La mirada estratégica a las mipymes de la ministra Odriozola: ¿Qué ocurre con el 80% de mipymes no aprobadas?

Elías Amor Bravo economista 

En una breve nota en Cubadebate, la viceministra de economía ha ofrecido algunos datos relativos a la marcha de proyectos aprobados de mipymes en Cuba. Datos que se deben analizar con atención. Al parecer se ha recibido hasta la fecha más de 500 solicitudes para la creación de micro, pequeñas y medianas empresas, y en cambio, se ha aprobado 104. Hagan una cuenta rápida, ¿Qué ha pasado con el 80% que no se ha aprobado?¿por qué no se ha respetado la voluntad de los propietarios de crear las mipymes?

La explicación la ofreció la propia viceministra en una jornada titulada  "Transformación de los actores económicos del país". En esencia, de lo expuesto se puede concluir por qué en Cuba el experimento de las mipymes no puede salir bien, tal y como ha sido diseñado e implantado por el gobierno comunista. Y lo decimos con tiempo suficiente para que se adopten las medidas necesarias para encauzar el proceso por otra vía distinta. No harán caso, y luego vendrán las lamentaciones de siempre.

La viceministra de economía, la señora Odriozola, ha dicho, y cito textualmente, que “el gobierno ha enfocado una mirada estratégica en las mipymes”. Luego culparán del fracaso al embargo o bloqueo, o a las secuelas del COVID-19, o a los malévolos acreedores externos, o vaya usted a qué. Pero como en otros tantos casos, la responsabilidad es del gobierno, y básicamente se encuentra en que las mipymes para nada necesitan de una mirada estratégica de ningún gobierno.

Lo que de verdad necesitan las mipymes, y las empresas privadas para crecer, ser rentables, generar puestos de trabajo y ganar dinero, es libertad económica, un marco flexible y estable, transparente y ordenado para la actividad y reglas claras. No hace falta la mirada estratégica de ningún cuerpo de burócratas aburridos. Más bien eso puede acabar eliminando a muchas mipymes.

Las palabras de la viceministra Odriozola, mano derecha de Alejandro Gil en economía, han quedado recogidas para la posteridad, y aunque ella no lo quiera reconocer, esa “mirada estratégica” supone: intervencionismo, control, persecución y castigo como reglas del juego para las mipymes que se lancen a la arena en Cuba. Por ello, nada bueno.

El sistema de economía de mercado, exitoso en la mayoría de países del mundo, se basa en algo que los comunistas cubanos desconocen, que se llama la confianza. Esa mirada estratégica que se quiere implantar en Cuba supone que los dirigentes comunistas de la Isla han dado vía libre a las mipymes negándoles la confianza necesaria para que evolucionen y crezcan en su propio interés.

La ministra no quiere que existan dudas sobre esa intervención directa del gobierno en las mipymes, y dijo, “la mirada estratégica para nosotros es que las mipymes en Cuba cumplan una de estas tres funciones: que aporten a la transformación productiva del país, que puedan insertarse en los mercados internacionales por la necesidad de exportación que nosotros tenemos y que puedan aumentar la satisfacción de la población”. Más claro, blanco y en botella.

La mirada estratégica presupone que las mipymes, como las cooperativas, los trabajadores por cuenta propia y las empresas estatales, deben estar al servicio del régimen comunista. Se les dejará jugar en la medida que sean obedientes y respeten la “legalidad socialista” que es lo más contrario que existe a la libertad económica. E régimen quiere que las mipymes se orienten a la exportación, cuando existen notables necesidades internas por satisfacer, y si acaso, una supuesta transformación productiva, que no se sabe en qué consiste. En todo caso, la última palabra en las mipymes no la tienen sus creadores, los empresarios privados, como en otros países del mundo, sino los dirigentes comunistas que harán y desharán a su antojo. Tiempo al tiempo.

Las palabras de la ministra insistieron en la idea de transformar la matriz productiva del país. Con ello se indica “que se espera que nazcan  nuevas industrias, que se deben incorporar a servicios o la producción de bienes que no existían hasta el momento, para aumentar la satisfacción de las necesidades de la población y para también insertarnos internacionalmente”. La letra posiblemente es buena, pero la música no entona. Porque la viceministra cree que se pueden lograr estos objetivos con el marco intervencionista que han creado por medio del Decreto Ley 46 de las mipymes, que en mi opinión, y en la de numerosos economistas cubanos, nace muerto porque no viene a garantizar la necesaria libertad de las empresas para decidir su futuro. Sin esa libertad, hay poco que hacer. Nada.

La ministra hablo de coherencia con la regulación de otros actores económicos. Pero tampoco es cierto. A pesar de la abundante carga normativa reciente, se mantienen unas diferencias tributarias, financieras y de injerencia y control entre mipymes, trabajadores por cuenta propia y cooperativas no agropecuarias que hacen muy difícil hablar de una regulación mínima común.

Nada de eso es cierto, y las diferencias condicionarán la propia dinámica de las entidades privadas, lo que debe ser interpretado como una consecuencia del fracaso de las políticas del gobierno en esta materia. La falta de un ordenamiento jurídico transparente, estable y no intervencionista se dejará sentir en cuanto pierda fuerza el embullo de estos primeros instantes. En seis meses, no se creará una sola mipyme en Cuba.

La insistencia de la ministra en “ir trabajando paulatinamente en políticas públicas que promuevan las mipymes de base tecnológica, las de innovación o que promuevan las mipymes con una vocación exportadora” supone que otras actividades fundamentales para la economía, como alimentación, servicios a la vivienda incluida la construcción, o bienes de consumo intermedio, pasen a otro plano de relevancia.

Cuando la ministra dice que no se deben orientar recursos ni políticas públicas para incentivar mipymes de subsistencia, confirma que su visión personal de la realidad es muy diferente de la que vive a diario el cubano. Que tal vez debería darse alguna vuelta por los barrios vulnerables de la capital y comprobar si lo que declara es correcto o tiene sentido.

Porque cuando se produce una distancia tan grande entre quien gobierna y el pueblo llano, lo que se produce a continuación es bien conocido. La señora Odriozola debería saber que los programas informáticos y la innovación tecnológica no se comen, y hay necesidades inmediatas de los niveles más bajos de la pirámide de Maslow que en Cuba no se les presta la debida atención.

Cierto que en un momento de su intervención, la viceminista dijo que no existe ningún  organismo o entidad que someta a su dirección a las mipymes. Y volvió a falsear la realidad, ya que es el gobierno mismo, y su ministerio, quien decide aprobar o no las mipymes, siendo este el máximo nivel de control que se puede ejercer sobre la actividad de los agentes económicos.

También dijo que pueden contratar, en igualdad de condiciones, bienes y servicios con los demás sujetos de la economía, y puede que sea cierto, pero la viceministra debería explicar con qué contratos estatales empiezan a funcionar las miymes informáticas aprobadas, y, sobre todo, mediante qué procesos concursales se consiguieron. Abrir la contratación estatal a las mipymes sin arbitrariedades políticas es una cuestión de la máxima relevancia. Lo mismo que dejar libertad absoluta para que las mipymes puedan contratar libremente con otras similares o con extranjeros. Hay mucho camino por recorrer.



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