¿Cómo se comportó el sector estatal de la economía cubana en 2021?

Elías Amor Bravo economista 

Los datos acaban de ser publicados en la sección de Finanzas correspondiente del anuario estadístico de la ONEI. Y como ocurre con buena parte de la información monetaria, se encuentran afectados en 2021 por el cambio de moneda del CUC al CUP, lo que impide realizar una comparación interanual a falta de correctores de las variaciones. En tal caso, parece razonable utilizar como instrumento de comparación la estructura de ingresos y gastos.

En el Cuadro 1 se presenta el porcentaje de cada uno de los ingresos del presupuesto del estado sobre los ingresos brutos totales de cada año.

Cuadro 1.- Los ingresos del presupuesto

 

2017

2018

2019

2020

2021

Total de Recursos Financieros Corrientes

98,4

98,5

98,6

98,5

98,9

Ingresos Brutos Totales

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

   Tributarios

73,7

73,8

73,4

72,9

37,5

     Impuesto de circulación y sobre ventas

32,1

30,6

27,9

26,1

2,5

     Impuesto sobre los servicios

7,3

7,5

7,3

7,5

1,6

     Impuesto sobre utilidades

11,9

12,3

12,6

12,3

14,3

     Impuesto por la utilización de la fuerza de trabajo

2,5

2,2

2,4

2,9

2,3

     Impuesto sobre ingresos personales

5,9

6,9

8,0

8,3

2,9

     Contribución a la seguridad social

9,1

9,0

9,6

11,6

9,3

     Otros impuestos y derechos

4,9

5,2

5,6

4,2

4,5

   No Tributarios

26,3

26,2

26,6

27,1

62,5

     Aportes de empresas estatales

9,2

9,0

9,5

8,2

8,4

     Otros ingresos no tributarios

17,1

17,1

17,1

18,9

54,1

Ingresos Netos Totales

99,6

99,6

99,7

99,7

99,1

Devoluciones

0,4

0,4

0,3

0,3

0,2

Ingresos de Capital

1,3

1,1

1,1

1,1

0,3

Ingresos Corrientes Netos

98,4

98,4

98,6

98,5

98,8

Ingresos Extraordinarios y Donaciones

0,0

0,0

0,0

0,0

0,1


Lo primero que sorprende de la ejecución de la recaudación en 2021 ha sido el cambio que producido en la estructura de los ingresos con respecto a tributarios y no tributarios.

Con la tarea ordenamiento, el régimen comunista redujo en 2021 la participación de los primeros hasta un 37,5% del total, tras haber alcanzado un 73% de promedio entre los años 2017 a 2020. ¿Respiro para los contribuyentes? ¿Impacto de la grave y profunda crisis económica sobre las bases imponibles? Posiblemente, las dos cosas a la vez, y muchas más. Alternativamente, el régimen comunista decidió que los ingresos no tributarios aumentaran hasta el 62,5% del total en 2021, tras haber representado el 26% de promedio entre 2017 y 2020.

Esta brusca transformación de la estructura de la recaudación de ingresos es, sin duda, el aspecto más controvertido de las finanzas públicas castristas en el año de la tarea ordenamiento. Nunca, antes se habían producido manejos fiscales tan drásticos y repentinos. 

Entre los ingresos tributarios destacó el descenso del porcentaje del Impuesto de circulación y ventas (pese a que los datos de circulación minorista apuntaron a un cierto crecimiento) hasta el 2,5% del total (tras haber alcanzado una media del 26% entre 2017 y 2020) o del Impuesto de servicios, situado en el 1,6% tras haber supuesto un 7,3% de media en el período citado, o del Impuesto sobre ingresos personales, que cayó a un 2,9% tras haber alcanzado un 7,7% de promedio en los años citados. 

Por el contrario, se observó mayor estabilidad en los porcentajes del Impuesto de Utilidades, la Contribución a la seguridad social o en Otros impuestos y derechos, así como en el Impuesto sobre la utilización de la fuerza de trabajo que mantuvo estable su porcentaje en torno al 2,3% de los ingresos en todo el período. Este manejo discrecional de la estructura de la recaudación por parte del régimen comunista es cuanto menos, sorprendente, y tuvo un impacto en el funcionamiento de la economía.

A tenor de lo expuesto, la intensa reducción aplicada por el régimen comunista en 2021 para las distintas bases imponibles impositivas tuvo que ser compensada con un aumento de la misma magnitud en los ingresos no tributarios. Y de las dos fuentes que nutren este segmento de la recaudación, básicamente, los aportes de las empresas estatales y Otros ingresos no tributarios (donde se incluyen las tarifas de los servicios no mercantiles) el régimen comunista decidió mantener estable la primera partida en torno al 8,3% de los ingresos, que venía alcanzando desde 2017, sin duda porque ya venía recargando con otros impuestos (como el de utilidades o el de utilización de la fuerza de trabajo).

En cambio incrementó de forma espectacular la segunda, la denominada Otros ingresos no tributarios, que pasó de representar el 18% de media al 54,1% de los ingresos brutos, multiplicando por tres la participación de los mismos en el total de la recaudación de ingresos. La búsqueda de fuentes de recaudación seguras en un entorno complejo e incierto que afecta a las figuras tributarias, está en el móvil de estos cambios en la gestión de los ingresos.

Y si sorprendente fue este manejo de los ingresos del presupuesto del estado por el régimen comunista cubano, cabe preguntar qué ocurrió con los gastos. La información (en porcentaje sobre el total de gastos) se presenta en el Cuadro 2.

