El régimen saca a pasear el "dóberman" del embargo en Naciones Unidas

Elías Amor Bravo economista 

No cabe la menor duda. El régimen comunista cubano ha sacado a pasear en Naciones Unidas al feroz dóberman del embargo/bloqueo que tiene guardado para las ocasiones oportunas. Como ahora, que logra la atención internacional en este foro de naciones. Y si hay algo que sigue provocando rechazo y cansancio hacia la algarada castrista contra el bloqueo, es la forma que tienen de tratar de convencer al mundo, y en buena medida a ellos mismos, de qué es ese bloqueo que solo existe en la mente calenturienta de unos pocos.

Para empezar, porque como hemos señalado en este blog en numerosas ocasiones, no existe el bloqueo/embargo como tal ya que Cuba comercia, invierte, recibe turistas y subsidios de 192 países del mundo de forma completamente libre. Hay que hablar bien. El diccionario de la Academia de la Lengua Española dice que bloqueo es “fuerza marítima que bloquea”. ¿Alguien ha visto algún barco de Estados Unidos cerrando el tráfico de Cuba desde aquellos días de los misiles nucleares soviéticos? No. Evidentemente, no hay bloqueo. Lo que hay es un contencioso, y parece mejor emplear este término.

Por ejemplo, el castrismo dice que “el bloqueo es un sistema, basado en el odio y las medidas de castigo contra los seres humanos” y. sin embargo, para muchos no es así, y representa una opción legítima de unos derechos económicos que, en su momento, fueron pisoteados por el mismo régimen político que rige los destinos de los cubanos. A nadie preocupó entonces los miles de millones de dólares de derechos de propiedad que fueron incautados por el régimen comunista de Fidel Castro, y lo que es peor, la burla cometida para comprometer unos pagos que nunca llegaron.

De ese episodio, nadie se acuerda, pero fueron decenas de miles las personas que perdieron todo su patrimonio y no solo desposeídos, luego fueron represaliados y encarcelados por el régimen que había confiscado sus derechos. Entre 1959 y 1968 más del 90% del patrimonio de los extranjeros y cubanos pasó a manos del estado. Nadie ha dado jamás la mínima prueba de cumplir de forma objetiva y correcta con las compensaciones. La permanencia del contencioso entre Estados Unidos y Cuba es un firme compromiso del primero con los derechos de sus ciudadanos. No es un acto de odio, precisamente. El castigo se aplica a los que incumplen. Después, con el paso del tiempo, el contencioso fue adquiriendo otros matices hasta llegar a nuestros días, 63 años después.

Desde esta perspectiva, si la comunidad internacional hace reclamos para que desaparezca el contencioso es porque ignoran el trasfondo de los mismos, o simplemente, han tomado partido por uno de los dos lados, en este caso, el comunista cubano. El contencioso no es un “crimen contra una nación vecina, noble, solidaria, respetuosa, que nunca lo ha atacado ni lo atacará”. Por el contrario, es una defensa de los intereses de sus ciudadanos que fueron agraviados por esa nación vecina, y un firme compromiso con las libertades y la democracia.

Por la misma, los comunistas cubanos estiran la cuerda del bloqueo hasta donde les interesa.

Por ejemplo, suelen decir que “el bloqueo provoca que haya niños cubanos que padezcan la falta de algún medicamento, el implante de un órgano, o el uso de un reactivo, por la ridícula razón de tener apenas un 10 % de componentes estadounidenses”. O cuando dicen que el objetivo es que “Cuba no adquiera alimentos, o los tenga que buscar en mercados lejanos, o simplemente prescindir de ellos porque los bancos en los cuales debemos pagar esos alimentos no aceptan transacciones financieras cubanas”.

Falso, el contencioso permite, precisamente, la compra de alimentos de todo tipo y de medicamentos y equipos médicos en Estados Unidos. Los datos lo avalan. Las compras de estos productos superan los 200 millones de dólares al año. La condición es pagar al contado. Lo cierto es que con la data que tiene Cuba de impagos de deuda, ese requisito no solo parece razonable, sino que se debería extender por todos los países que comercian con la Isla. Hace bien Estados Unidos de proteger a sus exportadores.

Y desde luego, mentir y mentir para distorsionar la realidad. No es cierto que por culpa del bloqueo “se ha tenido que suspender el uso de la moneda estadounidense porque no se permite adquirir con ella ningún recurso necesario, sea cual sea”. El dólar se usa en Cuba más en la actualidad que nunca antes, y existe una demanda estable que mantiene elevada la cotización en los mercados informales, reflejando los profundos desequilibrios de la economía.

Los cubanos demandan dólares, y lo seguirán haciendo, por encima de la oferta existente porque es una moneda refugio, que da confianza, que aumenta su poder de compra y que facilita el acceso a todo tipo de bienes y servicios. La necesaria trazabilidad de esos dólares es otra cosa bien distinta, y aquí una vez más, si el régimen no consigue que se acepten los dólares cubanos en los bancos extranjeros, es porque se desconoce el origen de los mismos, y hay que cumplir las normas internacionales de pagos, que, por ejemplo, Fidel Castro despreciaba. Sacar a Cuba de la lista de países terroristas puede llegar a ser, en este caso, hasta imprudente.

Si las relaciones entre Estados Unidos y Cuba siguen tasadas por el marco del contencioso hay un único responsable: el régimen comunista cubano. En el texto está muy claro qué se tiene que hacer y de qué modo para dejar atrás esta situación que, por otra parte, ha existido desde siempre, y tan solo se convierte en una amenaza en aquellos momentos en que Cuba deja de tener algún socio externo dispuesto a subsidiar sus aventuras económicas y políticas. En dicho sentido, entre 1959 y 1993 no se habló de embargo alguno: ¿razón? Las generosas subvenciones soviéticas. Después con las urgencias económicas del período especial, surgió el argumento del embargo, pero al llegar el petróleo de Chávez se volvió a aplacar la tensión. Y así, hasta ahora, donde el castrismo en fase terminal no sabe a qué asirse.

Incluso, es posible que el contencioso esté en sus horas finales. Sin embargo, hay quienes piensan que ahora está más justificado que nunca. En Naciones Unidas, Cuba obtiene victorias todos los años en votaciones sobre esta cuestión. La falsa pelea de David contra Goliat siempre tiene partidarios. De lo que no cabe la menor duda es que el sacrificio de Estados Unidos por dar continuidad a una política que empezó siendo una defensa de los intereses de sus ciudadanos y ha acabado siendo una estrategia acertada para la transformación democrática, económica y social de Cuba, será recompensado cuando Cuba se incorpore al conjunto de países democráticos del mundo. Y eso será pronto. Y entonces, el contencioso habrá concluido.

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