No conviene esperar gran cosa de la consultoría empresarial de Díaz Canel

Elías Amor Bravo economista

A Díaz Canel, con la que está cayendo, se le ocurrió en una reunión con representantes del sector empresarial, decir algo así como que “solo la ciencia y la innovación nos permitirán tener la empresa estatal emprendedora que necesitamos” y añadió a continuación, que “el empleo de la consultoría organizacional es necesario para que las entidades productivas de bienes y servicios obtengan resultados exitosos”. La información fue publicada en Granma.

Este apego por la consultoría empresarial de Díaz Canel, debió sorprender a los asistentes al encuentro.  Pero más aún la afirmación de que “la consultoría organizacional debe servir para fortalecer la empresa estatal socialista”. Sin la menor duda, alguien debió pensar en ese medio millar que, según fuentes oficiales, siguen en situación de insolvencia desde la aplicación de las medidas de la tarea ordenamiento.

Y  bien. No podemos cuestionar la apuesta de Díaz Canel por la consultoría empresarial. Lleva razón, es una de las mejores inversiones que pueden hacer las empresas en las condiciones actuales del país. Sin embargo, que nadie crea que esto es la salvación y que aparece, por obra y gracia de Díaz Canel, un nuevo ídolo al que los comunistas deben rendir tributo. De hecho, en este blog hemos defendido el sector de la consultoría empresarial como un agente fundamental para el desarrollo de las organizaciones y hemos destacado la ausencia de empresas de este sector en Cuba.

Estamos tan de acuerdo en lo dicho en este encuentro de Díaz Canel con el sector empresarial de Las Villas, que incluso coincidimos en la definición y alcance de la consultoría como “servicio de asesoramiento profesional independiente que ayuda al dirigente y a la empresa a alcanzar los objetivos y fines de la organización”. Ofrece una visión externa y neutra que ayuda a comprender el entorno en que se mueve la empresa y la toma de decisiones, en ocasiones, complicada. 

Entonces, ¿En qué no coincidimos? Básicamente, en la perspectiva. Alguien dijo que, pese a las ventajas que se derivan de la consultoría empresarial, en Cuba no se manifiesta aún la  correspondiente demanda del sector empresarial a esta área del conocimiento. Y claro, ante esta afirmación, Díaz Canel tomó posición rápido a favor de la misma, insistiendo que el empresariado estatal “necesita un mayor aprovechamiento de la riqueza intangible, de conocimientos, que poseen las universidades y centros de investigación”. Pasa siempre lo mismo. Los culpables de todo son los otros.

Traducido al lenguaje común, Díaz Canel no quiere un sector empresarial profesional de consultoría como en otros países del mundo. Lo que pretende es que las universidades sean las que se dediquen a esta actividad, digamos que, para proporcionar una línea de negocio para las mismas que no conduzca al temido enriquecimiento que está siempre en la obsesión de los comunistas cubanos. 

Gran error. Si Díaz Canel cree que las universidades son monjitas de la caridad, anda bastante perdido. En los países más avanzados, los servicios de inteligencia de los centros superiores de formación e investigación crean oportunidades de negocio de envergadura, y suelen ser simiente para avances en todos los campos, llegando a tomar posiciones en el capital de los negocios más lucrativos. ¿Podría ocurrir otro tanto en Cuba?

Aquí nadie es adivino. Se cuenta con una experiencia de seis décadas que puede servir de ejemplo para evaluar las relaciones del sistema universitario con el empresarial en Cuba, y ciertamente, dejan mucho que desear. No porque las universidades no estén atentas a sus oportunidades de negocio, o porque las empresas desdeñen de las mismas, como dice Díaz Canel. Las razones son bien distintas y tienen que ver con la organización del modelo económico, para la que, ese esfuerzo de mejora continua, nunca ha sido una exigencia para los gestores.

Cierto que en la reunión de la Marta Abreu se presentaron algunas experiencias de consultoría e innovación, pero todas ellas alejadas de los estándares que se precisan para que las empresas tomen altura y vuelen. Como dijo Gil, también asistente a la reunión, se trata de experiencias que "son la excepción y no la norma", como los dirigentes comunistas quieren que ahora funcionen las empresas estatales, echando mano de forma continua de la consultoría y de la ciencia e innovación.

Debería preguntarse el ministro de economía por qué las empresas estatales todavía no tienen una demanda suficiente de estos servicios. Y se daría cuenta de que, con una alta probabilidad, los esfuerzos que los dirigentes dicen estar realizando para “potenciar el más amplio uso del conocimiento en el sistema empresarial” son insuficientes y que la pelota no está en el tejado de los otros, sino en el suyo propio, y además, es bien visible por todo el mundo.

¿De qué sirve innovar en procesos, desarrollar nuevos procedimientos, nuevos productos, nuevos sistemas de trabajo, si luego después, una decisión tomada por el régimen (por ejemplo la tarea ordenamiento) lo tira todo por tierra y lleva a la empresa a una grave situación de insolvencia de la que no se puede salir?

Esa tesis de Díaz Canel “del Sistema de Gestión de Gobierno basado en Ciencia e Innovación” puede quedar muy bien en un tribunal de tesis doctoral, y merece reconocimiento, pero tiene dificultades objetivas para su aplicación en un modelo económico marxista leninista como el cubano, en el que no existe libertad ni capacidad autónoma para tomar decisiones por parte de las empresas. 

No es extraño que en la estadística de la ONEI la  única categoría profesional que ha disminuido su número en los últimos seis años son los directivos. Nadie quiere estar dependiendo de decisiones absurdas procedentes de una ideología que no casa con la gestión empresarial. El comunismo llega hasta donde llega, y pedir peras al olmo, es bobería.   

Díaz Canel está necesitado de sacar la mente de los cubanos de la preocupación cotidiana por los apagones, la falta de comida, el cambio del peso, los derrumbes, el irse del país,…y en vez de dar solución a los problemas se lanza a hablar de cosas que la gente no entiende, como es esto de la “cultura empresarial” o de la “interconexión entre el sector del conocimiento y el sector productivo de bienes y servicios”, incluso de que las “empresas promuevan doctorados entre sus trabajadores”, temas que están muy bien, pero que no dan de comer ni permiten que la electricidad funcione sin pausa día y noche.

Día tras día con este tipo de actuaciones, los dirigentes del régimen se van distanciando cada vez más de los problemas de la sociedad, y luego culparán al embargo/bloqueo de todos los males. Curiosamente, en esta reunión con el sector empresarial no se habló del conflicto con el vecino del norte, y eso que estaba allí toda la plana mayor del régimen, partido incluido. Hay que ver que cosas. Menos mal que esta "consultoría" de Díaz Canel solo se dirigió a las empresas estatales. Los privados pudieron respirar tranquilos. Al menos de momento.


Comentarios

  1. Que dirán cuando el empresariado empiezen a quejarse de los apagones solidarios,por favor Elías trata está idiotez en tus análisis.

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