Díaz Canel excluye al sector privado en la atención a vulnerables en Cuba

 Elias Amor Bravo economista 

Díaz Canel dice que “en decenas de comunidades desfavorecidas se labora intensamente” y con ello no hace otra cosa que reconocer lo evidente: el régimen está contra las cuerdas. Se tambalea, y para frenar próximos conatos de protesta social, actúa con criterios populistas y se vuelca con estas actuaciones calificadas de “intensas” que tienen lugar justo ahora, porque antes, habían sido olvidadas.

Y además, lanzar este tipo de mensajes desde el Twitter, no esconde la lejanía de los dirigentes comunistas respecto de las necesidades reales de un pueblo al que dicen servir. Falso. El régimen comunista cubano ha dado todo lo que tenía que dar, y está agotado, terminado. Buscando una solución a un escenario cada vez más complejo en el que él solo se ha metido. la dura la realidad que cuenta el documental Canción de Barrio

Todo viene a cuento de un documental titulado Canción de Barrio del realizador y cineasta Alejandro Ramírez Anderson, que presenta los dos primeros años del proyecto conocido como “la gira interminable por los barrios de Silvio Rodríguez”, una gira que comenzó en 2010, y que ha permitido conocer la vida diaria de poblados como Pogolotti, La Corea, El Chico, El Fanguito, entre otros.

Díaz Canel afirma que por transformar esa realidad intentamos, como pide el poeta, “multiplicar panes y peces". Necesitamos recursos, manos a la obra y un nuevo documental que cuente cuánto se está logrando. Así que, de documental en documental, el populismo se recrea, convenciéndose de que sus políticas pueden mejorar las condiciones de vida de “las decenas de comunidades desfavorecidas, en las que se labora intensamente en viviendas, calles, parques, consultorios, escuelas, rostros, locales, etc”.

Y todo ello, sin una sola referencia al sector privado emergente en la Isla, confiando toda la acción al sector estatal, a las autoridades territoriales, los ministerios, las consabidas empresas socialistas. Todos ellos deben asumir la responsabilidad social que tienen en el modelo social comunista. De modo que la solución, toda estatal, deja fuera al sector privado que, como se ha visto en numerosos países, es fundamental para mejorar las condiciones de vida en estas comunidades desfavorecidas.

La imagen de cercanía de Díaz Canel a los problemas sociales que la prensa estatal comunista quiere proyectar confirma dos cosas. Una, que el paisaje está siendo más problemático de lo que nos dicen. Y dos, que la distancia de Díaz Canel y sus compañeros dirigentes comunistas con las demandas sociales es abismal. Y para ello se recurre a la lágrima fácil como ese pie de foto que dice que “Díaz Canel ha llamado a arrancar un pedacito a los problemas todos los días y no es intervenir los barrios en la reanimación de comunidades vulnerables”. Falso.

Granma dice que desde el mes de agosto pasado se viene realizando un duro trabajo en más de 60 barrios priorizados de la capital que, debido a su vulnerabilidad, están recibiendo una atención diferenciada. En ellos se implementa un grupo de medidas lideradas por varios ministerios, actores provinciales, municipales, comunitarios y los propios habitantes de cada comarca. Es decir, el aparato del estado se ha volcado con barrios en los que surgió con más intensidad, la llama de la protesta social el 11-J. Los comunistas quieren comprar voluntades aunque sea con migajas. Reprimen a los disidentes y reparten dinero, del poco que les queda en las arcas del estado donde el déficit ya ronda el 20% del PIB, y a esperar que lleguen tiempos mejores, olvidándose de la fuerza transformadora que tiene el sector privado emergente en Cuba.

La cuestión es si los cubanos van a aceptar este mecanismo de compra de favores por más tiempo. Saben que esta acción del gobierno es pan para hoy y hambre para mañana en la medida que no se construyen bases sólidas de la estructura económica que sostengan las economías, muy precarias, de estos barrios. Aquí es donde fracasan las políticas social comunistas, incapaces de movilizar proyectos de prosperidad en estas zonas, donde el sector privado es mucho más eficiente y competitivo. Y además, el régimen genera un pernicioso mecanismo, según el cual el gobierno no atiende demandas hasta que la bomba está a punto de explotar. Se pasan décadas sin hacer nada, pero cuando aflora la protesta, no se escatima en gastos. Insisto, mecanismos perversos que el denominado Poder Popular local se ve incapaz de hacer sostenible, como lo haría el sector privado.

