Dos días en Moscú es mucho tiempo

Elías Amor Bravo economista 

Segundo día en Moscú, y Díaz Canel prosigue su visita sin haber tenido el deseado contacto con Putin. La agenda se impone por la fuerza. Y mientras tanto, hacer turismo y mantener encuentros de segundo nivel. Solo en estos términos se puede interpretar la visita a Zugánov dirigente comunista ruso, calificado por la prensa estatal cubana que acompaña la comitiva, como “reencuentro de amigos”. ¿Y en esto se gasta Díaz Canel el dinero de los cubanos? Conviene recordar que el partido comunista en Rusia es una minoría política en el parlamento de 450 diputados apenas cuenta con 57. Nada que ver con la "hegemonía" cubana. Tal vez puede ser un presagio, nunca se sabe.

Así que entre “la calidez del reencuentro entre amigos” del que habla la prensa estatal, “el abrazo fuerte, grande de Raúl Castro” y demás majaderías, en realidad los dos comunistas hablaron de cosas intrascendentes que no sirven para hacer caja. De dinero, nada, todo lo más conversar y conversar.

Y así, entre el agradecimiento por el apoyo del partido comunista de la Federación de Rusia a la causa cubana y el agradecimiento del partido homólogo cubano al ruso por el apoyo recibido (hotel Saratoga, base de supertanqueros, ciclón Ian, y en una reunión de partidos obreros en La Habana en enero), los dos dirigentes acordaron promover en la Duma una Resolución de apoyo a Cuba en la lucha contra el bloqueo. Una resolución que si no tiene el apoyo de los 324 diputados de Rusia Unidas, el partido de Putin, quedará en agua de borrajas.

Además de la reunión de pasar el rato entre aliados comunistas con Zugánov, Díaz Canel dedicó el lunes de asueto a entrevistarse con Dimitri Medvedev, vicepresidente del consejo de seguridad de la Federación de Rusia y, al mismo tiempo, presidente del Partido Rusia Unida en la residencia Gorki, en las afueras de la ciudad de Moscú. Ya no es el comunista de turno el que recibe a los cubanos. No hay desfiles en la plaza roja ni nada parecido. Corren otros tiempos. Había cierta expectación.

Medvedev aprovechó para tranquilizar a su interlocutor y le confirmó la agenda de las conversaciones con Putin, autoridades del Parlamento y del Partido, que según él, se deben interpretar como demostración de los lazos de amistad que unen a rusos y cubanos desde hace muchas décadas. Aunque, en realidad, Rusia Unida tiene poco que ver con los comunistas cubanos.

También se habló de las sanciones contra Cuba y Rusia, de las que se estableció un complicado paralelismo que los dos dirigentes saben que no se corresponde con la realidad, y que en lo único que pueden coincidir es que "afecten a la cooperación económica entre los países y los lazos entre partidos". A Díaz Canel le viene de maravilla esa comparación de Medvedev, aunque sabe que Cuba puede comerciar libremente con todo el mundo, recibir inversiones y turistas de donde sea. Y que el único país con el que mantiene un contencioso sabe cómo lo puede arreglar en cuanto quiera. Nada que ver con el aislamiento internacional de Rusia por la guerra sangrienta de Ucrania.

Si Díaz Canel y Medvedev quieren trasmitir que padecen de las mismas “complejidades por las sanciones impuestas” están en su derecho, pero nadie se debe llamar a engaño. La situación de Rusia y Cuba no tiene nada que ver y que si deciden “intercambiar ideas para fortalecer las relaciones económicas y ampliar el diálogo político” que luego no se quejen. Desde luego, la visión política de Díaz Canel no puede ser más miope, a la espera de lo que diga Putin.

La misma jornada del lunes, Díaz Canel siguió con la visita turística con el habitual tributo a los soldados soviéticos caídos, y a la sede del canal Russia Today. 

En la tumba del soldado desconocido, con un frío polar insoportable de 10 bajo cero, Díaz Canel llegó acompañado de su comitiva y, por supuesto, de la presunta primera dama, Liz Cuesta que, desde el pañuelo de la mezquita, ha desaparecido de los focos.  La crónica de la prensa estatal cubana da cuenta de cómo fue todo.Y para acabar la jornada, y acompañado de Liz Cuesta esta vez, Díaz Canel visitó los estudios de RT en español y una entrevista a la corresponsal y presentadora del canal Aliana Nieves.

Allí volvió a repetir que se están dando pasos para "para profundizar en la relación económica y la relación comercial" entre ambos países, y que sea la base de una relación mutuamente beneficiosa, con empresas y programas conjuntos, sin precisar más.

Después, destacó el papel fundamental de RT en el panorama mediático de Cuba y su influencia, especialmente entre la población joven. Recordó la visita de un equipo de RT a la isla en mayo, durante la cual se realizaron seminarios con el equipo de prensa presidencial, así como se impartieron cursos para periodistas cubanos con un especial enfoque en redes sociales.

