Homenaje a los guajiros cubanos antes de 1959
Elías Amor Bravo, economista
No hay forma de ponerse
de acuerdo. 65 años después. El régimen comunista cubano vuelve a desempolvar
un viejo estudio sociológico realizado por estudiantes de la Agrupación
Católica Universitaria para medir las condiciones de vida que existían en el
campo cubano entre 1956 y 1957, fecha en la que se realizó la encuesta. Aquel
estudio, cuya realización tuvo más de inquietud y voluntarismo, que, de respeto
y ajuste a las reglas de la demoscopia social, dio unos resultados que son bien
conocidos de todos, porque la triunfante revolución decidió apoyarse en los
mismos para implementar las profundas reformas estructurales que hicieron
desaparecer aquel sector agropecuario cubano.
Un sector que era capaz
de producir más de lo necesario para 6 millones de almas y además exportaba
excedentes con los que la balanza comercial agraria era positiva y un colchón
para las importaciones de materias primas, bienes intermedios y tecnología.
Nada que ver con el presente.
No es el objetivo de
este espacio cuestionar los datos del estudio sociológico, por cierto, muy
interesante ya que venía a poner de manifiesto cuán avanzada estaba la sociedad
cubana en aquellos años, utilizando técnicas de investigación social que, en
otros países como España, Italia o Portugal, ni se conocían y que no llegaron
hasta los años 70 (como fue el Foessa en España).
Cierto es que se elaboró
un retrato del campesinado cubano, con el que se puede mas o menos de acuerdo, que
mostraba una dura realidad. En todo caso, los que creemos en las bondades de la
economía de mercado y su potencial transformador, sabemos que esas fotografías que
se hacen en un determinado momento del tiempo cambian, se desdibujan y
adquieren nuevas tonalidades con el paso de los años, porque las economías
cambian, evolucionan, se desarrollan y rara vez van hacia atrás, como ha ocurrido
por desgracia, en la Cuba revolucionaria.
El estudio, ¿qué quieren
que les diga? mostraba una imagen devastadora de la situación del campesinado
en Cuba. Una imagen que al régimen comunista le sirve, de vez en cuando, para realizar
comparaciones históricas, sin reconocer que ha llovido mucho desde entonces y
que en el mundo nada es igual que era.
Cierto que muchos
guajiros cubanos no sabían leer o escribir. No habían aprendido en sus países
de origen, España, por ejemplo, así que en Cuba tampoco lo habían hecho, pero
no cabe la menor duda, que se defendían. Lo que los comunistas califican de “analfabetismo
crónico”, el dato que hacia 1957 el 43% de los campesinos cubanos no sabía leer
ni escribir y el 44% no había asistido nunca a una escuela, puede ser cierto, y
lo único que cabe indicar es que habría que realizar la comparación con los
campesinos de otros países de América Latina en aquellos mismos años, e incluso,
España, la sorpresa podría ser bien grande.
Los encuestadores
observaron también que el estado de la vivienda rural no era el más adecuado,
solo el 0,8% de las viviendas del campo era de mampostería, con techo de tejas
y piso de cemento. Sobre este asunto, no hay que ir muy lejos, basta con darse
un paseo por La Habana vieja y comparar el estado de abandono, desidia y la destrucción
de los edificios en que viven miles de personas hacinadas. El contraste es
fácil.
Después la encuesta
reveló que el 63,9% de las viviendas no tenía ni inodoro ni letrina; el 85,5%
se alumbraba con una chismosa y que sus habitantes pesaban 16 libras por debajo
del promedio teóricamente aceptado, equivalente al 91% de desnutrición.
Respecto a esta última cuestión, la experiencia del período especial dejó un
balance siniestro en la población cubana que desborda cualquier comparación histórica,
y se produjo mucho más cerca en el tiempo, hace solo 27 años.
