Canción triste para los trabajadores por cuenta propia en Varadero
Elías Amor Bravo, economista
A comienzos de este año,
el régimen cubano daba una sorpresa, al autorizar más de 2.000
actividades para el ejercicio del trabajo por cuenta propia, quedando
exceptuadas 124, entre las que se encontraban periodista, vendedores mayoristas
o profesionales como arquitectos, médicos u odontólogos, entre otras.
Los analistas y
observadores internacionales empezaron a entonar cánticos de alegría, porque
quisieron ver en esta iniciativa un signo de cambios en la Isla. La euforia se
agigantó cuando en Mesa redonda la ministra de trabajo dijo que “un país no
cabe en una norma”, en alusión a la creatividad de los cubanos.
No tuvieron que esperar mucho
los “ilusos” para darse cuenta de que estaban ante un espejismo más. El régimen,
en un momento de grave crisis económica y con los indicadores al borde del colapso
por la pésima aplicación de la Tarea Ordenamiento, hizo una de las suyas, que
es desviar la atención hacia otros asuntos. Y puso encima de la mesa una oferta
de semi libre ejercicio del trabajo por cuenta propia.
Pero si bien los
extranjeros pudieron ser engañados durante algún tiempo, a los cubanos en general,
esta medida no les pareció que pudiera resolver el problema principal, que es
la falta de comida. Así que entre unos y otros, acabaron enterrando la medida y
no se volvió a hablar más del asunto.
Ni siquiera para ofrecer
datos del número de solicitudes para el trabajo por cuenta propia con el nuevo
procedimiento, mucho menos invasivo y controlador que el existente antes de la
reforma. De hecho, se anunció que los plazos serían mucho más cortos y todo el
papeleo burocrático se podría realizar mediante una “ventanilla única”, sin
necesidad de colas y largas esperas.
De modo que 10 años
después de la entrada en vigor de la norma para el trabajo por cuenta propia,
el régimen decidía abrir puertas. Muchos se preguntaron cuánto duraría la fiesta.
Aunque, el documento
oficial que regulaba la nueva política del trabajo por cuenta propia (un PDF
colgado en la web del ministerio) decía de forma expresa que “el listado
pudiera ser modificado a partir del proceso de conciliación de las normas
jurídicas”, por encontrarse en elaboración, lo cierto es que en poco tiempo
surgieron algunas iniciativas como las promovidas por el Instituto Cubano del
Arte e Industria Cinematográficos, en el sentido que la producción audiovisual
y cinematográfica independiente no estaba afectada por las nuevas
disposiciones.
Pues bien, no ha tenido
que pasar mucho tiempo para ver que la iniciativa de dar mayor libertad al
establecimiento del trabajo por cuenta propia tenía sus días contados. Y la
sorpresa ha venido de Varadero, zona declarada de alto interés para el turismo
cubano, y que podría ser un espacio para el desarrollo de la actividad
privada que irradiase sus efectos benéficos hacia el resto del país.
Pues no. El régimen ha
decidido que en dicha zona manda el control y la intervención, y solo se permitirá el otorgamiento de nuevas
autorizaciones en la actividad de trabajador contratado, por los creadores
artísticos y cuentapropistas que trabajan en las plazas, según establece el Acuerdo 9045 del consejo de ministros, publicado en la Gaceta Oficial
Extraordinaria No. 42 del 7 de mayo. Se acabó la fiesta.
Para ello, han dejado
sin efecto otro acuerdo anterior de 2016 que regulaba el funcionamiento de las
formas de gestión no estatal en el polo turístico de Varadero, así como su
ordenamiento y control. A partir de la experiencia de la aplicación de dicho acuerdo
se pretende actualizar las regulaciones establecidas en el mismo, además de
“permitir el otorgamiento de nuevas autorizaciones en la actividad de
trabajador contratado, para los creadores artísticos y trabajadores por cuenta
propia que laboran en las plazas”.
