La producción ganadera en Cuba no va a aumentar

Elías Amor Bravo, economista

Dentro de las medidas aprobadas por los comunistas cubanos para aumentar la producción agropecuaria y los alimentos a la población hay una que rompe con reglas precedentes y que ha abierto cierta expectación sobre el alcance de sus resultados. En concreto, se autoriza por el régimen a los agricultores y ganaderos a vender carne de vaca, leche y derivados en moneda local y en dólares, siempre que entreguen al Estado el cupo estipulado de su producción.

Un país en que matar una vaca acarrea un delito tan grave como el asesinato a una persona ha quedado conmocionado por esta medida de las autoridades. Las vacas pertenecen al estado comunista, por lo que nadie puede disponer de su destino excepto su propietario, el estado. En el caso de la carne de res, el Código Penal sanciona el sacrificio y la venta ilegal de ganado mayor, así como a quienes la compren con penas que van de tres a 10 años de prisión. Aclarar que la ilegalidad consiste en actuar sin “autorización” del estado.

De modo que los ganaderos cubanos tan solo pueden vender sus productos a la empresa estatal de acopio, y, además, a unos precios fijados por el estado que nunca reportan las ganancias necesarias para la continuidad próspera de la actividad, provocando, además, no pocas insatisfacciones por los retrasos en los pagos o el incumplimiento de la recogida por parte de la entidad.

Tras la Tarea Ordenamiento, los precios de los alimentos se han disparado haciendo muy difícil el acceso a numerosos productos de consumo para la población, con lo que el descontento popular está servido, a la vez que los puntos de venta se van vaciando como consecuencia de una menor oferta.  

Históricamente, los dirigentes comunistas paliaban la deficiente producción interna, consecuencia de las trabas del modelo económico social comunista por medio de importaciones que llegaron a alcanzar los 2.000 millones de dólares anuales. Pero esta actividad resulta imposible en el momento actual porque la caída del turismo y los menores suministros de petróleo venezolano, entre otros factores, han reducido a mínimos la entrada de divisas, y resulta imposible acceder a los mercados mundiales en condiciones normales (Cuba no paga sus deudas, y por ello no recibe financiación).

Las medidas, recién publicadas en la Gaceta Oficial, incluyen requisitos para el sacrificio del ganado bovino en Cuba, la inscripción en los registros y la obligatoriedad de mantener el crecimiento del rebaño (el estado no quiere perder vacas de su propiedad). Solo se autoriza la comercialización de los excedentes (1 de cada 3, lo que será imposible en pequeñas explotaciones, que son la mayoría). Dichos excedentes, además, son establecidos por el estado, a aquellos ganaderos que cumplan los requisitos, en cuyo caso, son autorizados a realizar la venta en los mercados de carne de vaca, leche y derivados, con lo que las autoridades esperan que se produzca un aumento de la oferta y con ello, precios más bajos. 

Se establece en la norma la predominancia del estado, que seguirá comprando a los productores el litro de leche de vaca a 7,5 pesos cubanos (30 centavos de dólar al cambio oficial) y a 9 pesos (37 centavos de dólar) cuando el productor “cumpla o sobrecumpla el plan de entrega mensual a la industria”. Si este excedente no se produce, el productor no podrá realizar la venta en el mercado a unos precios, que seguro, serán más favorables.

62 años después de las reformas agrarias del régimen comunista cubano, el sector agropecuario continúa siendo de propiedad estatal si bien la gestión es realizada prácticamente en su totalidad por agentes económicos no estatales. El privado trabaja, gestiona y se dedica a enriquecer activos (el ganado) que nunca serán suyos. Es la misma historia fracasada de siempre. Una convivencia difícil y contraria a la razón humana, que no puede, ni podrá, dar resultados en forma de más oferta y precios adecuados para la población. Mientras tanto, los cubanos se quejan de que no recuerdan un bistec de carne de res, ni tampoco el “vasito” de leche prometido en su día por Raúl Castro. Mucho me temo que seguirán quejándose.

Parece evidente que las medidas que ahora se aplican para aumentar la oferta no van a dar los resultados deseados, por cuanto no van dirigidas a resolver el origen de los problemas. Aumentar la producción del sector agropecuario cubano exige devolver la tierra, los medios de producción y los activos, a quien la trabaja y retirar al estado comunista de la intervención y control de producciones y precios. Hasta que esto no se haga, los cubanos seguirán pasando miseria.

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