¿Una zona de desarrollo especial en el Caribe? Otro despropósito de régimen

Elías Amor Bravo economista

La prensa estatal comunista cubana se ha volcado con la VI conferencia internacional de cooperación de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) celebrada en La Habana. Una reunión en la que se ha hablado, como no podría ser de otro modo, de solidaridad, cooperación e integración del Caribe.

Pero que nadie se llame a engaño, para un país supuestamente embargado y bloqueado del exterior, como dicen los comunistas que está Cuba, hubo otro ámbito del diálogo que va en contra de esa imagen de aislamiento. En la conferencia se dedicó especial atención a la integración económica de la región, fundamentalmente en las esferas del comercio, del transporte, del turismo sostenible y de enfrentamiento a los desastres naturales. 

Dicho de otro modo, en este foro se pasó de la solidaridad al negocio dando un pequeño paso, y los comunistas cubanos ensayaron a fórmula ante sus invitados. ¿Cómo lo hicieron

Pues la fórmula la pusieron encima de la mesa Díaz Canel en la inauguración y Bruno Rodríguez en la clausura, ofrecieron a los países de la AEC el potencial científico e investigativo de Cuba, “y la experiencia de nuestros expertos”. ¿Venta de servicios de investigadores cubanos? 

Venta de lo que sea. El régimen ve que los médicos ya no tienen demanda. Los entrenadores, maestros, asesores y policías, llegan a donde llegan. Por tanto, hay que ir buscando otros negocios. Y nada de solidaridad o cooperación altruista. Se acabó la edad de la majadería de Fidel Castro. Que nadie se crea ni un solo minuto que esos investigadores van a salir gratis. Se va a pagar por ellos un alto precio, y la caja del estado comunista cubano a recaudar.

El dinero dedicado a esta conferencia podría compensarse si alguno o algunos de los países de la AEC formularan pedidos de investigadores al régimen comunista de La Habana. Además, como dijo Rodríguez, este gasto está justificado porque “América Latina y el Caribe enfrentan un panorama económico y social muy complicado. Crecieron la pobreza y la inseguridad alimentaria. Se desaceleró el crecimiento económico y cayó la inversión extranjera; al mismo tiempo que aumentaron la deuda y el empleo informal y precario. Todo ello agudizó los graves problemas que enfrenta nuestra región, la más desigual del planeta”

¡Qué curioso! El canciller comunista quiere vender científicos cubanos a otros países para resolver problemas que, según él, afectan a todos. Pero, esto es lo mismo que no querer ver la viga en el ojo propio, porque la mayoría de esos problemas golpean a la economía cubana y el régimen comunista, con todo su supuesto potencial investigativo, no tiene ni idea de cómo resolverlos. Entonces, ¿cómo pueden querer colocar esos servicios en otros países?

Complicado porque los asistentes a la conferencia de la AEC no son bobos, y después del asueto y la diversión turística que les han regalado por venir a La Habana, volverán a sus países poco convencidos de que esa agenda de problemas la puede resolver Cuba, e incluso negando cualquier comparación con escenarios de acoso internacional. Nadie ve el bloqueo o embargo por ningún sitio, tan solo la mente calenturienta de los comunistas cubanos. Cuando en Naciones Unidas se le da al botón, se hace pensando en el escaso o nulo interés que tiene comportarse de ese modo ante una resolución que, visto lo visto, no sirve de nada.

Pero el minuto de gloria de la conferencia llegó con el planteamiento de crear, aprovechando  los procesos de integración en torno al mar Caribe, una zona especial de desarrollo sostenible. Algo así como un Mariel a escala regional. Una idea de manufactura china, casi seguro, o incluso vietnamita, que los cubanos han lanzado en este foro regional para ver si alguien pica. Un modelo de organización económica, basado en la solidaridad y la cooperación de la comunidad internacional, y que apuesta por la cooperación Sur-Sur, que tanto gusta a los asiáticos. 

Una idea que, nada tiene que ver con las corrientes de bienes y servicios que circulan por el Caribe básicamente los últimos, sobre todo financieros especializados, inmobiliarios y turísticos. Esto tiene poco que ver con esa zona a lo chino o vietnamita, que suele apostar en mayor medida por el comercio de bienes o las inversiones tecnológicas. Los comunistas cubanos no han madurado la idea. 

Bruno Rodríguez resaltó que, pese a las dificultades, Cuba “comparte las expectativas con relación a la cooperación Norte-Sur en las áreas claves de la AEC, reconociendo que resulta, además, mutuamente ventajosa”. Si, mucha solidaridad y cooperación, y mucho leer la cartilla china, pero todo en clave de negocio, de dinero, de beneficio y rentabilidad. 

Se acabó el todo gratis. Incluso el canciller cubano pidió que se estudien “nuevos mecanismos financieros, regionales, nacionales y locales, con una intensa y fructífera presencia de las diversas contrapartes de la cooperación en el ámbito del AEC” donde el régimen ha observado que pueden existir oportunidades de negocio. 

Los vínculos fraternales de la cuenca del Gran Caribe, de los que habló Rodríguez, significan dinero y más dinero. Pero nadie se va a asociar con estos proyectos alocados de los comunistas. Hay que ver qué cosas se ven en este castrismo terminal que anuncia para la próxima cumbre iberoamericana de Santo Domingo en marzo de 2023 un “proceso muy interactivo, un sistema de consulta, mirar el globo de lo que se está haciendo en materia de cooperación, para ver qué cosas nuevas podemos hacer hacia adelante”. Cuidado. Avisados estamos. 

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