Díaz Canel pretende resolver el problema de la vivienda con el CNI

Elías Amor Bravo economista

Si de veras Díaz Canel quiere resolver el problema de la vivienda en Cuba, no es a los miembros del Consejo Nacional de Innovación CNI a los que tiene que llamar. Es mucho más fácil, yo le sugiero que invite a media docena de contratistas de Hialeah y ya verá. 

No está la situación para andar con experimentos ideológicos y políticos. La vivienda en Cuba afecta a amplios sectores de la población, y se calcula un déficit de tres millones de unidades. 

La vivienda ha sido otro de los grandes fracasos del modelo económico impuesto por la revolución comunista, de ahí que intentar su solución con los instrumentos del mismo, no lleva a ningún sitio. Hay que jugar con otros.

Y si me permiten, me parece que tampoco está acertado Díaz Canel en sus planteamientos cuando habla de “no renunciar nunca al ideal de bienestar, de belleza, al confort, a la armonía entre la vivienda, el entorno y el diseño, para que nuestro pueblo tenga más calidad de vida”. El tiempo de todo eso sinceramente, ya pasó.

Ahora estamos en el tiempo de las urgencias, antes de que se caigan más viviendas, envejecidas por el paso de las décadas sin atenciones, sin reparaciones, sin un mantenimiento básico. Es ver La Habana como era, y como es, y se pierde cualquier esperanza.

Díaz Canel quiere que el CNI le ayude a “lograr un fondo habitacional fuerte, que resista los embates de los ciclones cada año; no podemos seguir viviendo bajo el dilema de que cada vez que venga un huracán se pierdan miles de casas, que luego hay que volver a construir”. Pero conviene recordarle que esto mismo es lo que ocurre en todos los países del Caribe, y no hace mucho tuvo la ocasión de darse un paseíto confortable por algunos de ellos, los más pobres. 

Las imágenes que vieron los cubanos de viviendas en perfecto estado es un buen ejemplo de que se puede luchar contra los ciclones y su fuerza destructora, si las cosas se hacen bien. No es normal que en Cuba, en pleno siglo XXI, un ciclón asola la isla y destruye miles de viviendas que tardan años en ser reparadas. Hay que encontrar la solución.

Los expertos del CNI atribuyeron las dificultades de Cuba para lograr un sector vivienda fuerte en la crisis económica, que condiciona y limita sus posibilidades, y añadieron algo que parece lógico y comprensible, “en ese contexto hay más que nunca que trabajar por prioridades, y sin duda la vivienda y su correcta inserción en la trama urbana y en la rural debe ser una de ellas”. 

Esa es la palabra: prioridad. Los expertos no quisieron ir más lejos, pero en este blog sí, esa prioridad consiste en invertir menos en habitaciones de hoteles de lujo, y más en vivienda, así de fácil. Además, lo sirvieron en bandeja a Díaz Canel, al afirmar que “la problemática de la vivienda es una responsabilidad estatal”. En eso se equivocan los expertos. En la mayoría de países del mundo, la vivienda es responsabilidad del sector privado y el estado complementa o suple la actividad privada allí donde resulta necesario y/o conveniente. 

La movilización de recursos que se pueden necesitar del presupuesto estatal para la vivienda, puede ser muy insostenible en Cuba, de ahí que no solo se debe financiar por la actividad privada, sino que esta debe ser la que lidere el proceso.

Del otro agujero negro del sector en Cuba, la producción de materiales de construcción, se habló de la limitación en la producción de cemento por ser un alto consumidor de combustible fósil. Además este producto esencial se sigue basando en producciones locales o en pequeñas industrias que impiden al sector lograr las economías de escala técnica que permitan producir a los costes unitarios mas bajos. La industria cementera es incapaz de dar respuesta a las necesidades crecientes del sector.

Es lo mismo que la capacidad de prefabricación. Desde el CNI se insistió en que no se puede seguir construyendo fundamentalmente viviendas unifamiliares, pues, aunque en Cuba erróneamente no se le da valor al terreno, lo tiene. Y por ello, sugerir la construcción de edificios de viviendas que pueden llegar a cambiar la fisonomía del país, sobre todo en las pequeñas localidades.

También se habló, como no, de la implementación de impuestos sobre la vivienda, las edificaciones y el uso del suelo, impuestos a viviendas con áreas habitables muy por encima de lo normado; a los dueños de edificaciones estatales que tengan locales sin uso y que pueden convertirse en viviendas; también por el uso incorrecto o desuso del terreno en la trama urbana. 

