Díaz Canel: la "resistencia creativa" para producir carne de cerdo.
Elías Amor Bravo economista
Hay dirigentes políticos que se dedican a cosas asombrosas. Imaginen a Macron, a Johnson, a Sánchez o López Obrador, tratando de fijar normas u “orientaciones” para producir carne de cerdo en sus países, y ahora piensen en Díaz Canel que realizó varios encuentros con cerca de 7.000 productores del sector porcino en la Isla para tratar sobre “¿Cuáles son las alternativas para incrementar la producción de carne de cerdo en Cuba?”. La prensa estatal comunista dedica amplio espacio a tratar esta importante cuestión que, según Díaz Canel, “sin pesimismo, conscientes de que los momentos de crisis hacen emerger las grandes soluciones”. En fin, qué más se puede decir.
Pues que, en estos tiempos de dificultades y, tensiones en la economía, como señaló el ministro Gil hace unos días, el máximo dirigente del régimen está empeñado en “incrementar la oferta de la proteína más preferida en la dieta cubana”. Y para ello, la solución, según él, está en organizar estos encuentros, “echando para adelante, haciendo consciencia de que hay alternativas, generando consensos, y también socializando las mejores experiencias que están dando respuesta al principal reto de aumentar la producción porcina”. Se ha citado textualmente la frase, porque no tiene desperdicio. En serio, piensen en López Obrador haciendo este esfuerzo.
Y toda esta cháchara improductiva, tuvo su culmen en la rimbombante “plenaria nacional de productores de carne de cerdo", celebrada en el Ministerio de la Agricultura, con la presencia de Díaz Canel al que se sumaron otros dirigentes, como Marrero, Valdés Mesa, Guilarte de Nacimiento, Rafael Santiesteban, presidente de la ANAP, el viceprimer ministro Tapia y los titulares de Agricultura, Ydael Pérez y de Finanzas y Precios, Meissi Bolaños. Allí se dijo “que antes de 2019, cuando el bloqueo aún no se había “recrudecido” la alimentación de los puercos se hacía con materias primas importadas (maíz y soya) en lo que Díaz Canel calificó como situación “favorable”.
Pero ahora, “mantener esa política va en contra de la “soberanía alimentaria” y no es posible sustentar mayoritariamente una producción de alimentos con importaciones”. Se acabaron las divisas, no busquen más. No queda otra que recurrir a recursos endógenos y reducir al mínimo unas importaciones que no se pueden seguir pagando porque no hay divisas (verbigracia, se reconoce que el turismo no da para más) y porque la guerra del amigo ruso en Ucrania ha disparado los precios de las materias primas a nivel mundial. Y claro, la culpa es del “recrudecimiento” del bloqueo.
Y como la tesis doctoral sigue fresquita, y se tiene que mover por orden gubernativa, Díaz Canel defendió la aplicación de la ciencia y la innovación para elaborar alimento animal con base en la fermentación, lo que calificó de “buena práctica”. En concreto, dijo que se tiene que aprovechar la masa alimentaria que se dispone, como el palmiche, “estableciendo un balance dietético adecuado para garantizar la más alta convertibilidad en carne”. Pero esto no es novedad, ni ciencia ni innovación de ningún tipo, porque los cubanos saben bien que los cerdos se engordan con este tipo de comida y procesos. El problema es encontrar el palmiche.
La segunda solución de Díaz Canel pasó por aprovechar los resultados científicos obtenidos por especialistas de la Estación Experimental Indio Hatuey, de Matanzas, para que trasladen sus mecanismos de capacitación a los productores de todo el país. Bueno, esta es al menos una propuesta más interesante que las que hacía Fidel Castro, del estilo de “regalar” a otros países las investigaciones realizadas en Cuba para que otros mejorasen su producción, mientras que los productores cubanos se quedaban atónitos.
Se habló de recuperar una planta de pienso líquido que está permitiendo revitalizar la producción estatal, aunque aún no resuelve el “dilema” del llamado “pienso de inicio”, fundamental para encaminar hacia la ceba, de forma más exitosa, a sus animales.
