Murillo y la Tarea Ordenamiento: la culpa es de otros
Elías Amor Bravo economista
Ayer compareció Murillo en la Asamblea Nacional para hablar de la Tarea Ordenamiento después de un largo silencio. Y dijo lo que es conocido de todos. No aportó nada nuevo, ni siquiera soluciones para un problema generado por la tozuda aplicación de una política económica mal diseñada y peor implementada, que está causando estragos en la debilitada estructura de la economía cubana.
Ir al parlamento a decir que la inflación minorista es la principal “desviación” de la Tarea Ordenamiento, es quedarse como siempre en la punta del iceberg y no reconocer que lejos de eufemismos que no vienen a cuento, esa inflación es un grave peligro para la economía cubana, calculada por la ONEI en un 63%. Lo peor, lo que verdaderamente está golpeando a los cubanos es el descontrol de los precios.
Los golpean de forma directa sobre el poder adquisitivo. Los comunistas deberían entender que no por mucho subir los salarios (sin tener en cuenta la productividad, como hicieron en 2019, y después a partir del 1 de enero de 2021) se puede mejorar el nivel de vida de la población. Espero que hayan aprendido de esta experiencia y eviten políticas populistas en el futuro. Recomponer ahora la capacidad de compra de la población puede ser complicado, pero debe ser uno de los retos inminentes de la política económica.
Reconocer, como hizo Murillo ante los diputados, que la inflación es consecuencia directa de un grupo de medidas que se adoptaron “para ajustar, tal y como se previó pero que tuvieron problemas de diseño y del proceso de puesta en práctica de la unificación monetaria y cambiaria, así como por desviaciones derivadas del difícil contexto que ha vivido la economía cubana” y, por tanto, que no salieron bien, es suficiente para presentar la dimisión y asumir responsabilidades. Nos quedamos esperando.
Porque Murillo pasó la papa caliente a otros. Por eso hablo y largo tiempo, del grupo temporal de trabajo que creó desde su comisión, para analizar los procesos y rectificar, en la marcha, los problemas de diseño y hacer ajustes de las medidas, tal y como se previó inicialmente, a partir también de la difícil situación que presentó la economía nacional y las desviaciones del contexto en que se ha tenido que llevar a cabo el Ordenamiento.
Y ofreció datos; hasta la fecha, el grupo ha realizado 93 reuniones y se han presentado 294 temas, en tanto se tomaron 256 decisiones (cambio de la tarifa de electricidad y de la escala salarial de los maestros roneros, por ejemplo), que condujeron a la emisión de 171 normas jurídicas, de las cuales ya están en proceso 30, pendientes nueve, incumplidas dos y una quedó sin efecto. La pregunta inmediata es ¿para qué sirve tanto balance de medidas, decisiones y de grupo temporal de trabajo, si la economía está hundida?
A continuación, Murillo dijo algo así como un galimatías, y cito textualmente, “medir el resultado de la Tarea Ordenamiento, no es decir si salió bien, mal o parcial, pues hay que compararlo con el diseño de la medida para tener una idea más real de cómo han sido las cosas en detalles. ¿Han entendido algo? Si yo hubiera sido diputado de la Asamblea nacional me habría puesto de pie y habría abandonado el salón ante un insulto tan evidente a la inteligencia. Más aún, cuando empezó a citar datos. Según Murillo, “para este año se diseñó una inflación mayorista de 1.200%.
En enero los precios crecieron 224% en comparación con diciembre, en febrero 12% más, en tanto en junio contra mayo creció 6,53%”. ¿Qué quiere decir, que la tasa de inflación está descendiendo? Inadmisible. Está en un 63% en septiembre y eso no se reduce tan fácil. Según su criterio, la expansión de los precios tuvo que ver con el aumento de costes de la empresa eléctrica y del tabaco. Y entonces, nadie preguntó, ¿y a qué se debió el aumento de los costes de la eléctrica o del tabaco? Porque ese realmente es el problema, y, sin embargo, Murillo no lo mencionó. Las alzas salariales sin referencia de productividad, decisiones del régimen, están en el origen de una inflación que está provocando daños irreparables a la economía.
En cambio, se inventó un argumento de que “el ajuste esperado en la economía relativo a que los precios mayoristas crecieran menos que el nivel de devaluación diseñado se logró”. No sé de dónde sale ese dato. Murillo puede tener claro que, si la inflación minorista se dispara, la mayorista seguirá sus pasos. Las interdependencias en las economías tienen estas cosas.
