En torno a la "justeza" de Marrero en la intermediación agropecuaria
Elías Amor Bravo, economista
Dice Granma, “Las altas
erogaciones de dinero que respaldan las 63 medidas puestas en vigor en
beneficio de la agricultura son un sacrificio asumido con satisfacción por el
Estado, porque están dirigidas a recuperar productores con disposición a elevar
la disponibilidad de alimentos para la población”, recogiendo unas declaraciones
de Marrero en una reunión del consejo de ministros, celebrada en Holguín.
Y la verdad es que utilizar
el déficit del estado para promover la actividad económica puede resultar muy negativo
cuando, como ocurre en Cuba, la falta de producción no está originada en la
demanda, sino en la oferta. La diferencia es sutil. Los economistas defendemos,
cuando esto último ocurre, emplear políticas económicas estructurales, y
olvidarse de estímulos fiscales que, a la larga, acaban creando más problemas
que soluciones. Los comunistas deberían entender que en Cuba no hay problema de
demanda, sino de oferta.
Para luchar contra la
falta de producción del sector agropecuario cubano no sirven las medidas adoptadas
por el régimen de reducción de impuestos y de tarifas de los servicios de agua,
electricidad, y de otros tipos, y otro tanto, cabe señalar de los aumentos de
precios de compra de acopio para determinados productos. Estas medidas de costes
y precios las atiende el mercado libre con mayor eficiencia y capacidad, y sin
necesidad de gasto público y más déficit. Conviene recordar que los 86.744,5
millones de pesos de déficit previstos para 2021 se pueden quedar muy atrás si
continúa esta mayor cobertura presupuestaria.
En tales condiciones, se
avisa con tiempo que lo más probable es que estas medidas fiscales expansivas
no den los resultados previstos, y acaben generando mayores tensiones de
demanda, precios y costes que acaben por romper los pésimos desequilibrios
creados por la Tarea Ordenamiento. Mucho peor ahora que a los dirigentes
comunistas cubanos se les ha ocurrido que, además de aprobar estas medidas
ineficaces, se tienen que involucrar en los que llaman “proceso de acompañamiento
a los productores agropecuarios” para pedirles esfuerzos y resultados. Esto sí que
es el colmo. Dejen en paz a los guajiros.
Marrero, sin embargo,
atacó y de forma directa a las empresas estatales de la agricultura que, según él,
“nada más se dedican a ser intermediarios, a vivir de los campesinos, a
quitarle comisiones y encarecerlo todo”, para añadir que no se desean más empresas
como estas en la agricultura. El mensaje ha sorprendido, porque representa, por
ejemplo, un balazo en la frente al denominado “modelo Malmierca” de exportación
para los agentes privados, que tiene a esas empresas intermediarias estatales como
referente obligado del productor que quiere comercializar en el exterior su
oferta. Habrá que ver cómo ha interpretado Malmierca el mensaje de su jefe de
filas, Marrero. Dar marcha atrás a su modelo puede resultar problemático en
términos políticos, pero lo dicho, dicho está.
Hay que seguir leyendo
la nota, porque tan solo unas líneas después, Granma recogió en un tono más
conciliador otra frase de Marrero con la que parece desmentir lo dicho anteriormente,
en el sentido de que “si bien algunas empresas estatales agrícolas deben
mediar, para facilitar procesos, esto se hará con justeza, sin dejar de
producir”. Aquí viene lo mejor ¿Intermediar con justeza? Ya empezamos con lo
mismo de siempre.
El odio ciego del
régimen comunista cubano a la figura del intermediario comercial, el mismo
contra el que arremetieron las primeras e injustas confiscaciones y expropiaciones
del régimen castrista. Las mismas actuaciones que acabaron con la red comercial
y logística que existía en la Isla antes de 1959, modélica en el mundo, y que
abastecía de sobre los mercados urbanos a precios competitivos.
¿Qué entiende un comunista como Marrero por empresas que medien con "justeza" en el campo? Para empezar, que sean estatales. Ni se le pasa por la cabeza que puedan ser de titularidad privada, así que conviene olvidarse de esta posibilidad que sería muy positiva. Después, que estén dispuestas a perder dinero, porque tendrán que pagar caro al agricultor para que produzcan más y luego vender barato o a precios topados. A continuación, que produzcan también, es decir, Marrero no quiere intermediarios profesionales dedicados a sus servicios especializados, sino que prefiere que sean productores también. Lo más probable es que prioricen lo suyo en vez del resto. Como se puede ver, la "justeza" de Marreo es un cuento chino que no va a ningún sitio.
Habría que decirle al primer ministro comunista que la intermediación comercial en Cuba antes de 1959 era una intermediación de “justicia” porque cumplía con sus
objetivos económicos y la misión social asignada. Y, sin embargo, sus antecesores
al frente del régimen pusieron fin a aquel modelo de un plumazo, y nunca más el
comercio volvió a recuperarse en Cuba, en 62 años.
Hay muchas cuestiones
que los actuales dirigentes comunistas deberían empezar a reconocer y saldar
cuentas con la historia, antes de seguir haciendo el más pavoroso de los ridículos.
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