Canción triste de las remesas de Estados Unidos

 Elias Amor Bravo economista

Granma que nunca escribe una sola línea sin el dictado del aparato comunista, se descuelga hoy con un artículo titulado “A un año de cancelar el envío de remesas, EE. UU. no ha dado un solo argumento creíble que lo justifique” que constituye todo un ejemplo de canción triste del régimen, de esas que le han servido durante 62 años para ocultar sus falsedades y verdaderas intenciones en cualquier asunto. En este de las remesas, parece evidente.

La tesis del artículo de Granma se circunscribe a un argumento lineal. Desde hace un año, los cubanos "sufren con impotencia los fallidos intentos de sus familiares para enviar remesas de dinero mediante rutas encarecidas y poco seguras, tras la decisión del gobierno norteamericano de cancelar en su territorio ese servicio, por vías institucionales". 

Ahí está lo que duele: la vía institucional, porque las remesas han continuado llegando y lo hacen por canales difíciles de controlar por el régimen, y eso, hace daño. Y mucho: perder el control de unos 2.000 millones de dólares para quien no tiene divisas es problemático.

Y al hilo de este mensaje se habla de "auténtico dolor de cabeza, un tema angustiante tanto para unos como para otros mover las remesas por medio de canales rápidos, seguros y sin gravámenes!. Llegando al límite se señala que es “una violación del derecho de los cubanos a contar con ese apoyo, sin que medien mezquinos intereses políticos”, Habría que ver primero donde están esos intereses mezquinos y que objetivos hay detrás de ellos.

Reconocido por el régimen que necesita de las divisas, como el ser humano de la sangre que circula por su cuerpo, no hay ni una sola propuesta en positivo para tratar de recuperar ese movimiento de dinero que tanto le beneficia. Más bien, todo lo contrario.

La voz comunista de Diaz Canel, deja en el artículo frases que, de buen seguro, parecen ser construidas para que desde  Estados Unidos se mantenga la política. Por ejemplo, la cancelación del envío de remesas se califica como “un acto genocida, inhumano, por haberlo hecho en el contexto desfavorable ocasionado por la pandemia de la covid-19”. No creo que a nadie le guste que le acusen de este tipo de maldades. Lo malo es que haya gente que haga suyo este argumentario.

Pero no es suficiente. También el dirigente del régimen observa “perversas intenciones del gobierno imperial que lo desacreditan y ridiculizan por su enfermizo odio contra una pequeña nación cuyo heroico pueblo no se rinde”. Y el canciller Rodríguez Parrilla sin hacer culto de una de las funciones de su cargo, la diplomacia, carga de forma directa contra Estados Unidos, diciendo que “así actúa Estados Unidos para satisfacer los intereses de un sector minoritario que lucra con el sufrimiento de los cubanos. Lo hace también para justificar la aplicación insensible del bloqueo y las 243 medidas inhumanas de máxima presión de Trump en tiempos de pandemia”.

¿De veras cree el régimen comunista cubano que Estados Unidos va a cambiar algo con este tipo de insultos y majaderías de niño bobalicón? Para nada. Si estos lloriqueos se escuchan en la Casa Blanca lo más probable es que se mantenga la prohibición del envío de remesas a Cuba por más tiempo, ya que alguien entenderá que esta obsesión comunista por el dinero tiene mucho que ver con su utilización ilegítima por las empresas de los militares y seguridad del estado, que financian al régimen comunista. Nadie moverá ficha por mucho que en La Habana se desgañiten diciendo que estos argumentos son una falacia.

Lo mejor de todo es que, a pesar de las trabas impuestas, la empresa Fincimex ha continuado gestionando remesas a Cuba desde otros mercados y ha estado cumpliendo sus obligaciones con más de 10 compañías que trabajan las remesas a la Isla. Ha perfeccionado y ampliado su integración con la banca comercial cubana, con la integración de Bandec a la opción de remesas directas a cuentas bancarias. De igual modo, su página transaccional aisremesascuba.com se ha mantenido activa para el mundo entero, tramitando miles de transacciones mensuales. Entonces, ¿de qué se quejan los comunistas?