Es lo mismo que reconocer que el crecimiento de los precios de las empresas estatales (222% de inflación) está por debajo del diseño. ¿A dónde cree Murillo que se trasladan esos aumentos de precios? Pues a la inflación que sufren los consumidores y hay dudas de que esos niveles de inflación tan elevados puedan impactar la rentabilidad empresarial. Más bien todo lo contrario. Las pérdidas registradas por las empresas estatales en el primer semestre lo confirman. La peor arma para influir en la rentabilidad empresarial es la inflación. Precisamente es uno de los principales enemigos de los resultados de las empresas.
Murillo también ofreció un dato que asusta. Según sus estimaciones, en el mercado informal, la inflación alcanza un 6.900%, con un impacto directo tanto en el minorista como en el mayorista. La preocupación de Murillo, muy propia de los comunistas, es que un actor económico pueda conseguir materias primas en el entorno de las empresas estatales y después forme sus precios en el entorno de cambio de divisa de 1x70, lo que le podría proporcionar grandes utilidades, y como consecuencia de este comportamiento, la inflación puede aumentar en el futuro.
A Murillo no le gusta este tipo de gestión empresarial que, por otra parte, ha generado el régimen con la dualidad monetaria que se resiste a eliminar y que fue uno de los motivos de la Tarea Ordenamiento. Su idea era que las producciones nacionales fueran más baratas que las importaciones, pero a pesar de la intensa devaluación del peso en un 2.300% eso no se ha conseguido. Otro fracaso más.
Llegado el momento de explicar ¿Cómo se resuelve esto? Murillo planteó actuar sobre los precios mayoristas para administrar estos diferentes tipos de cambio en la economía. Matar moscas a cañonazos. Utilizó el argumento de que como en el sector empresarial, “no ha habido un disparo de la inflación mayorista”, se dan las condiciones para actuar y corregir la inflación del resto de la economía. ¿Qué va a hacer Murillo? ¿Tal vez topar precios industriales? Si esta es la decisión, el caos no solo estará en las bodegas, sino que habrá escasez de insumos y bienes intermedios, y la economía se puede ver paralizada. Que no jueguen con fuego, que pueden acabar más quemados que ahora.
A vueltas con la inflación minorista, los cálculos de Murillo eran que las ventas totales iban a crecer 1,6 veces y los ingresos 5 veces, de ahí que el objetivo de inflación minorista sería de un 60% (qué curioso, la misma que hay en septiembre) es decir que los precios minoristas iban a crecer mucho menos que los ingresos, una idea con la que se aprobó la Tarea Ordenamiento y la reforma salarial.
Pero las cosas no salieron como se esperaba, porque si bien la inflación minorista evolucionó de acuerdo con el diseño, ese 60% no coincide con lo que la gente está viviendo. La gente está experimentando precios 7, 10 veces superiores. Murillo debería saber que no se puede jugar a ser el mercado e intervenir oferta y demanda, cuando no se está en esa dimensión, y querer ser algo que no se es, acaba llevando a estos resultados.
Incluso llegó a decir, que por suerte la inflación minorista solo incluye precios estatales, ya que, si tuviera en la cesta bienes del mercado informal, sería muy superior. Ah, ¿pero es que Murillo no sabe que en el consumo real de los cubanos existe una elevada participación de bienes y servicios del mercado informal? Y ¿sabe por qué ocurre? Porque el sistema estatal es incapaz de producirlos y ofrecerlos. El mismo se dio la razón cuando dijo que los precios de los servicios de transporte y vivienda (con altos niveles de informalidad) y los alimentos tienen crecimientos muy superiores al 60% diseñado.
En tales condiciones, Murillo reconoció que la canasta de bienes y servicios de referencia alcanzó su costo más elevado en La Habana, con 3.250 pesos, y en las provincias orientales con 3.057, cuando su valor diseñado en la Tarea Ordenamiento era de 1.528 pesos. Incluso, la alimentación fuera del hogar, calculada en torno a los 400 pesos, está en 800.
En este punto, como medida correctiva de la inflación, Murillo citó las ventas de garaje y reconoció que tampoco habían tenido los resultados previstos. ¿A quién se le ocurre luchar contra una inflación del 63% con ventas de garaje? Es que es de partirse de risa, aun cuando la situación no está para bromas.
