Del bloqueo a la crisis migratoria
Elias Amor Bravo economista
Son dos fenómenos que han condicionado la vida del régimen comunista cubano desde hace seis décadas. Los dos se encuentran estrechamente relacionados. Y, además, han sido utilizados en beneficio propio por La Habana cada vez que ha querido.
Interpretar ambos procesos en un período de tiempo tan largo, puede llevar a olvidos, intencionados o no, que hacen muy difícil para el gran público, entender de qué se está hablando. Basta si no, leer el artículo de Granma titulado “¿A quién le interesa fabricar una «crisis migratoria» entre Cuba y EE. UU.?”, que se dirige al núcleo del meollo con un recuento de hechos que parecen sacados de un cuento imaginario.
Bastó con leer lo que se dice que en la década de los años 50 Cuba ya no recibía inmigrantes, y que, en cambio, lo que había era una salida masiva de cubanos a Estados Unidos, donde residían, dice el artículo, 100.000 cubanos en 1958. Nada que ver con los más de 2 millones de 2022. Pero da igual, cuando se trata de distorsionar la realidad y crear una alternativa, inexistente, los comunistas no tiene rival.
Y es que no tienen forma de hacer el ridículo, y se empeñan en ello, una y otra vez. Lo único que hay que hacer es ir a la ONEI, la Oficina Nacional de Estadística e Información y consultar en el anuario estadístico de 2020, último publicado por cierto, la serie histórica de población residente por sexo, tasa anual de crecimiento y relación de masculinidad.
Si se toman los datos de 1950, 5.876.052 habitantes y se compara con el de 1960, 7.077.190 habitantes, se obtiene en esa década de los 50 un aumento de población de 1.201.138, equivalente a un 14%, el mayor de la serie histórica, ya que después en los años 60 el crecimiento relativo fue inferior, un 13%.
Pensar que ese aumento de población en Cuba durante los años 50 se debió solo a la natalidad y mortalidad, es inocente. En aquellos años, llegaron a Cuba medio millón de europeos tratando de realizar sus sueños, porque en sus países de origen les resultaba imposible. Cuidado con los datos, porque son un boomerang que devuelven el golpe.
A partir de esta constatación, la realidad confirma que la población cubana se vio afectada por el éxodo masivo de cubanos hacia el exterior. Una corriente que no se ha frenado en ningún año desde 1959 y que el régimen comunista ha manejado a su antojo, propiciando cada 15 años, más o menos, salidas masivas de población, 1965 Camarioca, 1980 Mariel, 1994 Guantánamo.
Los datos están ahí para quien quiera conocerlos, y no hace falta ir a inventarlos. Ese éxodo continuo de seis décadas ha producido un resultado en el que Cuba es líder a nivel mundial, por cuanto es el país que tiene un mayor porcentaje de sus nacionales viviendo en el exterior, nada más y nada menos que un 20%. Ni siquiera las potencias migratorias del tercer mundo alcanzan esos registros.
Los cubanos han dado la espalda al régimen que les obliga a vivir de una determinada forma, no deseada, y ante la imposibilidad de cambios democráticos, salen del país, porque en Cuba es imposible, con el partido comunista en el poder, abrir espacios a un proceso democrático y de libertades, Ni siquiera tampoco a reformas económicas que mejoren la prosperidad y la calidad de vida.
Pues bien y aquí viene la segunda derivada. El país que, a lo largo de esta historia traumática que ha impedido a los cubanos vivir en su país, ha acogido a más cubanos, Estados Unidos, se tiene que enfrentar, día si y al otro también, con un régimen político que a nivel internacional lo presenta como culpable de todos sus males, recogidos bajo la marca paraguas de Fidel Castro denominada “embargo/bloqueo” por cierto, inexistente.
Pero el argumento da para mucho con votaciones escandalosas en Naciones Unidas, informes adhoc en los que Cuba reclama miles de millones por el embargo, y un sinfín de majaderías, cada cuál más absurda. El embargo se ha convertido en una ensoñación castrista que no tiene el menor sentido común, si se piensa que entre Estados Unidos y Cuba existe un comercio de bienes que alcanza los 200 millones de dólares anuales, y de Estados Unidos Cuba recibe alrededor de 6.000 millones de dólares al año en remesas que ya los quisieran para si otros países.
Y, a pesar de estas evidencias, los dirigentes de La Habana sacan el embargo a pasear cada vez que se les complican las cosas dentro, como está ocurriendo en los últimos tiempos, sobre todo desde que se lanzaron a aplicar la Tarea Ordenamiento, de consecuencias desastrosas para el país.
De modo que estamos ante un nuevo ciclo en el que los dirigentes comunistas pueden estar pensando en otra salida masiva del país para reducir las tensiones sociales internas provocadas por una pésima gestión de la economía, y culpar a Estados Unidos de todo, bajo el epígrafe del embargo/bloqueo, propiciando mediante unas negociaciones de pacotilla, que este país acabe acogiendo a los que tienen intención de abandonar la Isla en busca de un futuro mejor.
De este modo, bloqueo y crisis migratoria acaban siendo las dos caras de una moneda con la que el régimen juega y obtiene resultados ventajosos en la esfera internacional al tiempo que se quita de encima muchos problemas que no sabe, o lo que es peor, no quiere arreglar. Y así, más de 60 años cayendo en la misma trampa.
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