¿Turismo a Cuba a partir del 15 de noviembre? No, gracias

Elías Amor Bravo economista

Un extenso reportaje presenta con detalle en Granma las medidas que piensa adoptar el régimen comunista para la reapertura del turismo internacional a partir de esa fecha, por todos conocida, del próximo 15 de noviembre. Ese día parece que volverán a abrirse las fronteras del país para que vuelvan las ansiadas divisas, y para ello, el régimen ha establecido una prioridad basada en la idea rimbombante de “turismo responsable y seguro”. 

Conviene señalar al respecto que otros países de la zona (Republica Dominicana, México-Cancún, Costa Rica) sin tanto bombo ni platillo, han abierto sus fronteras mucho antes y logrado una campaña de turismo veraniego excepcional, a pesar de las dificultades del entorno. Los comunistas cubanos apuestan a que la eliminación de la cuarentena obligatoria para los viajeros internacionales a la llegada al país sea un incentivo clave para atraer turismo. Ya veremos.

Las estimaciones de los responsables del régimen apuntan a que esta temporada de invierno llegarán unos 100.000 visitantes, una cifra que, para tener una idea clara de lo que significa, supone algo menos del 10% de la lograda en promedio en años normales, lo cual ofrece una idea del fuerte impacto que ha tenido, tiene y tendrá para el turismo cubano el cierre de las fronteras y la paralización casi total de la actividad por causa del COVID-19. Aquí no hay bloqueo que valga.

La cuestión es si con estas cifras, que previsiblemente serán inferiores, se puede conseguir la recuperación de la actividad hotelera. Y no está nada clara la respuesta a esta pregunta. Básicamente, porque el turista alemán, francés, canadiense o español que planea disfrutar de unas vacaciones en invierno, generalmente más cortas que en verano, si acude a una agencia de viajes de su ciudad para comprar su paquete turístico y se encuentra con esos mensajes de “turismo responsable y seguro”, y le informan de lo que le tienen preparado en Cuba por parte de los dirigentes del turismo cubano, lo más probable es que se retire

La gente no quiere riesgos, y el comportamiento del turismo a nivel mundial busca la normalidad, pero no anda observando eslóganes que recuerdan a la pandemia y desde luego, nadie quiere que le digan lo que puede y no puede hacer. La imagen turística de la Isla podría verse perjudicada con un mensaje que busca precisamente atraer turistas. Alguien no ha hecho bien los deberes. Cuanto más insistan en que las decisiones adoptadas buscan ofrecer a los vacacionistas en la Isla una estancia agradable y sin riesgos, mayor será la alarma que causen en los potenciales compradores.

Para abrir fronteras el 15 de noviembre, los comunistas ya han preparado los 10 aeropuertos internacionales y dicen haber creado “expectativa por los turoperadores y las líneas aéreas” con aumento de las solicitudes de Canadá, Reino Unido, Rusia, y otros países europeos, así como a México, Panamá y República Dominicana. Los vuelos de estos últimos países tendrán que ser objeto de seguimiento y análisis por cuanto los mismos son indispensables para el tráfico de comercio de mercancías por los cubanos que se dedican a estas actividades y que ahora tienen ciertas ventajas con la aduana. Turistas, más bien pocos. Hay interés por constatar si los rusos vuelven a Cuba, o en cambio, optarán por República Dominicana, como este verano.

El dirigente comunista explicó que se mantienen las líneas aéreas regulares de Iberia, Air Europa, un grupo de vuelos chárter, y se suma World2Fly, en tanto Cubana de Aviación también ha anunciado el reinicio en sus rutas tradicionales a los mercados de Argentina y España y Turkish Airlines ha restablecido las frecuencias a La Habana.

Fruto de la fuerte concentración de inversiones en el turismo de los últimos años, se ha anunciado que esta temporada se incorporan 4.000 nuevas habitaciones lo que indica que el régimen mantiene su apuesta por el turismo masivo y el precio competitivo, en vez de acudir a una demanda del mercado más selectiva y de calidad. Al respecto, se señala que la totalidad de los hoteles cinco estrellas, han mejorado su confort y garantizan ya la conexión a internet desde las habitaciones, las zonas de las playas y otras áreas públicas, mientras que en las instalaciones de cuatro y tres estrellas se trabaja con intensidad para lograr estas mismas facilidades. De hecho, se reconoce que durante los dos últimos años se ha trabajado para incrementar la oferta turística, a la vez que se ha apostado por la renovación del producto y el uso de las tecnologías para mejorar las experiencias de los clientes. Nada nuevo que no exista en otros destinos de la zona. 