Muy sencillo. Quieren más dinero. Todo el que sea posible. Cuanto más mejor, y eso se ve obstaculizado por la sabía decisión de Estados Unidos de incluir a Fincimex en la Lista de Entidades Restringidas de Estados Unidos. Sin embargo, pese a ello, la empresa continuó realizando sus funciones de trámite de remesas. También tiene esta empresa frases lapidarias contra el vecino del norte, “el hecho de que el imperio te agreda directamente, es señal de que nuestro quehacer le duele” para añadir que “antes de estar en la desprestigiada lista, los flujos de remesas han sido perseguidos. Cada diseño de negocio debemos diseñarlo con plan a, b y c. Durante 20 años cada centavo ingresado al país, cada transacción exitosa ha sido un golpe en el mentón de quienes nos quieren ver, como país, arrodillados”, Hay que ver, ¡cuánto sufrimiento! 

Granma también recoge las quejas de Fincimex de que no existan decisiones precisas de Estados Unidos sobre la ruta de las remesas, lo que obliga a realizar un seguimiento continuo de las informaciones que se publican. Desde luego habrían mejores cosas que hacer. Y aunque no parezca conveniente, y lo más probable es que no hagan el menor caso, en este blog siempre hemos defendido algunas cosas importantes:

1. Las remesas son importantes para las familias cubanas y deben seguir siéndolo no solo para atender necesidades básicas sino en condiciones de enriquecimiento patrimonial y puesta en marcha de actividades económicas.

2.- Deberían ser objeto de una tramitación sencilla y fácil, con el menor coste posible y lo más cercana, ágil y eficiente. La gestión de remesas es una actividad mercantil privada.

3.- Su destino debe ser realmente el beneficio económico de la sociedad, y no de empresas estatales intermediarias. Estas deben percibir sus corretajes ajustados a la competencia internacional. El mercado de estas empresas debe ser competitivo.

Teniendo en cuenta estas tres consideraciones, la agenda de los comunistas, de Fincimex, de Díaz Canel o de Rodríguez Parrilla debería ser encauzar una negociación que tratase de alcanzar estos objetivos, que en Cuba, al menos de momento, no se logran, a diferencia de lo que ocurre en otros países receptores de remesas de Estados Unidos, como México, República Dominicana o Ecuador. En estos países se cumplen todos esos requisitos y el flujo de remesas alcanza proporciones muy destacadas.

Si el régimen quiere recuperar el envío de remesas de Estados Unidos tendrá que negociar. No hay alternativa porque volver a la situación anterior es imposible. La gestión de Fincimex ha sido cuestionada y la posibilidad que se ha abierto recientemente de recibir remesas en cuentas bancarias en dólares, sin la aplicación de tasas de cambio podría acabar canibalizando el servicio de remesas en efectivo (sobre todo las de mayor importe) en tanto que las pequeñas y masivas pueden acabar pasando a los canales informales que se recuperarán de forma intensa a partir del 15 de noviembre.

Hay mucho campo para desarrollar las relaciones comerciales entre instituciones financieras de ambos países, y esta es una línea que valdría la pena explorar. Sobre todo ahora que el sector privado empresarial ha vuelto a encontrar un marco para su desarrollo en la Isla. Si la tramitación de remesas se realizara por agentes privados cubanos en competencia, que establecieran acuerdos con Western Union u otras compañías, no existirían los obstáculos actuales, ya que ello ha sido reconocido por Estados Unidos. Además el servicio sería más eficiente, seguro y ágil.

Y desde luego, que los cubanos puedan disponer con absoluta libertad del dinero que reciben debe ser otra prioridad absoluta. Capitalizar las remesas es un primer paso, para que los fondos contribuyan a la mejoría económica sostenible de sus receptores, e incluso para que los que envían el dinero desde otros países, puedan construir su patrimonio en la Isla. 

No querer aceptar estas fórmulas, es otra forma de mantener el conflicto con Estados Unidos, que ante todo, y esto es lo que no pueden entender los comunistas cubanos, lo que hace es defender los intereses de los cubano americanos que envían dinero a sus familias. Y hacen bien, la protección de los recursos de esos ciudadanos que viven y votan en el país exige no andar con juegos con niños que lloriquean. 


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