Y de este modo, de las 2.000
actividades que se anunciaron como ejercicio libre, en Varadero a partir de
ahora, solo se podrán emitir nuevas autorizaciones para ejercer el trabajo por
cuenta propia, en las 8 actividades asociadas a:
a) La atención educativa
y de cuidado de niños;
b) el cuidado de
enfermos, personas con discapacidad y ancianos;
c) el cuidado de baños
públicos, taquillas y parques en las instalaciones que para estos servicios se
habiliten por las entidades estatales facultadas para ello;
d) los servicios
domésticos;
e) el repaso de
estudiantes;
f) la teneduría de
libros;
g) el arrendamiento de
viviendas, habitaciones y espacios con autorización excepcional, según lo
regulado en la legislación vigente y en el procedimiento para el funcionamiento
de las formas de gestión no estatales en el Polo Turístico de Varadero; y
h) para ejercer como
trabajador contratado por los creadores artísticos del Fondo Cubano de Bienes
Culturales y los trabajadores por cuenta propia que laboran en las plazas.
La respuesta del régimen es clara: no está por el aumento de la actividad privada. El acuerdo del consejo
de ministros, que deja en suspenso el libre establecimiento por cuenta propia en
Varadero, señala que en dicha zona "solo funcionan las formas de gestión no
estatal mínimas indispensables compatibles con el turismo, o que den respuesta
a necesidades de la población, o ambas, y estén conciliadas entre el
gobierno provincial de Matanzas, el Ministerio de Turismo y demás organismos de
la administración central del estado que correspondan, previa consulta con el
Representante del Gobierno en la Península de Hicacos". Quien se crea lo de la
libertad para ejercer el trabajo por cuenta propia, está equivocado. La apuesta es quién vendrá detrás de Varadero.
En la misma Gaceta Oficial
Extraordinaria No. 42 también se publica la Resolución No. 36 del
Ministerio de Cultura que establece las normas para la autorización de
trabajadores contratados a los creadores artísticos de las artes plásticas y
aplicadas que venden sus obras en las plazas del Fondo Cubano de Bienes
Culturales en el polo turístico de Varadero.
Mediante esta norma, la
venta de obras artísticas en Varadero corresponde a sus creadores, en su
condición de titulares de los espacios de venta, y se autoriza la contratación
de un trabajador excepto quienes venden en otras instalaciones hoteleras y las extrahoteleras,
pertenecientes, fundamentalmente, al sistema de Turismo.
Esta resolución está
redactada en unos términos, cuanto menos, sorprendentes. Así, por ejemplo, se
señala que la presencia del trabajador contratado en los espacios de venta tiene
como objetivo que los creadores artísticos “puedan participar en eventos,
exposiciones, ferias nacionales e internacionales que gestiona u organiza la
empresa, así como para necesidades específicas de la creación artística y las
establecidas en la legislación vigente para el trabajo por cuenta propia”.
Preocuparse por este tipo de cosas da una idea del filón intervencionista del
régimen cubano.
Pero es que, además, se “prohíbe en el área de venta la presencia
simultánea del creador artístico y el trabajador contratado para evitar el
incremento de personas ejerciendo a la vez en el polo turístico”. Tal vez ¿se
quiere evitar aglomeraciones?
Además, se establece que
las formas de gestión no estatal “solo pueden ejercer sus actividades en las
áreas autorizadas, estando prohibido utilizar jardines, patios exteriores,
pasillos laterales, portales u otras áreas similares en el exterior de las
viviendas u otros inmuebles”. En Varadero, el colectivismo y la idea de la
propiedad de todo el pueblo de los medios de producción, es un cuento chino.
La renovación de
los trabajadores contratados que los titulares soliciten, hasta la cantidad
permitida para los creadores artísticos del Fondo Cubano de Bienes
Culturales y los trabajadores por cuenta propia que laboran en las plazas, y en
actividades como arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios, y
servicios gastronómicos en restaurantes o cafeterías, corresponderá al
Intendente de Cárdenas, oído el parecer del delegado del Ministerio de Turismo
en el territorio. Control comunista 100%.
Se acabó la libertad
para el ejercicio del trabajo por cuenta propia en Cuba. Varadero es un buen
ejemplo de que el régimen no cree en la actividad privada. El espejismo no ha durado ni dos meses.
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