Economía cubana 2021: inflación en auge y trabajo por cuenta propia

Elías Amor Bravo, economista 

La Tarea Ordenamiento ha provocado una explosión de precios alcistas que ha causado alarma en la población, obligando al régimen a realizar ajustes en lo previamente publicado. En realidad la economía cubana siempre ha sufrido los efectos de una inflación latente (que acaban generando racionamiento, colas, escasez) si bien, es cierto que nunca los aumentos de precios habían sido tan intensos, y a la vez concentrados en el tiempo, como los causados por la Tarea Ordenamiento.

Por citar un ejemplo, la evolución de la inflación en Cuba desde 1997 a 2019, registra un incremento de los precios de un 80%, una tasa media anual del 4%. En el mismo período, la inflación acumulada, por ejemplo, en Estados Unidos, fue solo un 30%, lo que implica una tasa media anual del 1.3%.

La economía de Cuba es inflacionista por varios motivos:

En primer lugar, por la crisis estructural de oferta en todos los sectores, no solo alimentación. El sistema productivo nacional produce menos de lo que se demanda, y eso genera tensiones inflacionistas al permanecer un continuo exceso de demanda que empuja al alza los precios. El gobierno es responsable de que la economía no produzca más por la multitud de trabas y obstáculos que impone el modelo social comunista a las empresas, impidiendo alcanzar el mayor volumen de producción y operar con rendimientos a escala crecientes en los costes unitarios más bajos.

En segundo lugar, por el descontrol monetario. El indicador M2 que define el dinero en sentido amplio (efectivo en manos del público y depósitos a la vista en bancos) registró en la economía cubana un porcentaje del 103,4% del PIB, uno de los más elevados del mundo. El efectivo en manos del público alcanzó un 57,7% del PIB, según datos oficiales de ONEI. Estos datos confirman que hay mucho más dinero papel en la economía que mercancías y servicios, y esa distorsión genera incrementos de precios, porque el dinero se deprecia de valor por la falta de control de la política monetaria.

En tercer lugar, la persistencia del déficit público y su incremento espectacular en 2020. Los abultados déficits, provocados porque el estado ingresa menos de lo que gasta, se financian con la emisión de bonos soberanos que compra el Banco central y eso, una vez más, inyecta papel moneda en la economía, depreciando el valor del dinero.

En cuarto lugar, hay motivos coyunturales, la Tarea Ordenamiento trae consigo efectos inflacionistas que tienen su origen en el incremento de salarios sin ir acompañado de un aumento de la productividad, lo que supone un crecimiento de los costes unitarios del trabajo, que es la partida que más peso tiene en la fijación de precios. A ello hay que añadir el efecto de la devaluación del peso sobre el precio de los productos y servicios importados, que se incrementan nada más y nada menos que por 24. Trasladar esos aumentos de los costes a los precios, manteniendo los márgenes de rentabilidad, es necesario si la empresa no quiere entrar en insolvencia y lo que es peor, quebrar.

Las tensiones inflacionistas y el aumento del coste de la vida en la actualidad obedecen a la eclosión de todos estos factores que el gobierno no sabe corregir con los instrumentos de política económica que posee.

Y como consecuencia de la inflación, cabe esperar un empobrecimiento muy notable de amplios sectores de la población, provocado por la erosión de los salarios y pensiones, que continuará avanzando conforme el régimen tenga que volver a devaluar el peso a lo largo de este año y siguientes (de hecho, ya debería estar pensando en hacerlo, porque la cotización en el mercado informal 1x50 casi duplica al cambio oficial de 1x24).

El empobrecimiento afectará sobre todo a los que perciben sus rentas en moneda nacional, mientras que el nivel de vida de quienes tengan acceso a dólares o euros será muy superior, acentuando las injusticias sociales derivadas de la creación de las tiendas en MLC por el régimen para recaudar divisas.