Cuadro 2.- Los gastos del presupuesto

 

2017

2018

2019

2020

2021

Gastos Totales

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

  Gastos Corrientes

93,6

92,6

92,5

94,0

88,4

   Actividad Presupuestada

58,4

57,0

62,9

69,7

71,3

     Actividades productivas

1,0

0,7

0,7

0,7

0,7

     Servicios empresa actividades inmobiliarias y de alquiler

0,6

0,6

0,7

0,6

0,5

     Administración pública

13,1

13,3

14,5

15,8

14,3

     Defensa

 

 

 

 

 

     Seguridad social

9,3

9,5

10,8

13,0

10,2

     Ciencia e innovación tecnológica

0,1

0,1

0,1

0,2

0,3

     Educación

12,8

12,3

14,2

16,7

16,0

     Salud pública y asistencia social

16,8

16,1

16,8

17,6

24,5

     Cultura y deportes

2,8

2,8

3,3

3,5

3,2

     Otras actividades de servicios comunales, de asociaciones y personales

1,8

1,7

1,7

1,7

1,6

   Actividad no Presupuestada

35,1

35,6

29,6

24,3

17,1

   Operaciones Financieras

1,6

2,4

2,0

1,6

0,7

  Gastos y Transferencias de Capital

6,4

7,4

7,5

6,0

11,6

   Actividad Presupuestada

3,7

3,4

3,4

2,9

3,5

     Inversiones materiales

3,3

3,4

3,3

2,8

3,5

     Compra de activos fijos

0,4

0,0

0,0

0,0

0,0

   Actividad no Presupuestada

2,7

3,9

4,1

3,1

8,1

     Inversiones materiales

0,6

1,7

1,8

1,3

1,5

     Capital de trabajo

1,1

1,3

1,6

1,1

5,3

     Otras transferencias

1,1

0,9

0,8

0,7

1,3


A diferencia de lo ocurrido con los ingresos, la distribución de los gastos apenas experimentó cambios con la entrada en vigor de la tarea ordenamiento. Sin embargo, se apreciaron algunos indicadores que apuntaban a un nuevo modelo de distribución de los gastos presupuestarios.

Por ejemplo, los gastos corrientes del presupuesto, si bien elevados, representaron el 88,4% del total en 2021, registrando un descenso continuo desde el 93,6% alcanzado en 2017. 

De forma alternativa, los gastos de la actividad presupuestada siguieron una tendencia opuesta, aumentando su porcentaje en los gastos totales desde el 58,4% de 2017 hasta el 71,3% en 2022. Una evidencia más de que  el régimen comunista utilizó los gastos de la actividad presupuestada para sostener un nivel de actividad económica ajeno al sector productivo de la economía, generando más déficit y endeudamiento.

Entre las partidas del presupuesto, se observó una notable estabilidad salvo en el caso de Salud, que acabó 2021 absorbiendo el 24,5% de los gastos de la actividad presupuestada. Educación tuvo un ligero descenso y se quedó en el 16%. Estos dos componentes del gasto representaron el 40% del total del presupuesto. Después, Administración pública en el 14,3%. Lamentablemente, la ONEI no ofrece los datos del gasto en defensa y seguridad, porque los integra dentro de Administración.

Este comportamiento del gasto en la actividad presupuestada implicó que los destinados a la actividad no presupuestada (para sostener las empresas y organismos de titularidad estatal) que alcanzaron un 35,1% en 2017 descendieran hasta la mitad al 17,1% en 2021. Este cambio tan rápido en la financiación de la estructura económica, sin las pertinentes reformas estructurales que permitan a las empresa funcionar con libertad, fue uno de los postulados principales de la tarea ordenamiento, que está en el origen de la grave crisis de solvencia que ha afectado, y sigue golpeando, a más de 500 empresas estatales con un impacto muy negativo en su viabilidad

El efecto combinado de la gestión de ingresos en favor de los no tributarios y de gastos a favor del sector presupuestado ha llevado a una expansión de los niveles de déficit que se presentan en el Cuadro 3.

Para poder realizar comparaciones sin que se vean afectadas por los cambios monetarios de la tarea ordenamiento, se vuelve a utilizar como indicador el porcentaje del déficit en sus distintas definiciones sobre los ingresos totales.

Cuadro 3.- El déficit del presupuesto

 

2017

2018

2019

2020

2021

Superávit o Déficit Corriente

-8,6

-6,8

-3,6

-27,4

-10,4

Déficit de Capital

-6,1

-7,3

-7,2

-6,9

-14,1

Saldo Fiscal

-14,7

-14,0

-10,8

-34,2

-24,6


El nivel más alto del indicador elaborado en las tres definiciones de déficit que se presentan en el Cuadro 3 (corriente, de capital y total) se produjo en el ejercicio 2020, que se vio afectado por la pandemia, pero la cuestión a destacar es que, por ejemplo, el indicador de déficit corriente en 2021, -10,4% es tres veces superior al registrado en 2019, último año “normal” antes que se produjeran los efectos del COVID-19.

Otro tanto ocurre con el de déficit de capital, -14,1% en 2021 frente a 7,2% de 2019  e igualmente con el indicador de déficit total (saldo fiscal) en 2021 que se mantuvo en un  -24,6% más del doble que en 2019. Datos preocupantes que indican que la necesaria estrategia de consolidación fiscal para corregir los mayores gastos producidos en la pandemia sigue ausente de las prioridades del régimen y que por ello, las autoridades no han tenido éxito en la corrección de los desequilibrios de la economía cubana, condicionando su futuro.

Las preguntas que subyacen son las mismas de siempre, ¿Son estos manejos presupuestarios y tributarios la respuesta más adecuada al escenario de crisis grave en que se encuentra la economía cubana? ¿Hay alternativa para que los cubanos puedan mejorar sus condiciones de vida?

 

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