Como caso curioso, los dirigentes apuestan por la conectividad, y dicen que ahora de mayor calidad, con acceso gratis a Wifi en los aeropuertos internacionales (tan solo por media hora ¿y si la espera del vuelo se alarga?) y declaran haber incorporado nuevas aplicaciones y plataformas para los servicios al cliente con respecto al transporte y las instalaciones, así como facilidades de pago con códigos QR.

El trabajo con los servicios médicos cubanos para brindar ofertas que contribuyan al bienestar y la calidad de vida, o el ofrecimiento de las vacunas anti-COVID-19 a los clientes, no va tener impacto en la atracción turística, según la experiencia de otros países antes. Costa Rica, sin tanto acompañamiento médico, ha alcanzado un magnífico resultado en la temporada. Los aspectos de riqueza y diversidad cultural que se han trabajado con el Ministerio de Cultura, pueden quedar sobrepasados por el estado lamentable del patrimonio urbano que muchos turistas verán en cuanto salgan del entorno de sus resorts.

Los dirigentes también han apostado por la eliminación de la circulación de efectivo, incluidos los pagos de productos y servicios, por ser considerado un riesgo de transmisión de la enfermedad. De ese modo, el negocio que supone para el estado la venta de las tarjetas prepagadas en MLC se pretende potenciar, incorporando las mismas como una facilidad para los turistas en sus compras. Las han elaborado no personalizadas, y a demanda del usuario el saldo se reintegra a su salida del país, en la moneda extranjera en la que se cotiza por las Casas de cambio. Si existe en ese momento saldo en las divisas.

La apuesta por el 15 de noviembre parece clara, después del anuncio realizado por Díaz Canel, y se basa en una supuesta disminución de los casos confirmados de la COVID-19 en los últimos días, así como una presunta garantía de protección sanitaria por las vacunas que se administran a la población, de manufactura cubana, y que no han recibido hasta la fecha certificación alguna de la OMS. Se piensa priorizar la vacuna a los trabajadores del sector, del transporte, inmigración y de la aviación, e incluso, contarán con una dosis de refuerzo para desarrollar la temporada. Como se espera que para el 15 de noviembre se alcance al 90% de la población con un esquema completo de dosis, se entiende que ese será el momento propicio. Ojalá no se tenga después que lamentar.

Al mismo tiempo, se establecerá la apertura paulatina de las manifestaciones e instituciones de la cultura, como las galerías, los museos, las bibliotecas, etcétera, con el objetivo de trasmitir confianza. De forma correlativa, el 15 de noviembre, se elimina la prueba de PCR en el aeropuerto y se exigirá a todos los viajeros internacionales, cubanos y extranjeros, la presentación de un pasaporte de salud o certificado internacional anti-COVID-19 de aquellas vacunas certificadas por las agencias reguladoras correspondientes. Sin embargo, quienes no cuenten con esto tendrán que presentar un certificado de PCR negativo con 72 horas de antelación a su llegada. Los niños menores de 12 años, independientemente de su nacionalidad, no tendrán que presentar esquema de vacunación, ni PCR. Se exigirá la presentación de la Declaración de Sanidad del viajero, y se trabaja para que se haga de forma digital y presentar mucho antes del viaje, aunque esto de momento no está claro.

Será necesario el uso de la mascarilla dentro de las terminales aéreas, al igual que en todo el país, sobre todo en los lugares cerrados. Y se realizarán tomas de muestras de PCR aleatoriamente dentro de los aeropuertos, y quienes presenten síntomas serán remitidos a una institución de Salud destinada para ello, en tanto que se mantendrá la vigilancia sanitaria a todos los turistas en las instalaciones. Los propietarios de las casas de alquiler, hostales, tienen la obligación de informar a las autoridades sanitarias sobre cualquier cliente que presente síntomas asociados a la COVID-19.

Los viajeros cubanos tendrán la obligatoriedad de presentarse en el consultorio médico o en su área de Salud en un periodo no superior a las 48 horas tras su llegada, para darle seguimiento por el médico de la familia. El viajero cubano residente en el país se le realizará test de antígeno al séptimo día de su arribo y, de presentar síntomas, se trabajará como caso sospechoso.

Si después de leer y conocer todo esto, la gente sigue con ganas de viajar a Cuba, será un milagro. El turismo, si algo quiere, es tranquilidad, pero eso no quiere decir que un comunista le diga lo que puede hacer y lo que no todos los días de descanso. Es la diferencia.

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