Murillo dedicó parte de su intervención al análisis de la circulación mercantil minorista, constatando la existencia de un déficit de oferta en el orden de los 60.000 millones. Puso el ejemplo de que los ingresos estaban previstos en 175 mil millones, y en cambio, han alcanzado los 176 mil millones, de modo que “se caen las ofertas, pero se mantienen los ingresos”.
Y por ello, con un exceso de dinero líquido en la economía con respecto a la producción real, los precios suben. Hasta aquí podemos coincidir, lo que no está tan claro es que haya que adoptar, como dijo Murillo, políticas fiscales para controlar el dinero en circulación, porque mucho me temo que ese no es el ámbito de la política fiscal o presupuestaria, sino de la política monetaria. Me gustaría creer que este es un lapsus del artículo en Granma que recoge la información y no un error conceptual de Murillo, lo que sería ya demasiado.
Según Murillo, el equilibrio monetario exige que el Estado recoja por medio de las ventas minoristas estatales el 92% de los ingresos de la población (esto da una idea del peso enorme del Estado en la economía, que no se reduce) mientras que el restante 8% se mueve entre personas. A las formas no estatales que venden el Estado recoge el dinero por medio de los impuestos. Según las últimas estimaciones, el Estado solo está recogiendo un 67,3%, lo que implica que la población acumula más dinero de lo que debiera o se lo gasta por otras vías al margen del circuito estatal, que es lo más probable en el actual desorden que existe en el modelo social comunista. Además, según Murillo, el dinero está polarizado porque gente con mucho dinero. Increíble.
Murillo tuvo tiempo para advertir de los efectos de la dolarización parcial de la economía que está teniendo lugar, y señaló al respecto que se ha incrementado la inconvertibilidad de la moneda. Eso será en las cadecas, porque en los mercados informales no existen obstáculos para los cambios. También explicó que se ha conseguido reducir los subsidios y gratuidades, al tiempo que se incrementó el empleo y la economía ha logrado tomar otras medidas en el entorno monetario. Obviamente, sin ofrecer datos de estas relaciones.
Para controlar el dinero en circulación, Murillo citó entre otras “la necesidad de una mayor participación de los productores nacionales, mejor control de la liquidez en manos de la población y las medidas compensatorias para la atención a las personas más vulnerables”. Nada de política monetaria dirigida por un Banco Central independiente del ejecutivo.
En la última parte de su presentación, Murillo abordó las informaciones sobre el sistema empresarial procedentes de los estados financieros presentados a la ONEI con datos expresados en pesos cubanos a la tasa de cambio de 1x24.
El análisis realizado incluyó 1.872 estructuras empresariales, entre las OSDE, las sociedades mercantiles 100% cubanas y todas las modalidades de inversión extranjera, mientras que 150 entidades quedaron fuera por incongruencias con los estados financieros.
En el periodo estudiado un grupo de empresas (sin precisar cuántas) cerró con utilidades, en tanto que citó que 458 presentaron pérdidas, de ellas 164 del sector agropecuario (4.000 millones de pesos) que tanta falta hacen a la población, mientras las pérdidas en el sector no agropecuario se calculan en más de 2.000 millones de pesos. De las pérdidas reportadas estimadas en 7.000 millones, el 82% se concentra en la actividad agropecuaria, Azcuba, comercios provinciales, otras subordinadas al gobierno territorial, Gesime y en el GEIA. Con respecto a los gastos por pérdidas y faltantes de bienes (1.609 millones de pesos), aparece una concentración en MEDICuba S.A., asociado a errores contables, y en las empresas de Comercio y Gastronomía de La Habana.
Antes de la Tarea Ordenamiento, en un ambiente de 1x1, por cada peso de venta las empresas recibían 14 centavos del Presupuesto, lo que implicaba que una empresa que recibía subvención del Estado podía tener utilidades y, además, repartirla entre sus trabajadores. Ahora, se quedó en cuatro centavos, y eso, según Murillo, es un resultado positivo del Ordenamiento, pues se reduce la subvención a las ineficiencias del sistema empresarial.
De esos cuatro centavos, el 75% están asociados al subsidio al consumo, lo que, para el año próximo, según su criterio, si se logra estabilizar los precios, paulatinamente se irá eliminando, y entonces se podría hablar de no subsidiar productos, sino a personas, que es el objetivo.
