El paseo de Argelia se alarga sin necesidad

Elías Amor Bravo economista

Concluir que Fihav 2022 ha mostrado con éxito que la economía cubana se dinamiza es ir demasiado lejos. Tampoco han sido tantos los acuerdos entre las empresas, organismos y actores participantes. De hecho, no deja de ser un buen indicador, cómo el equipo dirigente de la economía anda de viaje y puso pies en polvorosa a mitad de la feria, un presagio de que había poco que anunciar y “vender” en el certamen. 

La soledad de Ana Teresita en la clausura, acompañada de un cargo de segundo nivel del partido, Queipo, es un buen ejemplo de que esta feria, la número 38, pasará sin pena ni gloria. No hace falta que la propaganda oficial se esfuerce en decir lo contrario. Con los datos del turismo de octubre, que se conocieron ayer, el sector sigue sin recuperarse, pero las inversiones hoteleras del estado continúan (nuevo proyecto para Santa María del Mar). Un despropósito más.

Los dirigentes comunistas cubanos saben que Fihav y todas las medidas que están adoptando, viaje de Díaz Canel incluido, son inútiles para el desarrollo económico y social de Cuba porque la solución no es desmontar trabas, sino eliminarlas: cambiar el modelo económico. Un modelo que quedó reflejado en los stands y pabellones del régimen, donde por cada diez empresas estatales había menos de una privada, lo que pone de manifiesto que incluso a la hora de atrapar el dinero extranjero, el régimen apuesta por la empresa estatal comunista y lo que es peor desprecia las posibilidades reales para la empresa privada en Cuba.

Y, mientras tanto, las noticias de Argelia no cambiaban el resultado del primer día, lo que llevó a muchos a preguntarse qué estaba haciendo Díaz Canel tantos días en el país africano.

En efecto, el segundo día se colmó con la visita a la gran mezquita de Argel, una atracción turística en toda regla, donde Liz Cuesta evidenció ante el mundo de qué lado está en la lucha de las mujeres de Irán contra su régimen despótico, que las obliga a llevar el velo. Luego hubo una reunión con los cooperantes cubanos en Argelia. Ni un solo acuerdo económico más. Vamos, visto en perspectiva, un viaje de millonarios. Los cubanos deben saber.

Tampoco parece que el objetivo mediático interno se haya logrado. Los cubanos ven en este viaje desde la distancia y el desapego a sus dirigentes, que con este tipo de actuaciones, no hacen otra cosa que abrir más la brecha que les separa de la sociedad. 

La prensa estatal se ha deshecho en todo tipo de alabanzas y parabienes en la crónica de la visita a la gran mezquita, donde Díaz Canel fue recibido por su rector, Mohamed Mamoune El-Kacimi El-Housseini, que se atribuyó funciones políticas y de estado al “resaltar las magníficas relaciones entre Argelia y Cuba” y habló favorablemente de los "servicios de salud prestados durante casi cuarenta años". 

Díaz Canel expresó a su interlocutor que “para la delegación cubana que presido es un honor y gran satisfacción visitar este sagrado lugar donde podemos apreciar la riqueza histórica y cultural de Argelia. Es un hermoso lugar que propicia sentirnos en un ambiente de libertad, paz, armonía y belleza”.

Y, entonces, alguien recordó que nunca antes en la vida Diaz Canel había dedicado un mensaje como éste en una visita a la catedral de La Habana, o a la de Santiago, donde los católicos cubanos jamás han tenido la menor referencia de lugar sagrado o riqueza cultural de la patria en sus templos, por parte de los dirigentes comunistas. De las mezquitas, ya se ve. No hay nada más que decir. Después, Díaz Canel firmó en el libro de autoridades mientras el mundo entero se asombraba del atuendo de su mujer, la que según él no es primera dama, pero que ejerce esas funciones. Incluso con el twitter.

Tras el espectáculo, Díaz Canel se reunió con representantes de los cooperantes cubanos en tierras argelinas, de los que se desconoce número, especialidades y dedicación, pero se sabe que son muchos. Díaz Canel les “explicó la importancia de su gira internacional, que tanto en Argelia como en los otros tres países a los que llegará permitirá abrir caminos para el progreso de Cuba” y al mismo tiempo, “hizo saber el alto reconocimiento que en la nación magrebí hay del aporte que ellos realizan allí”.

También hizo referencia a los acuerdos con el régimen argelino para extender la cooperación en otros ámbitos, sin entrar en detalles (biotecnología y medicamentos, y de los intercambios científico, educacional y deportivo, lo mismo de siempre) todo muy oscuro y poco transparente. Además, con la tranquilidad de que ninguno de los periodistas de la comitiva le iba a pedir estos datos. Ojalá que algún periodista internacional lo haga, y así podemos saber los miles de cubanos que se utilizan por el régimen como instrumentos de recaudación de divisas y a qué se dedican. Igual nos llevamos alguna sorpresa.

A los cooperantes, Díaz Canel volvió a repetir los acuerdos adoptados en el primer día, por cierto ya conocidos, como la condonación de la deuda y la eliminación del pago de los intereses atrasados y alargar los años en que se pagaría esa deuda; el suministro estable de combustible a Cuba, y la estación de generación fotovoltaica que se instalará en La Habana, y que se conectará con el sistema eléctrico nacional. Nada más, nada nuevo. La agenda ya estaba cerrada. De modo que algunos pensaron qué estaba haciendo Díaz Canel en Argelia, si ya estaba hecho el trabajo de pedigüeño.

De burla cruel se puede calificar la explicación a los colaboradores “sobre el contexto económico y social que atraviesa Cuba” como si no estuvieran enterados, aún en la distancia, de las condiciones de vida de sus familiares. Increíble.

Se insiste, no hubo más acuerdos, y el viernes acabó siendo un día de asueto para una comitiva que salió de Cuba de periplo el mismo día que se supo que la estimación de crecimiento del PIB de este año en el plan de la economía, un 4% era rebajada a solo un 2%. Y luego que la ONEI informaba que en octubre solo llegaron a Cuba desde enero 1.198.402 turistas, una cifra que sigue situando los niveles de actividad de 2022 un 65% por debajo de los de 2019 antes de la pandemia. El dato, ciertamente negativo, no permitirá llegar ni a los 1,5 millones revisados para este año, eso sí, los hoteles nuevos siguen en construcción. Una debacle económica en ciernes y Díaz Canel paseando por Argel. Nada que decir. 

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