Y luego, al final, siempre
viene la misma pregunta. Si las condiciones de vida en el campo cubano eran tan
difíciles, duras y crueles, ¿por qué miles de jóvenes españoles solicitaban
visado anualmente para establecerse en Cuba para trabajar en el campo y
realizar sus sueños en la Isla? ¿Es que acaso eran tan malas o peores las condiciones
de vida en España? No creo que se trate de ello.
Desde el inicio de la
República, el sector agropecuario cubano fue un espacio para el desarrollo
económico, la prosperidad, la creación de empleo y riqueza. El patriarca Ángel
Castro fue un buen ejemplo de ello y su gesta debería ser estudiada en la historia
de Cuba, porque es mucho más importante que la de sus hijos o nietos. Ese
hombre, humilde, de la zona más atrasada del interior de Galicia, cumplió su
sueño en Cuba, creó una gran explotación agropecuaria, se hizo inmensamente
rico y envió a sus hijos a estudiar a los mejores colegios y universidades, en
un ejercicio extraordinario de movilidad social ascendente que, si tal vez se hubiera
quedado en Galicia, jamás podría haber alcanzado. Y como don Ángel, muchos más.
Cierto es que las historias de éxito y fracaso tienden a combinarse, pero si el
campo cubano no hubiera sido tierra de promisión, no habría arrastrado a miles a
sus diversas actividades y ocupaciones.
De paso, otra de las
grandes mentiras del castrismo es justificar la revolución y sus desmanes, por
la situación y los problemas que había en el campo cubano en la década de los
años 50. El que un campesino de Sierra Maestra ayudara a los revolucionarios a
no perderse en la manigua, fue interpretado como un símbolo de adhesión a los postulados
del panfleto castrista “La historia me absolverá”. Entonces viene la misma
pregunta de siempre, ¿pero no habíamos acordado que los campesinos eran
analfabetos? Entonces, ¿cómo pudo leer ese libro? Esta interpretación de los
hechos históricos es fruto de una propaganda que agota hasta la saciedad, empeñada
en describir el campo cubano como un espacio de latifundios vinculados a
poderosas familias, y sobre todo, ciudadanos de EEUU, que mantenían bajo su
control al poder político del país. La gran mayoría eran pobres campesinos que
tenían una existencia dramática y miserable.
Tiempo habrá para desmontar
esta historia castrista de falacias, que tanto daño ha hecho a la sociedad
cubana, porque ha evitado que las generaciones más jóvenes de la Isla conozcan
la historia de sus antepasados que vivieran antes de la llamada revolución. Los
guajiros cubanos que explotaban la tierra, que sacaban dos y tres cosechas al
año, que mantenían el liderazgo exportador en azúcar y tabaco, que eran
expertos en innovación tecnológica y mejora de procesos productivos, que tenían
ahorros y patrimonio, en definitiva, que alimentaban con su trabajo a toda la
población, sin que existieran las colas y libretas de racionamiento de
inspiración comunista, fueron unos héroes a los que la revolución despojó de
sus tierras, expropiándolas sin pagar el precio y condenándolos al exilio y la
pobreza el resto de sus días, justo en un momento en que muchos de ellos
ansiaban empezar una etapa de jubilación bien merecida. Esa afrenta no se encuentra
en la abundante historiografía castrista, pero será recuperada tan pronto como
Cuba sea libre y de todos los cubanos. Esa generación merece todo nuestro
reconocimiento, y no pasar de largo en la historia, sino ocupar el puesto que
merecen. Podrían empezar por la vida y obra de don Ángel, ¿por qué no?
ResponderEliminarCOMENTARIO PARTE 1.-
La Encuesta de Trabajadores Agrícolas Cubanos, 1956-57, hecha por la Asociación Católica Universitaria, no requiere más que leerla para percatarse que aquella fotografía fue la historia permanente de los campos de Cuba durante las décadas transcurridas desde antes de la independencia de España hasta 1959.
