El aumento de precios de materiales de construcción es una pésima decisión económica

Elías Amor Bravo economista

Justo en el momento menos propicio, cuando el ministro de economía reconoce públicamente dificultades para cumplir el plan en la producción de cemento y que la construcción de viviendas ni se aproxima a los niveles deseados, al Ministerio del Comercio Interior (Mincin) no se le ocurre otra cosa que aumentar los precios minoristas en pesos cubanos, de una serie de materiales de construcción que se comercializan en la red, en tanto que otros precios se mantienen. Una pésima decisión que tendrá efectos negativos.

Y, como ocurre en Cuba, el mercado como instrumento de asignación de recursos y de fijación de precios vía oferta y demanda es sustituido por la resolución ministerial 41. El resultado ya se sabe. Un nuevo fracaso. ¿Qué puede ocurrir con esta decisión de aumentar los precios de estos materiales de construcción?

Pues que va a aumentar la inflación. Llega en un momento en que la tasa de inflación se sitúa en un 23,03% (febrero) siendo uno de los principales problemas que más preocupan a los cubanos. Por ello, los 15 productos genéricos, que aumentan sus precios, entre los que se encuentran las tejas, los tanques, algunos áridos, seis medidas de bloques de hormigón, las tazas y tanques sanitarios, así como los lavamanos, van a trasladar su impacto directo a la subida de los precios del conjunto de la economía, por el efecto que tienen estos bienes intermedios en los productos finales. ¿Acaso viene justificado este aumento de los precios por una mayor demanda? No parece que sea así.

Sin explicar los motivos, en el texto de la resolución, el Mincin decide que se mantengan estables los precios de componentes hidrosanitarios, tuberías, pintura, las ventanas de acero galvanizado, toda la variedad de surtido de cemento, las barras de acero y las cajas eléctricas, entre otros productos. Una preselección de materiales que no obedece en principio a ningún factor concreto. ¿Por qué unos si, y en cambio, otros no?

Las autoridades señalaron que fueron tenidos en cuenta sacrificios fiscales de hasta el 50% y, de igual modo, hubo variaciones en los márgenes de los comercializadores minoristas que, por disposición legal, podrían incrementarse hasta un 10%, y ahora se ha fijado en un 2% y 3%, con la finalidad de descartar esos aumentos en el precio final del producto.

Pero, en cualquier caso, las autoridades dijeron que la decisión de aumento de precios vino motivada por los costos y gastos de la producción de los materiales de construcción, que han crecido de manera significativa, principalmente por los elevados costes de importación de componentes y los altos fletes, que a nivel mundial se han incrementado de manera sostenida. Pero esto va a continuar, porque la crisis de la guerra de Ucrania está acentuando estos efectos en los mercados mundiales, entonces, ¿volverán de nuevo a subir los precios? Que lo aclaren.

Por otro lado, las autoridades reconocieron que, a raíz de la entrada en vigor de la Tarea Ordenamiento, la industria de materiales de construcción aprobó un nivel de precios mayoristas descentralizados que estaban detrás de la fuerte subida de la inflación en los primeros meses de 2021. Sin embargo, a medida que fue avanzando 2021, resultó evidente que tales aumentos no tuvieron el efecto deseado y, lejos de estimular la producción, provocaron que varias de las empresas del sector tuvieran dificultades para obtener ganancias, pasando a situaciones de insolvencia.

En tales condiciones, con los precios minoristas sin cambios y los mayoristas en aumento, las productoras mayoristas tuvieron que trabajar con costos de componentes e insumos procedentes del exterior, y que tenían altos precios, además de los gastos asociados a la energía y el combustible. Como resultado, los ingresos no lograban suplir los gastos y las empresas, al finalizar el año 2021, no cerraron con beneficios, y ese margen tuvo que asumirlo el presupuesto del estado. Se puede afirmar que el impacto de la Tarea Ordenamiento en este sector ha sido nefasto.

Y luego viene que la situación de dependencia de subsidios no se puede mantener en 2022, por la propia política del país consistente en no financiar pérdidas a las empresas, de modo que la resolución aprobada reconoce los costos reales en los precios mayoristas, lo que, inevitablemente, se refleja en la comercialización minorista.

Ante los cambios de los precios, y como opciones de pago, se anuncian créditos y subsidios para paliar la situación que no van a servir de nada.

Por un lado, desde el Banco Metropolitano, se anuncia que en 2011 se aprobó el Decreto-Ley 289, que rige los créditos a las personas naturales, y que puede ser destinado a diferentes opciones: la compra de materiales de la construcción, la compra de materiales de la construcción y mano de obra, o el pago de mano de obra. Estos créditos no se otorgan por los precios que tengan los materiales, sino por la capacidad de pago de la persona que los solicita, así como por las garantías que puede ofrecer en el periodo de tiempo pactado.

Por ejemplo, las personas que reciben asistencia social de los presupuestos no pueden solicitar estos créditos, pues el dinero que cobran procede del presupuesto y, por ende, el crédito no se puede obtener de una ayuda que otorga el propio Estado; no así en el caso de los pensionados o jubilados, pues forma parte del salario devengado, o de los trabajadores, ya pertenezcan al sector estatal o no. Los límites de los créditos han variado, y de 6.000, que era el monto máximo para otorgar, hoy pueden ser hasta de 20.000 pesos.

A falta de créditos, desde el Mincin se mantiene la política de subsidios para ejecutar acciones constructivas, que beneficia a personas vulnerables, como las que reciben asistencia social, previa evaluación del Consejo de la Administración Municipal. En tal caso, la modificación de los precios de los materiales no será un obstáculo para quienes hoy tienen este tipo de subsidios, pues se cubrirán las diferencias que puedan ocurrir entre el monto inicialmente aprobado y en el que queda por ejecutar, para que así la acción constructiva no se vea afectada.

Además de los créditos, otra forma para que la población pueda acceder a la compra de estos materiales sería a través de la Resolución 98, que establece la venta a plazos de aquellos productos cuyo precio supere los 2.500 pesos.

Conclusión. Los aumentos de precios de los materiales de construcción decididos por el régimen comunista cubano llegan en el peor momento posible, y unidos a los créditos y los subsidios anticipan cual va a ser el resultado de la medida: un desplome de la construcción de viviendas justo cuando esta actividad resulta necesaria, no solo para estimular el empleo y la generación de rentas, sino para superar el destrozo en que se encuentra el stock habitacional del país.


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