Además, podrá aparecer el desempleo, conforme las empresas estatales dejen de recibir los subsidios una vez que pase el tiempo establecido por el régimen para que recuperen la insolvencia. Como esto no resultará fácil, las empresas cerrarán y aumentará el desempleo, ya que no se podrá incorporar a todos los excedentes laborales a las empresas estatales y sector presupuestado.

Vendrán tiempos difíciles, en que los subsidios del régimen no van a llegar a toda la población, disminuyendo el importe de la canasta normada y obligando a la gente a ocupar dos o tres empleos (pluriempleo) para incrementar sus rentas.

El bajo nivel de ahorro de los cubanos y el inexistente patrimonio acabarán condicionando de forma muy negativa la dinámica del proceso, acentuando las diferencias económicas y sociales.

Frente a los que creen que la crisis actual es similar en sus efectos, al período especial hay que señalar que no es igual. El derrumbe del PIB en el período especial fue mucho más intenso que el actual, y la pérdida de referencias internacionales, con la URSS y el bloque del telón de acero, tuvo una mayor incidencia que en la actualidad, ya que Cuba comercia y recibe inversiones de la práctica totalidad de países del mundo en el presente. El problema es que el régimen no ha llevado a término las reformas estructurales que necesita la economía cubana para superar situaciones de crisis como la actual, y por ello, los márgenes para flotar son escasos.

Por ejemplo, el trabajo por cuenta propia puede ser una tabla de salvación, pero ello requiere mucho más que autorizar 2.000 actividades. Se necesita construir un marco jurídico que de estabilidad y confianza a los pequeños emprendedores privados. Además, hay muchas empresas estatales que si se gestionasen con criterios privados podrían ser rentables y generar riqueza y empleo. La tierra sigue estando limitada por los arrendamientos cuando lo que se tiene que hacer es venderla a sus productores para que puedan decidir libremente sobre el uso de la misma. La distribución comercial debe pasar a manos del sector privado, al igual que la construcción de viviendas.

Sin duda alguna, las reformas en el trabajo por cuenta propia tienen buena letra, pero les falla la música. Esto es incomprensible si se tiene en cuenta la experiencia acumulada durante 10 años del trabajo autónomo en Cuba. La legislación no abre espacios para la libertad ni tampoco para la seguridad jurídica. ¿Dónde se ha visto que arquitectos, periodistas o ingenieros no puedan trabajar por cuenta propia? ¿A qué teme el régimen y por qué condiciona estas profesiones a listas negras que no autorizan el ejercicio independiente?

Es evidente que la figura del autónomo requiere un marco jurídico distinto que le permita avanzar su proyecto, asociarse con otros para aumentar el tamaño y dar mejores y mayores servicios, recibir inversiones del capital extranjero y liderar sus actividades sin injerencias comunistas locales o estatales. En definitiva, libertad económica e igual tratamiento que a las empresas estatales. No existe razón alguna para que los comunistas cubanos no cedan el poder económico a la iniciativa privada empresarial.

En cualquier caso, las nuevas disposiciones para el trabajo por cuenta propia parecen querer varios objetivos.

En primer lugar, trasvasar de la economía informal a operadores privados que funcionan en este ámbito, sin pagar impuestos ni cotizaciones porque sus niveles de productividad son muy bajos y no compensan oficializar las tareas. Ahora se pretende reducir la economía informal y generar actividad oficial.

En segundo lugar, recaudar más por impuestos. El régimen ha visto que el impuesto de ingresos personales que recae solamente en los trabajadores por cuenta propia ha aumentado un 160% mientras que toda la recaudación tributaria lo ha hecho solo un 18%. Le interesa crear trabajadores por cuenta propia para recaudar más y gastar más.

En tercero, liberalizar la actividad por cuenta propia para trasmitir a los observadores internacionales falsas señales de que en Cuba se está modernizando la economía y se hacen reformas económicas, con el objetivo de atraer inversiones. Esto es propaganda pura.

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