También de las ventas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y otros destinos “autorizados”, una vía para obtener MLC que permite a los productores obtener esa divisa que permite el acceso a las tiendas donde pueden encontrar insumos. Los que solo venden en pesos cubanos, que es la unidad de cuenta nacional, no tienen esas posibilidades. Qué cosas. Vender en una moneda extraña en tu propio país, para salir adelante.
Planteamientos todos ellos muy interesantes, pero se advierte su ineficacia para resolver el problema principal, que es producir alimentos para el ganado con recursos propios y evitar las importaciones. Sin ese abasto de alimentación interna, las cabañas no podrán crecer, y habrá menos carne, por mucho que se empeñe Díaz Canel en hacer ciencia e innovación. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo resolver el problema?
Parece que el asunto tiene que ver, como siempre, con el “bloqueo interno” que hace el régimen a los cubanos. Algún productor se quejó de que solo le entregasen 40 hectáreas de tierra para cultivo de productos destinados a la alimentación animal. Así que en estas estamos. De un lado, Díaz Canel pidiendo soluciones “endógenas” para no tener que importar, y por otro lado, su organización comunista limitando la tierra de cultivo productiva. Las 63 medidas de la agricultura, a la vista de esto, son papel mojado, y los productores se quejan de que no tienen apoyo del gobierno para suministrar el alimento a sus cerdos, por ejemplo, la producción agrícola que no se autoriza para consumo humano. Ni encadenamientos, ni contratos, ni nada. El más absoluto desbarajuste.
Y entonces, Díaz Canel en su intervención de la “plenaria nacional de productores de carne de cerdo” en el ministerio de la Agricultura, de forma solemne dijo que “la carne de cerdo es básica en la dieta del pueblo cubano, tenemos que producir más y hacerlo en el menor tiempo posible”. Bien, que se aplique el cuento. Tan solo unos datos. Entre 2011 y 2018 las entregas a sacrificio de ganado porcino ascendieron a unos 3,5 millones de cabezas al año, entre 2019 y 2020 y, probablemente 2021 (aunque aún no están disponibles los datos de ONEI) las entregas se quedaron en 3 millones, con una disminución del 14%, en el curso de dos años. Medio millón menos, y bajando. La alimentación de los cubanos, por los suelos.
Más o menos lo mismo de siempre. El mensaje político es “tenemos, tenemos y tenemos”, pero nadie baja al terreno práctico. No contento con ello, Díaz Canel presentó el concepto de “resistencia creativa”, de su propia cosecha, según él, una manera de hacer y pensar que, “tiene que prevalecer en todo lo que hacemos”, reiterando que la importación de alimentos e insumos para la porcicultura no puede volver a “nublarnos la vista”. Increíble.
Y para acabar, como dice la prensa estatal, “dando continuidad a las enseñanzas del comandante en jefe Fidel Castro”, Díaz-Canel dio las siguientes orientaciones que se refiere en la prensa estatal:
En la genética:
—Rescatar la crianza tradicional, el cerdo criollo.
—Preservar las razas más óptimas y de mayor
rendimiento que están adaptadas a nuestro clima.
—Recuperar y mantener los cruzamientos que hemos
logrado entre razas rústicas y de alto rendimiento.
En la gestión:
—Recuperar la producción estatal y los centros
integrales porcinos.
—Revitalizar y desarrollar la producción cooperativa.
—Continuar apoyando y desarrollando la producción
privada.
—Diversificar la producción, que los porcicultores
también críen otro ganado menor, como el ovino-caprino, el avícola y el
cunícola.
—Aprovechar todos los subproductos del cerdo.
En la alimentación:
—La base alimentaria del ganado porcino tiene que ser
nacional.
—Recuperar la producción de piensos y las soluciones
que se encontraron en el Período Especial para el alimento de este animal.
—Dar soluciones propias a la elaboración del pienso
de inicio.
—Aprovechar al máximo las 63 medidas de la agricultura y las 93 medidas para salvar la producción azucarera.
¿Quieren que les diga algo? El incremento de la producción de carne de cerdo no se va a conseguir con estas “orientaciones”, ni mucho menos con la "resistencia creativa", porque falta lo fundamental, lo necesario, la libertad y la propiedad privada.
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