, la nota señaló que “en Gaviota trabajamos para garantizar que nuestros huéspedes tengan una experiencia única y en nuestras instalaciones se ofrece una amplia variedad de servicios y actividades diseñados para satisfacer las necesidades y preferencias de cada cliente”.

La nota de Gaviota no tuvo el mismo tirón mediático que las declaraciones de Rodríguez sobre la base china. No son temas del mismo calado, pero los dos están unidos por un denominador común, que el régimen persigue para imponer sus tesis. 

En esencia, que se hable de cualquier cosa, por absurda que sea, excepto de la situación económica. Ya no es solo que no se publiquen en la web de ONEI datos estadísticos para evaluar la coyuntura, es que tratan por todos los medios de desviar la atención, lanzando asuntos que enfrascan a tirios y troyanos en un debate que nos aleja de la grave situación económica en que viven los cubanos y la falta de soluciones efectivas para salir del círculo vicioso provocado por la tarea ordenamiento. 

En este blog no lo vamos a hacer, porque tenemos claro el objetivo: los cubanos deben saber que es posible otro sistema económico y político, y que lo tienen más cerca que nunca. Estos dimes y diretes dicen muy poco de quien está al frente de la nación.


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