La avaricia de la recaudación siempre fijando hechos imponibles donde no existen, y lo más gracioso, como si ello fuera posible, el CNI pide que los fondos obtenidos por el cobro de estos impuestos serían utilizados para el subsidio parcial en la construcción de viviendas.

También se habló en la reunión del aprovechamiento racional del suelo; la movilidad ciudadana en su adecuada articulación con el transporte de vehículos; el espacio público y su papel en la configuración de la ciudad y en la vida comunitaria; y la inserción de nuevas funciones y atractivos, sin detrimento de los valores, imagen y coherencia de nuestras ciudades. Desde luego temas muy atractivos y espectaculares, pero que están a años luz del punto de partida en que se encuentra la vivienda en Cuba, que es realmente desgraciado.

Se habló de la periferia de las ciudades para los nuevos asentamientos de viviendas, pero ello plantea retos urbanísticos derivados de la expansión descontrolada de los núcleos urbanos, con su influencia en el abasto de agua, la solución de residuales, la energía, la transportación y los servicios comunales. Parece que nadie de este CNI tuvo en cuenta que Cuba lleva años de estancamiento y descenso de la población total, y que gracias a ese comportamiento desfavorable, muchos de estos problemas de congestión poblacional se llevan con facilidad. El asunto de la  vivienda, más que de futuro, es de pasado. Nadie dijo nada de eso.

Debo llevar como veinte o treinta temas en la reunión, y posiblemente fuero muchos más. Pero de todas las propuestas planteadas, hubo una que llama especialmente la atención, en concreto, la que adjudica al gobierno municipal que se convierta en el centro de la política de vivienda. 

¿Es que a nadie le suena esto? La transferencia de poderes a los gobiernos locales que es uno de los ejes del plan económico para 2023 tiene que ver con esta afirmación del CNI que plantea no solo la construcción de viviendas dirigida por el gobierno local sino el desarrollo de la gran industria, de materiales primarios como el acero, el cemento o el árido, también debe tener una competencia local. 

De modo que así, sin más, Díaz Canel volvió a dar pábulo a otra medida que puede acabar creando cubanos de primera y de segunda, esta vez con un activo fundamental, la vivienda, que la revolución comunista declara como básico e igual para todos.

Incluso hasta abrir las puertas a la inversión extranjera directa para que pueda colaborar en las competencias de vivienda a nivel local. Díganme ustedes qué significan 63 años de convicciones ideológicas comunistas tan firmes, para dar marcha atrás en cuestión de minutos.

Este tipo de reuniones, como la celebrada por Díaz Canel con el CNI tienen escaso recorrido, y suelen ser ejercicios de relleno de agenda política en días del año como los actuales, de ahí que no es de esperar que los extremos expuestos en la misma vayan a ser aplicados de forma inmediata. Llama la atención que nadie de CNI defendiera el papel del sector privado en la construcción, motor principal del mismo bien conocido por economistas marxistas, como el italiano Bernardo Secci que dedicó su vida a analizar la influencia de este sector en el crecimiento económico. Pasaron revista a los temas que les interesan desde la perspectiva política e ideológica que compra Díaz Canel, y que luego cuando se aplica, sale mal.  

Marrero, también asistente a la reunión, lo acabó reconociendo, y dijo abiertamente que la vivienda “es uno de los problemas más complicados de Cuba. Lamentablemente, es uno de los programas que no marcha bien, siempre se nos va por razones objetivas. Pero la vida nos ha demostrado que hay muchas cosas que se pueden hacer, muchas de ellas planteadas por ustedes".

Y entonces añadió que “en 2023, tendremos que tener una mirada diferente a este asunto, por eso yo creo que ha sido muy oportuno traer el tema al Consejo Nacional de Innovación. El Ministerio de la Construcción y la Dirección de la Vivienda están haciendo análisis para rectificar la manera en que vamos a llevar esto”.

Ojalá que no investigaran tanto. Ya se expuso al comienzo de esta entrada. Si realmente se quiere resolver la situación de la vivienda en Cuba, basta con convocar a media docena de contratistas cubanos de Hialeah. Ellos saben mejor que Díaz Canel, Marrero y que todo su CNI lo que se tiene que hacer. Y lo que es mejor, en el menor tiempo posible.

 

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