En su análisis, Murillo calificó como aspecto positivo la reducción del nivel de subvención del presupuesto del Estado a las empresas estatales, en tanto que destacó la decisión del régimen de mantener los subsidios al consumo, fundamentalmente en el comercio, para lo que se destinaron 30 mil millones de pesos.
Finalmente, señaló que el salario medio en Cuba, tras la Tarea Ordenamiento, quedó situado en 3.838 pesos[1], y las mayores cifras se presentan en las OSDE (4.037 pesos mensuales). La rentabilidad de las empresas en función de las ventas netas de Cuba se estima en un 17%, la más baja el sector estatal con un 9%, asociado a problemas de precios, exceso de trabajadores indirectos a la producción, entre otras causas.
Murillo no perdió oportunidad para reproducir los ejes del discurso del régimen, insistiendo que el escenario en que se desenvuelve la economía se ha hecho muy complejo como resultado del recrudecimiento del bloqueo económico de EE. UU., el agravamiento de la pandemia de la COVID-19, y las consecuencias de la crisis económica internacional.
No obstante, concluyó igual que como empezó, señalando que la inflación es el principal peligro, y asoció a ella los riesgos derivados de un déficit de la oferta, el incremento de ingresos de la población, que aumenta su demanda solvente, la tasa de cambio del mercado informal por encima de lo oficial, y el elevado déficit fiscal. En su opinión, la devaluación del CUP ha permitido avanzar en el complejo proceso de corrección de los precios relativos en el sector empresarial, y que se produzca una devaluación real, pero el sistema empresarial no ha sido capaz de sacar provecho a la devaluación ni aplicar las medidas diseñadas para hacer más eficiente su gestión. Como siempre, la culpa es de otros. No. Murillo no dice la verdad. La gestión, sobre todo, el diseño inicial de la Tarea Ordenamiento es el auténtico y grave error cometido con las consecuencias que se están viendo, y la responsabilidad es suya.
Me gusta este tipo de análisis. Tengo mucho que agregar al respecto. Podemos ponernos en contacto https://justicefighter08.blogspot.com/2021/07/blog-post.html?m=1
ResponderEliminarPor ahora solo decir que mirando macroeconomicemte Cuba está mal. Pero si lo moramom socialmente y a nivel de los ciudadanos Cuba está en una situación crítica, insostenible, de emergencia total. Sí ellos calcularon un valor de canasta básica, a partir del cual ajustaron el salario, y ahora reconocen que está al doble (un cálculo cómo siempre por debajo de la realidad) significa que un por ciento grande de la población tiene ingresos por debajo del costo real reconocido de la canasta básica. O sea, que no puede sobrevivir con un salario formal. Otro gran porciento solo logra sobrevivir. Cómo se ve en el artículo por la vía de la "Revolución" no se va a llegar a una solución, imdeindependi de sí es por causas internas o externas. Ya son tres generaciones que no han conocido lo que es vivir en un país normal, los cubanos ya están cansados. La solución inmediata y no nos llevará a una solución ideal pero si a una situación inconmensurablememte mejor es ponerse de acuerdo con Estados Unidos para que quiten el bloqueo. Estoy seguro que se logra a cambio de aceptar pluripartplutip y elecciones presidenciales populares. Sí supuestamente el pueblo apoya a la Revolución, porqué mantenernos en la miseria y morir sin poder tener una vida decente trabajando como esclavos? Porque saben que la primera votación real que se haga en Cuba la pierden. No de defienden ningún pueblo. Solo su cargo. Estados Unidos es genocida por implantar el bloqueo y el gobierno de Cuba por permitirlo.... Y muchas otras cosas más con las que se podría hacer un libro
“Con respecto a los gastos por pérdidas y faltantes de bienes (1 609 millones de pesos), aparece una concentración en MEDICuba S.A., asociado a errores contables…”
ResponderEliminarUna vergüenza con los enfermos y muertos por la Covid 19 en Cuba.
Profe. Otros informes dan a conocer una inflación de más de 700 y el oficial estimó un 70 por ciento para el cierre anual. Cuál es la inflación según la variación del IPC porque la sye se siente equivalente a un aumento medio de precio de 10 veces? Bendiciones.
ResponderEliminarCuando se daran cuenta que como dijo Fidel: "El sistema no funciona ni para ellos mismos". Aganle caso al Lider maximo!!
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