El Banco Central de Cuba: nada que ver con la política monetaria

Elías Amor Bravo economista

Seamos claros. Si hay alguna institución de la economía cubana cuya ejecución diste mucho de lo que se espera de la misma, no es otra que el Banco Central de Cuba, responsable sobre el papel de una de las políticas económicas fundamentales para combatir la inflación, que en estos momentos se cierne sobre la economía cubana.

Una inflación que en el período enero a septiembre de este año, según la ONEI, ha experimentado un aumento del 63,37% en tasa interanual. Alguien tendrá que ocuparse de este desastre provocado por la Tarea Ordenamiento. El Banco Central es el órgano competente.

Lejos de ello, el Banco se desempeña como un órgano de control y vigilancia del sistema bancario estatal, y en vez de fomentar un mercado financiero de oferta y demanda, propicia un marco de intervencionismo, arbitrariedades y decisiones políticas al servicio del régimen para tapar agujeros de gestión. Desde esta perspectiva, nadie debe contemplar al Banco Central como un instrumento que permita promover el funcionamiento eficiente de la economía, tanto del sector estatal como el privado, y propiciar la lucha contra la inflación.

Dicho lo anterior, el Banco Central debería someterse a una profunda revisión de su modelo de actuación, pero eso no entra en los planes de su ministra presidente, Marta Sabina Wilson, en una entrevista en Granma. Lejos de asumir la necesaria transformación de la entidad, la dirigente comunista culpa a los actores económicos de no haber sabido aprovechar las posibilidades que brinda el sistema bancario para financiarse y salir adelante. ¿Será que no se explican e informan bien?

Por supuesto. Pero también hay mucho de negligencia y de asunción de tareas que no son propias de un Banco Central, al menos en la mayoría de los países del mundo. Por ejemplo, en Cuba el Banco desempeña un papel fundamental en el acceso de los productores a los créditos. ¿No deberían ser los bancos los encargados de esta misión? ¿Qué hace el Banco Central otorgando créditos y analizando niveles de solvencia? La presidenta cree que se puede lograr ese papel con una mayor participación de los campesinos, con la agricultura y otros entes, para dar a conocer el alcance de esas disposiciones.

En cuanto al papel del Banco en la deuda de algunas empresas y formas productivas como consecuencia de la Tarea ordenamiento, parece haberlo resuelto de la peor forma, otorgando más créditos. Esa espiral en algún momento estallará, si no lo ha hecho ya. Esto es visible en cuanto a las micro, pequeñas y medianas empresas, donde la presidenta aclara que como la mayoría proceden del trabajo por cuenta propia ya tenían relaciones con el sistema bancario, que les prestaba determinados servicios. La adquisición de personalidad jurídica les permite disponer de otras facilidades, básicamente conocer su situación financiera, efectuar pagos, determinar las deudas y la manera en que esta se renegociará. Más deuda.

Respecto al uso del sistema bancario por los actores económicos, la presidenta explicó que existen incomprensiones sobre esos temas, producto del desconocimiento y la falta de capacitación por parte de quienes dirigen determinadas empresas y entidades. Y añadió que la implementación de muchas medidas se ha realizado muy rápido, y, se han producido interpretaciones equivocadas que han obstaculizado llevarlas a la práctica de la manera más adecuada.

En particular, los retrasos en la entrega de tarjetas magnéticas a productores, lo que impide que reciban el dinero en moneda libremente convertible obtenido a partir de la exportación de mercancías, son para la ministra “una situación que puede haberse dado en varios lugares del país, en lo cual incidieron muchos factores” y los cita. Primero, durante la pandemia se incentivó el uso del comercio electrónico y de las tarjetas magnéticas, que en algún momento sobrepasó las posibilidades para actuar con mayor agilidad. También hubo demoras en la adquisición y contratación de las tarjetas, que son importadas; no solo por cuestiones financieras, sino porque se dificultaron las vías de obtener esos medios de pago y su llegada a Cuba en las fechas previstas.

De igual modo, como todas las tarjetas se personalizan en La Habana, específicamente en Redsa, para luego, desde allí, ser enviadas a toda la nación, se complica el proceso. No puede olvidarse tampoco que muchos trabajadores de los bancos sufrieron la covid-19, lo que obligó a modificar horarios y a cerrar varias sucursales.

Y añadió que, ante esa situación se han buscado alternativas, como la contratación de gestores que lleven las tarjetas a las personas más vulnerables a su casa, o separar ese servicio del resto, entre otras medidas. No obstante, ha habido problemas en la entrega de estos medios de pago.

Respecto a la demora en el pago a los ganaderos que acopian y venden leche, la presidenta lanzó balones fuera indicando que el Banco no es el que contrata la entrega de la leche. Por el contrario, definió al Banco como un intermediario entre la Empresa Láctea y las formas productivas y culpó a la situación de muchas empresas con las cuentas por cobrar y por pagar, que, al estar atrasadas, incide en el impago, así como las insatisfacciones con el precio fijado a la leche y su acarreo, culpando a la Tarea Ordenamiento de nuevos trámites.

La prohibición desde junio de realizar depósitos en dólares en los bancos, ni ninguna otra transacción en esa moneda, que se anunció como una medida temporal, sirvió a la presidenta para atacar el bloqueo estadounidense, que, en su opinión, impide que se puedan situar los dólares en las cuentas de los bancos en el exterior, a fin de poder hacer los pagos de las obligaciones que tiene la nación.

Recalcó que se dijo que era una medida temporal, que se transformaría en función del cambio de circunstancias y de la política de Estados Unidos respecto a Cuba, “pero como ese país impide que se envíen remesas, persigue las transacciones financieras y hace todo lo posible para ahogar económicamente a la Isla”, las cosas no pueden cambiar.

El Banco Central de Cuba, órgano responsable de la política monetaria, anda metido en estas trifulcas por obra y gracia de los dirigentes comunistas, y en concreto de su presidenta, que se debe sentir cómoda en este lío. Entre medidas para dinamizar la producción agropecuaria, ampliando a otros productos y programas priorizados de la producción de alimentos[1] los beneficios de tasas de interés y plazos. O la autorización del uso y operatoria de cuentas bancarias para las operaciones de compra y venta de bienes, y de prestación de servicios en MLC por parte de las formas de gestión no estatal (personas naturales, formas de gestión no estatal; micro, pequeñas y medianas empresas; personas jurídicas extranjeras; formas asociativas; y cualquier otro sujeto autorizado) y poco más.

El Banco Central de Cuba ve desdibujado en su importante papel y entra de lleno en la problemática cotidiana de la economía, sin vigilar el comportamiento de la oferta monetaria, los tipos de interés y el control de la inflación. Así le va a la economía cubana: sin orden ni concierto.



[1] Como tomate, la soya, el ganado porcino y el ganado mayor, los cuales se suman a otros como el arroz, el frijol, el maíz, la papa, el plátano, la yuca y el boniato, que ya habían sido tenidos en cuenta.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Muy deficientes resultados en la construcción de viviendas en el primer semestre

¿Qué pasó con el turismo en 2023? ¿Y qué pasará en 2024?

La propuesta de que la economía funcione para la mayoría