Y por ello Díaz Canel compartió con miembros de los órganos representativos en La Habana, “conceptos medulares sobre el funcionamiento del Poder Popular y sobre el trabajo en los barrios vulnerables, con los diferentes ministerios”. A partir de ese intercambio se concluyeron unas 13 indicaciones en las que el sector privado ni se cita, ni se cuenta con él, lo que constituye un ejemplo más del desastre que se avecina.

1.- Dicen querer “articular el funcionamiento de estos órganos, que en los municipios son la Asamblea Municipal del Poder Popular, el Consejo de la Administración, los delgados –que conforman la Asamblea Municipal–, y el trabajo con la población”. Nada nuevo.

2.- Se establece que “la Asamblea Municipal del Poder Popular es el principal representante del Estado en el municipio, por lo tanto, todo lo que se va a hacer en un municipio lo tiene que aprobar la Asamblea”. Tampoco aporta novedad. La cuestión es cómo está compuesta esa Asamblea y que grado de representatividad social, tiene.

3.-Se indica que “al efectuar una intervención en un barrio, el delegado o los delegados, o el presidente de ese consejo popular, tienen voz y voto en la Asamblea para referir lo que quiere hacerse, y la Asamblea analiza las prioridades que se plantean y aprueba qué se hará”. Un empoderamiento de exclusividad a los responsables de barrio, pero la decisión final sigue en la Asamblea.

4.- Se establece que “el consejo popular no puede aprobar algo que no haya sido decidido y analizado por la Asamblea”. Una vez más, el principio de exclusividad en la gestión de la Asamblea que depende de su representatividad social.

5.- Además, se añade que “las comisiones temporales y permanentes, integradas por delegados y donde participa la población, pueden encontrar soluciones a los problemas que existen o cómo tratarlos”. Una falsa obviedad, de hecho esas “comisiones” se crean, consumen recursos y no resuelven.

6.- Se añade que “son todas estas estructuras las que garantizan la relación directa entre los órganos estatales, el municipio y la población. Si dos o tres personas son quienes deciden las cosas, no hay Poder Popular”. Todo el marco de actuación se limita al estado sin participación privada.

7.- Afirman que “al barrio hay que llegar y ver al delegado, a las instancias del barrio, preguntar qué criterios tienen, qué diagnóstico tienen, y si no lo hay, hacerlo”. Y para qué tanta toma de información, si después se hará lo que otros digan.

8.- Se indica que “se necesita consultar a la población sobre estas cosas, preguntarle qué se prioriza, si la carretera, si las aceras, si el círculo social, si la Casa de Cultura”. La población puede acabar hastiada de tanta pregunta intrascendente. Lo que quiere la población es democracia plural.

9.- “Esas prioridades tienen que ir a la Asamblea Municipal, la que debe aprobar, determinar y establecer las líneas”. Una vez más el papel central de la Asamblea municipal.

10.- “Es importante la atención a los planteamientos de la población, que son los que van dando una guía sobre sus aspiraciones, motivaciones y problemáticas”. Repetitivo con el punto 8.

11.- “Todavía no se pueden hacer rendiciones de cuentas, pero los delegados pueden tener un contacto más directo con grupos de electores para levantar todo lo que está pendiente de respuesta, y conocer cuáles son los nuevos planteamientos”. ¿Qué tipo de rendición de cuentas? ¿Económico, quizás? O tal vez solo palabras y palabras, lo que es poco práctico.

12.- “Atención a los jóvenes desvinculados del estudio y del trabajo, a los que hay que proveer de capacitación y empleo; y la atención a los líderes de proyectos comunitarios, quienes están haciendo una buena labor a veces sin ningún apoyo institucional”. La gran preocupación de Díaz Canel son los jóvenes que inundaron las calles el pasado 11-J y cree que la mejor forma de atender es perseguir de forma incansable a los desvinculados. Mal asunto.

13.- “Si trabajamos así las comunidades van a ir encontrando su prosperidad, van ir aprovechando sus potenciales y eso hará más fácil y expedito el desarrollo local, el desarrollo del municipio, de la provincia y, por lo tanto, del país”. No está garantizado este resultado tan optimista, sobre todo porque no se recoge el papel, sin duda fundamental, que debe cumplir el sector privado emergente en la Isla, que en todo este plan ni ha sido mencionado.

La exclusión del sector privado de la atención a colectivos vulnerables es uno de los errores más evidentes del régimen comunista cubano encabezado por Díaz Canel y las consecuencias, sin duda negativas que tendrá esa exclusión "política", se dejarán sentir porque el presupuesto del estado se encuentra agotado y no da para más. Los dirigentes comunistas cubanos tienen que concienciarse que el modelo ya no funciona y que tienen que dar una mayor participación al sector privado en la economía. Y cuanto antes.

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