Y acabó apostando, como siempre, por reforzar la relación con RT y propuso, como mínimo" intercambios de las dos partes” en referencia a la Ley de Comunicación social que será tramitada en la Asamblea nacional.

A última hora de la tarde, cuando Igor Sechin, director Ejecutivo de la petrolera rusa Rosneft, iba saliendo del recinto donde sostuvo un encuentro con Díaz Canel, fue abordado por unos periodistas que también se dirigieron a Díaz Canel.   

Llamó la atención la brevedad con que se expresó el directivo de Rosneft a la prensa, que recalcó que “hay que trabajar, seguir trabajando; y vencer”, dando a entender que no hay nada cerrado en cuanto al petróleo ruso que Díaz Canel ha venido a buscar y que habrá que esperar.

Viendo comprometidas sus posiciones, al encontrar que su interlocutor no anunciaba acuerdo alguno, Díaz Canel volvió a lo de “encuentro afectuoso y cordial”; y expresó al interlocutor satisfacción por la ocasión del intercambio y el saludo enviado por Raúl Castro. Ni un céntimo en todo ello. Ni una gota de petróleo ruso, aunque el dirigente cubano no lo quiso reconocer y aprovechó para recordar a los periodistas lo ocurrido con el oxígeno medicinal, justamente, en el momento del pico pandémico de la COVID-19, cuando el país caribeño sufrió la rotura de la fábrica que debía garantizar el preciado elemento químico, tan importante para salvar vidas”. Agua pasada, no mueve molinos.

Y en este punto, entrada la tarde noche del lunes, llegó el momento de valorar lo acordado por Ricardo Cabrisas con Dmitry Chernyshenko, viceprimer ministro ruso. Hasta ese momento, nadie de la delegación se había pronunciado por el tema, en el que se intentó “comprender toda la problemática cubana, y facilitar que continuemos ampliando nuestras relaciones económicas y comerciales”.  

Díaz Canel mostró su optimismo “por todo el trabajo que han hecho en estos días y pasó a exponer el contenido de los acuerdos, pero sin demasiada concreción.

Al igual que en Argelia, se planteó la cuestión de la deuda de Cuba con la Federación de Rusia, incobrable en estos momentos, por la difícil situación económico-financiera desde el segundo semestre de 2019. Y como no podría ser de otro modo, culpó de ello a más de 243 medidas de Trump, que recrudecieron el bloqueo, aunque el sabe que la responsabilidad es de la reducción de los suministros de petróleo de Venezuela.

Justificó la deuda con Rusia porque las principales fuentes de ingreso en divisas se cortaron en seco y ello “provocó una compleja situación asociada a los abastecimientos, la situación eléctrica, así como la producción de bienes de consumo para la población cubana, las disponibilidades de recursos y las posibilidades de exportación”. Nunca antes había descrito Díaz Canel de forma tan precisa el entorno de la economía cubana en los últimos tres años.

Y en este punto, sostuvo que “en el menor tiempo posible que nuestra economía lo permita, estaremos honrando los compromisos que tenemos con Rusia”, pero claro, eso no va a ocurrir en el corto plazo. Conviene recordar que Rusia fue especialmente generosa en la condonación de la deuda soviética arrastrada desde los años 80 del siglo pasado por Fidel Castro, y ha comprobado que, con ello, lo que ha conseguido es que la Cuba comunista aumente su endeudamiento más aún.

Díaz Canel vinculó la creación de los cinco candidatos vacunales, tres de ellos convertidos en vacunas con la Estrategia de Desarrollo Económico y Social actualizada, y agradeció a Putin el “apoyo fundamental de la Federación de Rusia” y el “mantenimiento de un alto nivel del diálogo político”, resumido en “siete conversaciones telefónicas” con el presidente Putin.

Y para acabar sostuvo su “convicción de que podemos seguir perfeccionando nuestras relaciones económico-comerciales”. Y poco más se supo de los acuerdos, a la espera de que tenga lugar la deseada reunión con Putin.

Chernyshenko agradeció las palabras del dirigente cubano, y dijo lo que todo el mundo sabe desde 1961, que “Cuba constituye nuestro socio clave, y es un socio de confianza para Rusia en la región latinoamericana; la relación con Cuba no está sujeta a una coyuntura global cambiadiza, es de carácter estratégico y con visión de futuro”. 

Y con respecto a la comisión intergubernamental Cuba y Rusia, con Cabrisas, destacó que todas las reuniones se llevaron a cabo en una atmósfera constructiva y se discutieron importantes proyectos asociados a “temas prioritarios para ambos países como la industria, la energía y el transporte”. ¿Habrá que esperar a la reunión con Putin para enterarnos?


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