Es, además, el único estudio público que muestra estadísticas del período prerrevolucionario obtenidas desde la base, hechas por un grupo nada sospechoso de ideológicamente favorables a las corrientes socialistas de la época.
Aunque si pretende ampliar el conocimiento sobre el tema, habría que recurrir al libro Our Cuban Colony: A study on sugar, Nueva York, 1928, de Leland Jenks. Un estadounidense que analizó el tema desde la óptica de lo que consideraba "la Metrópoli".
La encuesta expone la situación y Jenks el escenario económico de una etapa que comprende desde finales de la colonia hasta 1959.
Ambos textos pueden ser cuestionables en sus puntos de vista, pero la validez de los datos es el frío lenguaje de la cifras, con las cuales no se puede "estar más o menos de acuerdo", sino se aceptan como buenas entonces se rechazan por incorrectas y sustituyen por otras consideradas correctas.
Su texto Homenaje a los guajiros cubanos antes de 1959, no hace (al parecer tampoco tiene los argumentos para hacerlo) un desmontaje de la encuesta, sino que especula que aquella situación pudo ser temporal y que en otros países de Latinoamérica podría estar peor. Tampoco, en mi opinión, está el homenaje a los hombres y mujeres rurales.
En el debate sobre si Cuba era más próspera antes o después de 1959, usted es partidario de la primera hipótesis (que no demuestra), pero en ese sentido yo busqué un árbitro que analiza ambas situaciones al margen de las posiciones ideológicas, de las cuales usted evidentemente está permeado.
COMENTARIO PARTE 2.
ResponderEliminarBBCMundo publicó en 2018 un análisis de las causas del levantamiento popular de 1959 y escribió:
"...Cuba, a finales de la década de 1950, se debatía entre un crudo contraste social: ser una de las naciones con mayor crecimiento de la región y, como pasaba también en el resto de Latinoamérica, tener a sus clases más pobres hundidas en la peor de las miserias."
Para ese artículo también se tomaron los criterios de quienes apuestan por considerar solo los elementos positivos de la macroeconomía y de parte de la sociedad cubana y con ello generalizar que eso reflejaba el país.
Sin embargo, el economista y cubanólogo de la Universidad de Florida, Carmelo Mesa-Lago, además de exponer estadísticas para avalar lo anterior, también dijo a BBC Mundo:
"La mortalidad infantil era el doble en el campo que en la ciudad. Si el analfabetismo en la ciudad era del 11%, en el campo era del 40%. Había una desigualdad notable en términos de ingresos y una gran brecha social, que es algo que escapa a esas estadísticas positivas".
En la obra del historiador cubano Moreno Fraginals, El Ingenio, el autor analiza a profundidad el fenómeno y para rebatirla habría que tener los elementos contrarios. Le recuerdo que el autor, quien pudiera ser acusado de "comunista" en el momento de presentar su libro, poco después rompió con el gobierno cubano y terminó sus días "exiliado" en Miami, en cuya etapa no se retractó en lo más mínimo de sus análisis y opiniones expresadas en su obra, considerada un clásico para entender aquella época.
Conclusión:
Opinar que Cuba era mejor porque había x carros por habitantes, más telerreceptores que en el resto de Latinoamérica, seis cabezas de ganado por habitante, que la mortalidad infantil era menor que la región, el PIB era abrumador con relación a los vecinos más pobres y otros etc que se mencionan y decir que eso era Cuba, sería desconocer a que casi la mitad de la población de entonces, principalmente la rural, estaba abismalmente distante de esos "beneficios", sumados los bolsones urbanos de pobreza.
Si fuera de una campaña publicitaria de descrédito a la Revolución Cubana quisiera discutir el tema, creo que no sería muy difícil demostrar que incluso hoy con la crisis económica que vive el país, sería imposible generalizar que todo era mejor antes del 59. Excepto que se refiera al segmento de las clases altas, capas medias y empleados favorecidos (electricidad, bancos, algunos del comercio).